Narumi Pov.
Los pequeños sonidos del tierno Gorrión me mantienen pensativa mientras lo acaricio con delicadeza sosteniéndolo en mi mano, han pasado algunas horas desde que le grite a Zenitsu y le cerré la puerta en el rostro, su conducta era realmente inestable no pude creer que hubiese hecho un acto tan noble de haber rescatado a un pequeño Gorrión salvándolo de morir y después se retractara al decir sin escrúpulos que se arrepentía y hubiese estado bien que los gatos del parque lo devoraran, no aprendía la lección todavía de lo que sucedió en la oficina de mi restaurante "tenía que controlar a medir sus emociones y sus palabras" pero era como pedirle manzanas a un árbol de duraznos, algo no estaba bien en su mente, el mayor enemigo de Zenitsu ahora era el mismo, nunca fue igual a los demás y aunque yo había aceptado su personalidad Zenitsu ponía a prueba mi paciencia.
Suspire frustrada, si tan solo confiara en mi amor por el plenamente.
Deposite al pequeño Gorrión de nuevo en su jaula, le sonreí con amabilidad para dirigirme a mi closet y buscar uno de mis vestidos de dormir eligiendo una opción con tela más ligera y de tirantes, al cambiarme tome una de mis lociones con fragancia a frutas de mi tocador para aplicármela en mis brazos y mis piernas para evitar que mi piel se resecara, desenrede mi cabello del tallo de Glicina y lo cepille con cuidado cerciorándome que quedara lacio y deshacerme de las pequeñas flores enredadas en los mechones, me recosté en mi cama y pensé nuevamente en la conducta de Zenitsu.
Trate de seguir molesta por lo que había sucedido pero me sorprendí al percatarme que ya no lo estaba.
Al observar mi despertador marcaba ya las 10:30 de la noche, no había vuelto a escuchar otra queja de Zenitsu y trate de convencerme que habría recapacitado limpiado su habitación y se encontraba dormido en ella, una enorme curiosidad por saberlo e ir a cerciorarme de ello me agobio pero me sostuvo al arroparme con mis sabanas, no debía flaquear en mi postura de enojo.
Zenitsu no podía hacer simplemente todo lo que deseaba sin tener en claro que eso le traería consecuencias y no esperar que siempre estuviera con mis brazos abiertos y perdonarle sus faltas con tanta facilidad.
Pero para su ventaja o mejor dicho mi desventaja no podía permanecer enojada con el tanto tiempo ya que sin importar cuanto me sacara de quicio el enojo jamás duraba tanto y tan solo al ponerme esa carita tierna y que sus brillantes ojos ambar derramaran lagrimas conmovían mi corazón hasta tal punto que no dudaba en perdonarlo en el mismo instante.
----No será tan fácil.---pronuncie luchando contra mis sentimientos y deseos por verlo y cerciorarme que estuviera bien en su habitación.
No pare de dar vueltas en mi cama ya que esa duda comenzó a llenarme de ansiedad, sentía tanto el colchón y mis sabanas incomodas ya que el tener ese pensamiento no me dejaba conciliar el sueño, pose mi vista en mi mesa de noche percatándome que el pequeño Gorrión seguía durmiendo tranquilo en el nido que poseía dentro de su jaula, sonreí una vez más por la tranquilidad que me causo pero no me ayudo a conciliar el sueño, cerré los ojos con fuerza y trate de obligarme a dormir pero fue inútil.
-----Lo sabia, es imposible.---deje de arroparme con las sabanas y me senté a la orilla del colchón.---Zenitsu me hace enloquecer.
Pronuncie frustrada ya que me ganaron las ansias de verlo, me puse de pie y me mentalice a mí misma que solo daría un pequeño vistazo dentro de su alcoba y al percatarme que estuviera dormido volvería a mi habitación.
Me puse mis pantuflas y camine despacio saliendo de mi cuarto, debido a lo oscuro de la sala encendí las luces, cual fue mi sorpresa al observar que Zenitsu se encontraba sentado aun en el sillón, me acerque con prudencia y parpadee mis ojos al percatarme que se encontraba completamente dormido dando de vez en cuando pequeños ronquidos con un pequeño hilo de saliva saliendo de su labio inferior.

ESTÁS LEYENDO
El violinista
DragosteLas luces brillan a su alrededor desprendiendo un aura dorada que marca lo reluciente de su vestimenta al tocar los delicados acordes musicales la bella sonata de su violín te envuelve en un hermoso sueño del que no quieres despertar su rostro apa...