capítulo 49

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―Yo también te amo― Suspiró, fue más como una exhalación de alivio en realidad. Apoyó su frente en la mía y sólo disfrutamos de la sensación. Habíamos estado más cerca, pero en este momento, esto era todo lo que queríamos.

Eso fue, hasta que recibí un mensaje de mi padre.

"Lisa, espero que estés bien. Voy a permanecer afuera esta noche. Te amo bebé. Y dile a Jennie que se comporte."

No podía dejar de reír y le mostré a Jen el teléfono, ella hizo una mueca cuando vio el mensaje.

―Él claramente no sabe que su hija es la pervertida en esta relación...― Bromeó y recibió un puñetazo juguetón en el hombro.

―Ya, ¿a quién estás llamando pervertida?― Fruncí el ceño.

―A la que está jugando con el tirante de mi sujetador― sonrió.

Mis ojos se dispararon y me di cuenta se que tenía razón, yo ni siquiera sabía que lo estaba haciendo. Era como una segunda naturaleza en mí, me ruboricé y bajé la cabeza.

―Hey, no te preocupes. Me gusta― sonrió.

Levanté la cabeza y sus ojos estaban en llamas. Mantuve mi mirada fija en la de ella y sus ojos eran cada vez más oscuros. Eran como un charco de arenas movedizas, haciéndome hundir en sus profundidades con cada pequeño movimiento que hacían. Mis bragas estaban empapadas, yo no sabía si podía contenerme de lo que quería hacer.

La tomé de su cuello y estrellé mis labios con los suyos. Esto no era como los dulces besos que solíamos darnos, o los besos contra la nevera. Esto me hizo temblar de puro éxtasis mientras su lengua reclamaba su lugar en mi boca. Yo le pertenecía y ella lo sabía.

Ella gimió en mi boca mientras luchábamos por la dominación. Nuestras lenguas se deslizaban y se empujaban entre ellas, sentí cuando sus caderas comenzaron a subir y bajar. Cerré los ojos con fuerza cuando mudo una de sus a descansar en mi trasero, antes de darle un pellizco descarado. Gemí y eso sólo me hizo crecer su deseo.

No me sorprendió cuando ella comenzó a tirar de mi cuello, así que me puse de pie y levanté mis piernas para envolverlas alrededor de su cintura. Ella era sólo un poco más alta que yo, y era tan fuerte que me levantó y sostuvo allí con facilidad, mientras caminábamos hacia las escaleras.

Sabía que sería difícil para ella subir de esta manera, y mucho más si íbamos entre besos, así que le dije que fuéramos al sofá, habíamos adquirido uno nuevo ya, era mucho más grande y amplio. Era perfecto para este momento.

Murmuró un sí y se giró hacia el sofá. Caímos en él y nuestros labios entreabiertos se separaron por una fracción de segundos hasta encontrarse de nuevo, se sentía tan natural, tan jodidamente perfecto.

Apretó sus muslos alrededor de los míos y tomó uno de mis brazos para fijarlo por encima de su cabeza. Entrelazo nuestros dedos, eché un vistazo a ellos y tuve que sonreír.

Mi mano libre hizo un camino por sus hombros y sus curvas tonificados. Empecé a acariciar, y esta vez usé mis uñas en lugar de mi palma. Me acordé de que era algo que le encantaba, he hice cosquillas de arriba a abajo de su cintura por un tiempo hasta que gimió.

Sentí sus manos tratando de tirar de mi camiseta, que con mucho gusto me deshice de ella. Una vez que mi espalda estuvo desnuda, me apoyé en el sofá. Sus besos dejaron mi boca e hicieron un camino de mis labios a mi mandíbula hasta que llegaron a mis pechos.

Me torturaba dejando besos sensuales alrededor de todo mi pecho y no tocaba mi pezón, el cual ya estaba necesitado de atención. Solté un gemido y arqueé la espalda, empujando mi pecho hacia su boca, pero ella solamente sonreía y seguía en el otro seno. Luché contra ella, pero se mantuvo firme, algo que me gustaba porque me recordó que estaba bajo su dominio. Una vez que decidió que me había torturado lo suficiente, sacó la lengua e hizo pequeños círculos alrededor de mi pezón sensible hasta que finalmente lo llevó a su boca, su lengua húmeda y tibia me brindaba todo tipo de placer.

Lujuria Oculta [Jenlisa; adaptación]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora