Capítulo 25 - "Te amo" III

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—Así que golpeaste a Mario.

Camila no era una persona fácil de sorprender, pero la confesión que Poché acababa de hacerle no era algo fácil de procesar.

—¿Tenemos que agregar problemas de ira a tu historial, Poché?

—No tengo problemas de ira. —Se defendió.

—Bueno, entonces quiero creer que hay una razón entendible detrás de toda esta situación. —Termino de escribir unas últimas palabras en su libreta y se quitó los lentes. —¿Quieres empezar a contarme que fue lo que sucedió con claridad?

No fue fácil lograr que Poché confesara cual era con exactitud el hecho que la estaba abrumando, Camila pudo sentir que algo estaba inquietando a la joven apenas atravesó la puerta del consultorio, ella normalmente era calma y siempre saludaba a Camila antes de sentarse en el sillón y comenzar a hablar sobre su semana y las cosas que le inquietaban, pero esta vez Poché entró al lugar sin siquiera percatarse de la presencia de la pequeña psicóloga, tiró su bolso sobre el sillón y en vez de sentarse comenzó a dar vueltas por todo el lugar, jugando con los libros, adornos y juguetes que Camila tenía para los pacientes más pequeños y así poder evitar ir directamente al tema, porque para ser honesta, ni siquiera la misma Poché aun podía terminar de comprender que era lo que exactamente había pasado la otra noche.

Todo fue algo confuso, jamás se imaginó estar en una situación de violencia con su pareja, mucho menos que ella fuera la causante de esta. Lo cierto es que luego de golpear a Mario, se arrepintió por completo, no por él, porque él no se merecía su arrepentimiento, sino porque lo que acababa de hacer iba en contra de todo lo que sus padres le habían enseñado, en contra de cómo había sido educada, pero de cierta manera y a pesar de esa sensación de ir en contra de todos sus principios, ver la sangre caer de la nariz de Mario mientras el lloraba y gritaba que por favor lo ayudara no le movió ni un cabello, aunque Poché lo ayudó claro, le dio un par de gazas para que se ponga en su nariz y tan pronto como el chico se recuperó del golpe y quiso intentar inútilmente disculparse por su error, Poché arruinó su oportunidad y lo echó de su casa diciéndole que no estaba de humor para hablar con él en ese momento... Y probablemente jamás lo estaría.

Tampoco estaba de humor para hablar con la otra participe del conflicto, Calle. Estaba preocupada, pero luego recordó lo fría que su orgullo la había hecho actuar cuando la bailarina no necesitaba otra cosa más que un poco de contención y se sintió asqueada de sí misma, probablemente Calle la esté odiando en este momento. Tal vez pedir perdón era el mejor comienzo para calmar todas sus dudas, pero decidió esperar unos días a que todo se enfrié. Si iba a disculparse, iba a hacerlo bien.

—Poché... —Camila volvió a insistir cuando la joven parecía haberse perdido en su mundo.

—¿Recuerdas esa vez que hablamos sobre los estereotipos y como las apariencias engañan? —Se dio vuelta para mirar a Camila y pudo ver justo como la chica asentía. —Tenías razón.

—¿Con qué?

—Mario me engañó. —No sabía si era por su forma de ser, o porque su trabajo ya la había dejado bastante impresionada en el pasado, pero a Camila no se le movió ni una facción del rostro cuando Poché dijo eso, no estaba para nada sorprendida.

—No eres la única a la que se ha equivocado al confiar demasiado en su pareja, no estés ma...—Poché la interrumpió.

—Eso es justamente por lo que estoy aquí Camila. Debería sentirme mal, de que mi futuro esposo no es la persona que yo creí que era, pero no lo estoy.

—¿Y eso te incomoda?

—No. —No lo estaba notando, pero por alguna razón se estaba soltando mucho más en esta sesión, expresando sin miedo sus pensamientos, que en los dos últimos años de terapia. Camila estaba comenzando a sentirte orgullosa de su trabajo. —A decir verdad, me alivia.

Culpable Tentación [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora