Capítulo 46 - "Camila, la salvadora"

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—Gracias por acompañarme hoy, Niela.

—Como sea.

El mal y egocéntrico comportamiento de Calle no parecían tener un fin, ni siquiera cuando estaban fuera de la oficina y nadie podía verlas. Ni siquiera en los momentos de privacidad con Poché bajaba la guardia a no ser que ella encontrara la forma de llamar su atención, por más fuerte que intentase ser, no podía negar que los delicados besos de Poché eran un placer del que quería disfrutar. Otra de las razones por las que empezó a comportarse de esa forma aún más a propósito, era porque sabía que al provocarla Poché intentaría calmarla con su cariño, eso había pasado en los últimos días; ella provocaba a la chica sea como sea, de maneras inimaginables para cualquiera, pero al final de cada discusión Poché siempre intentaría calmarla de la misma manera.

Algo bueno iba a resultar de todo este conflicto, y solo pudo sonreír al pensarlo.

—¿Por qué sonríes? —Le pregunto Poché con un poco de esperanza, tal vez ella era la causa de esa sonrisa.

—Nada en especial. —Mintió. —¿En qué piso queda la oficina de esta tipa? —Quiso cambiar de tema para no delatar las intenciones que estaba ideando en su mente, y porque de verdad quería terminar con esto de una vez. No la mal interpreten, estar en la presencia de la hermosa ojiverde no era incomodo, al contrario, sino porque preferiría estar en otros lugares, haciendo otras cosas... Como en la privacidad de su oficina en lo alto de la empresa, besando a Poché con dulzura mientras se sentaba en su regazo y disfrutaba del fuerte y posesivo agarre de sus manos en su cintura, en la posición en la que terminaban cada vez que discutían desde que ella supo la verdad. Pero no sabía en cuanto tiempo iba a poder darse ese gusto porque el maldito ascensor en el que estaban era demasiado lento para su gusto, "si hubiese usado las escaleras de seguro hubiese llegado más rápido" pensó al dejar escapar un largo suspiro.

—En el octavo, pero tranquila, no vamos tarde. —Poché puso una mano en su hombro para intentar calmarla.

—No es eso lo que me preocupa. —Se sacudió para poder sacarse la mano de la joven de encima. —Me preocupa saber lo que le has dicho a esa tipa de mí.

—En primer lugar, se llama Camila. Y en segundo lugar, ¿qué te hace pensar que eres tan importante en mi vida como para que le hable a mi psicóloga sobre ti? —Y ahí estaba, la guerra de egos y provocaciones diarias que tenían que siempre terminaba llevándolas al mismo sitio: buscando consuelo en los brazos de la otra.

—Evidentemente algo le has dicho sobre mí. —La risita burlona que se escapó de sus labios hubiesen hecho de derretir a Poché en un segundo, si no fuera por el hecho de que están en medio de una discusión. —Dudo que quiera hablar especialmente conmigo si nunca le contaste sobre mí. —La sonrisa no se borraba de su rostro, porque sabía que esta vez le había ganado. —Pero debo reconocerlo, eres buena aparentando indiferencia. —Pues, mira quien lo dice.

Podrían estar discutiendo todo el día, ambas sabían que en el fondo se estaban cansado de esos juegos pero con sus cortos temperamentos y egos enormes era difícil hablar sin discutir, incluso por la más mínima cosa. Para suerte de ambas, antes de que la pequeña discusión pudiese tomar otro rumbo —tal vez el que ambas estaban buscando? las puertas del ascensor se abrieron dejando justo frente a la vista de las chicas la puerta del consultorio de Camila.

—Por favor, sé que no nos estamos llevando bien últimamente, pero se educada con ella. —Le pidió con honestidad, jamás había visto a Camila enojada, a veces hasta dudaba si la chica alguna vez lo hacía porque siempre estaba en calma. Pero no tenía dudas en que si Calle quisiera, la sacaría de quicio con tan solo unas palabras de su filosa lengua.

Culpable Tentación [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora