Capítulo 4 - "María José"

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— ¿A dónde vas? — Mario, siendo la persona curiosa que siempre fue, no pudo evitar sentir curiosidad al ver como la habitación de su novia se había transformado en un enorme desorden de ropa, zapatos, y bolsos. Eso solo podía significar una cosa; Poché saldría.

—Saldré con Paula. —Respondió Poché cortamente. Estaba en lo cierto.

—Ah...

—¿Ah? ¿Ah qué? —Poché dejo de mirarse al espejo por un momento para ver a un confundido Mario en la puerta de su habitación, el muchacho parecía estar sumergido en un profundo pensamiento. —¿Qué sucede Mario?

—Nada... Es que... Cada vez que sales con Paula solamente puedo pensar en problemas. — Rio.

—Hey, yo sé que Pau no es la mejor en eso de mantener la compostura. Pero créeme, sabe lo que hace. —Volvió su atención al espejo e intento terminar de alisar su cabello. —Además tus amigos no son unos ángeles tampoco. —Le reclamo.

—Eso es cierto. — Tomo asiento en la cama de Poché, bueno, mejor dicho en el único espacio de la cama de Poché que no estaba cubierto por su incontable cantidad de vestidos. —¿Y a dónde irán?

Poché se paralizo por completo. No podía decirle a su novio y futuro esposo que su mejor amiga estaba a minutos de llevarla a un club para adultos. Si bien la ojiverde siempre fue 100% sincera con Mario, al igual que él lo fue con ella, sabía que el chico era demasiado inseguro de sí mismo y a pesar de que confiaba en ella plenamente, si le decía en que consistían sus planes para la noche él iba a ponerse intranquilo imaginando un montón de situaciones que podrían llegar a ocurrir durante su ausencia. Y conociéndolo, hasta podía llegar a tener un ataque de pánico. Exagerado, sí, pero así era él.

Poché conoció a un humilde Mario Ruiz durante una de las tantas jornadas de entrevistas de trabajo que tuvo que atender en la empresa familiar, hace aproximadamente cinco años. El joven atravesó con sus nervios al máximo la puerta de una recién graduada de la universidad de economía María José Garzón para intentar ganarse el puesto de encargado de seguridad de la empresa, desde ese entonces la joven noto que el chico era sumamente inseguro de sí mismo y demasiado tímido, cosa que a Poché y a su padre les transmitió cierta confianza y lo cual le resulto un atributo favorable para el al momento de elegirlo para el tan preciado puesto. En parte, Poché amaba la forma en que él muchacho se sentía intimidado ante su presencia, a pesar de que él era dos años mayor que ella, la hacía sentir como la jefa que su padre siempre le comentó que quería que fuese cuando se hiciera parte del negocio familiar, pero luego sentía culpa porque el joven solo intentaba hacer bien su trabajo y ella solo ocasionaba que sus nervios le jugaran una mala pasada y que en consecuencia el chico cometiera errores en sus tareas laborales, errores que obviamente ella se encargó de perdonar y encubrir.

Le tomo a Mario al menos dos años para decirle a Poché que era hermosa, un día jueves cuando la empresaria entro a su pequeña oficina para preguntarle amablemente si tenía alguna pluma que pudiera tomar prestada ya que la suya se había quedado sin tinta, y le tomo solo tres segundos arrepentirse y disculparse con su jefa pensando que lo que había dicho había estado completamente fuera de lugar, así fue como Poché descubrió que el chico tenía una tendencia a hablar rápidamente cosas sin sentido sin poder evitar tartamudear en algunas ocasiones cuando creía que se había metido en serios problemas, habito que después se volvió algo molesto con el correr de los años. Después de eso, le tomo cuatro meses más retomar valor para invitar a su jefa a salir, o al menos intentarlo, ya que Poché tuvo que descifrar lo que el chico estaba intentando decir con sus tartamudeos. No les tomo más de cinco citas en darse cuenta de que merecían una oportunidad en el amor, y después de la sexta cita lo suyo se volvió oficial.

Culpable Tentación [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora