El violinista

Como gotas de lluvia

Zenitsu Pov.

Las luces lastiman mis ojos los reflectores no dejan de iluminarme, escucho con detalle las voces y murmullos de todas las personas que están presentes en el teatro.
Hace un tiempo atrás no pude imaginar que estaría siendo observado por tantas personas todas aglomerándose por escuchar la música que toco de mi violín desde que era pequeño me fue natural poder interpretar el sonido mejor de lo que una persona normal pudiera hacer.

Los diversos sonidos musicales en el ambiente crean una melodía única que puedo reflejar al tocar las cuerdas del violín y saber el pensamiento más íntimo que los demás a mi alrededor tratan de ocultar.

Pero una vez creí que era una maldición.

En el orfanato que me crie podía escuchar todo con tanta claridad y agudeza que los demás niños me tenían miedo decían que era un "Fenómeno" no se me acercaban y tampoco querían hablar conmigo ya que todos pensaban que leería sus pensamientos y eso les asustaba.

Jamás fue mi intención hacerlo a propósito.

Trate muchas veces de no escuchar la mayoría del tiempo presionaba mis orejas con las palmas de mis manos para evitar que el sonido siguiera filtrándose.

Era casi imposible porque sus voces que transmitían desprecio y repudio hacia mi sonaban cada vez más fuerte mientras me juzgaban con la mirada apuntándome como un bicho raro que no podía encajar entre ellos.

Incluso parecía que las familias que llegaban al orfanatorio en búsqueda de adoptar algún niño de su agrado parecían percibir la notoria diferencia que yo poseía me quedo confirmado al observar como pasaban a mi lado como si no existiera como si fuera una simple pintura en la pared o un ente invisible que no valía su tiempo de ni siquiera darle la mirada.

Soledad

Era el sentimiento que a diario me envolvía.

¿Porque mis padres no me quisieron?

Una pregunta que me torturaba día tras día.

Quise animarme al pensar que tal vez no podían cuidar de mi y que con pesar tuvieron que entregarme a las autoridades del orfanato.

Pero era consiente que solo era una inocente fantasía que yo mismo cree para no aceptar que a diferencia de los otros a mi no me dieron un nombre algo que supe de la misma directora quien me dijo que en el orfanato fue donde me habían otorgado un nombre al no poseerlo.

Me arme de valor y le pregunte a la directora del orfanato por mi origen pero ella solo me respondió que fui abandonado en una casa en ruinas y fui rescatado por uno de los policías que de casualidad había ido a evaluar los daños que se presentaban.

Me encontró y me salvo de morir de frio.

Fue en una noche helada de septiembre.

Termino su relato la directora para ordenarme volver a mi habitación.

Todos los colores desaparecían a su alrededor y el sonido era lo único que prevalecía.

Sus murmullos y egoistas pensamientos lastimaban mis oídos solo quería desaparecer ya no quería sufrir más que de alguna manera mi alma se liberara de mi cuerpo y dejar de escuchar sus exasperantes voces que tanto mal me hacían.

Así viví mi día tras día.

Hasta que conocí al abuelo.

Llego una tarde de sábado.

Como si fuera una costumbre molesta todos mis compañeros se aglomeraban a las visitas rogando simpatizar con ellos y ser adoptados.

No me importo.