Capítulo 5.

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— Bien Adaline, empecemos –. La grave voz de Conway se escuchó por el pequeño pinganillo que tenía en la oreja –. Dejaras ir a los rehenes uno a uno, fingiremos que estamos negociando y cuando el último rehén salga, saldrás tu ¿De acuerdo?.

— Me he perdido en lo primero.

— Esto no va a salir bien –. Escuché la voz de Viktor.

— Que era broma, os lo traigáis todo –. Escuché un suspiro de casi toda la malla –. Venga que si, que quiero salir ya de aquí.

— ¿Te has asegurado que los rehenes te hayan visto bien la cara? –. El plan era que ellos me miraran bien, para que así ellos mismo fueran hablando de quien era yo –. Y claro, que no estén escuchando que eestas hablando con nosotros.

— Si, me han visto bien y no, no me están escuchando –. Fijé mi vista en los tres rehenes, los tres estaban sentado en el suelo, hablando entre ellos y mirándome –. Venga, vamos a ello.

Me acerqué a la puerta al mismo tiempo que lo hacían Viktor y Conway.

(...)

El último rehén salió de la joyería, Conway me hizo una señal con la cabeza para que saliera.
Me subí a la moto y arranqué, los patrullas y las merys hicieron el paripe durante unos veinte minutos, cuando "me perdieron de vista" me adentré en un parking y dejé la moto para meterme en un coche.

Dejé la mercancía en mi nuevo departamento y volví a salir a la calle.
Los policías no podían arrestrarme ya que Conway se encargaría de retirar mi busca y captura, justo cuando llegué a una cafetería recibí un mensaje de un número desconocido.

“ Has estado genial, ahora a esperar que contacten contigo. En cuanto lo hagan, vuelve a tu departamento, nos veremos ahí”.

Guardé de nuevo el móvil y me senté a esperar. La gente me miraba y cuchichiaban entre ellos, un chico moreno, alto y con rastras se sentó en la silla que quedaba libre a mi lado.

— ¿Qué? –. Mi tono sonó más borde de lo que quería que sonará, pero el chico sonrió y se acercó un poco más –. ¿Vas a hablar o solo vas a sonreír como tonto?.

— Has echo un trabajo impecable –. En seguida supe que se trataba de un miembro de alguna mafia ¿Pero tan rápido se ha enterado de lo que “he echo”.

— ¿Como lo sabes? Hace menos de una hora y tu ya estás aquí, hablando conmigo, quien sabe para que.

— Soy Lamar Jackson, miembro de los verdes, una de las mafias más poderosas de la ciudad –. Este era uno de la mafia que le interesa a Conway, supuse que me quedaría con este ya que no había rastro de la otra –. Y me he enterado de lo que has echo, ya que has cogido de rehén a dos de los míos, eso tiene su mérito.

— ¿Esos dos primos que vestían con jerseys a juego? –. Asintió –. No tienen pinta de ser mafiosos.

— Por eso son perfectos para los trabajos –. Lamar saco un papel con un número escrito en este, me lo dio y se levantó –. Los míos quieren que estés con nosotros, llámame cuando

— Echo –. Lo interrumpí, me levanté y le hice una señal para que me acompañará fuera –. No llevo mucho aquí, así que tu oferta me intriga y me interesa demasiado.

— Puedo llevarte con los demás si quieres –. Estiró su mano en mi dirección, enseguida la acepté y me llevo hasta su coche.

Díez minutos después estábamos delante de una casa, Lamar me indicó que lo siguiera hasta el interior de esta, al entrar había más de siete personas en lo que parecía ser el salón.

— Ellos son, El Guiri, Gema, Rosas, Moco, Segis, Rogelio y Hermenegildo –. Fue señalando uno a uno mientras decía sus nombres –. Chicos, ella es

Su mirada cayó sobre mí, entendí que aún no sabía mi nombre así que me apresuré a decirlo.

— Soy Adaline, encantada –. Sonreí ante todos ellos, los únicos que reconocía eran el tal Segis y Rogelio, los dos primos que estuvieron de rehenes.

— Mira tenemos algo que ofrecerte –. Habló el tal guiri, este se levantó y se colocó delante de mi, aunque tuve que levantar la cabeza para poder mirarlo, aquí todos me sacaban más de dos cabezas –. Queremos que formes parte de nosotros, nadie nunca a atracado  sólo una joyería y a huido tan pacho de la policía.

— Eres perfecta para ser uno de los nuestros –. Lo interrumpió el tal rosas, este también se acercó a mi, pero al contrario que su compañero, este se agachó para quedar a mi altura –. Y también eres perfecta para hacer un trabajo.

— ¿Qué trabajo? –. Su cercanía me ponía jodidamente nerviosa, pero no tuve más remedio que disimular.

— Queremos que te infiltres en otra mafia y nos des información sobre ellos –. Después de decirme el estupido plan, se separó de mí y quedó a su altura normal.

— ¿Por qué tengo que hacerlo yo?.

— Tengo entendido que eres nueva en la ciudad ¿cierto? –. Asentí –. Ellos no te conocen y mucho menos sabrán que eres uno de los nuestros.

— Y si me descubren tampoco perderías a nadie inprotante ¿cierto? –. Esto era genial, estaría infiltrada en dos mafias a la vez ¡Tómate esa, Conway! Al final me haría policía y todo.

— Exacto –. Habló uno de los primos, para ser precisos, fue Rogelio quien habló.

— Primo tío, pero con más tacto, joder –. Segis le dio una colleja y luego se dirigió a mi –. Perdona, el chico cadese de inteligencia.

— Tranquilo, no pasa nada.

— ¿Entonces aceptas? –. Lamar me miró esperando mi respuesta, enseguida asentí.

(...)

Después de explicarme el plan, Lamar volvió a dejarme en la cafetería donde nos habíamos conocido, de ahí volví a mi departamento.

— ¿Has conseguido algo? –. Di un salto al esuchcar una voz, el departamento estaba totalmente a oscuras y no se podía ver absolutamente nada –. Coño, que soy yo, anormal.

— ¿Qué coño hace a oscuras? ¿No sabe qué existe la luz? –. Encendí las luces del departamento y por fin divisé al dueño de esa voz, se encontraba en el salón con una copa entre sus manos –. ¿Como ha entrado?.

— Tengo llaves, te recuerdo que el departamento lo compré yo, claramente tengo una copia de las lleves –. Dejó el vaso sobre la mesita que tenía justo delante de él y se levantó –.¿Has conseguido algo?.

— Si, los verdes han sido los primeros en contactar conmigo –. Me acerqué hasta su posición y me senté justo donde él estaba segundos antes –. Pero tengo mejores noticias aún.

— Entonces habla, coño –. Conway se sentó en el sofá que se encontraba delante de mí, se curzo de brazos y espero que yo hablará.

— Quieren que me infiltre entre “el sistema”, bueno, en realidad quieren que trabaje como mecánica ya que ellos saben que muchos de los miembros de esta mafia son los mecánicos, creen que si me ganó su confianza, empezarán a tomarme como uno de los suyos y me explicaran sus planes –. Conway parecía no estar muy convencido, y a ser sincera, yo tampoco lo estaba –. Yo creo que si estoy entre los mecánicos, podré conseguir información sin que se den cuenta.

— Esta bien, pero si dentro de un mes no conseguís nada de ninguna de las dos mafias, dejaremos esto y tu vida volverá a la normalidad –. Asentí –. Me encargaré de enviar tu solicitud de trabajo al taller de mecánicos.

— Esta bien... –. Conway se levantó, lo seguí hasta la puerta y este me miró antes de abrir la–. Conway... ¿Prometes protegerme?.

— Si, lo prometo –. Giró totalmente su cuerpo y se acercó un poco a mi –. Puedes estar tranquila, no dejaré que te pase nada... Te doy mi palabra.

— Gracias...

Sin decir nada más, Conway salió del departamento y cerró la puerta tras él.

(.)

Suspiros llenos de tí. (Jack Conway) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora