CAPÍTULO 2

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En el departamento solo se oían los gemidos sofocados del mayor y los gruñidos del más jóven.

–¡Joder, Mean! Más fuerte, ya casi– El más bajo hundía sus uñas romas en la espalda del más joven que empujaba con fuerza dentro suyo, sus piernas cortas envueltas en las caderas del más alto atrayéndolo hacia su cuerpo.

Mean podía sentir su cuerpo a punto de estallar. Empujó su rostro contra el cuello de su pareja sintiendo su pulso y lo besó. No pudo evitarlo, gruñó abrazando más fuerte al más pequeño. Se sentía tan bien tenerlo entre sus brazos. La llama en su pecho ardía cálida y brillante, como hacía cada vez que estaba con el mayor.

De repente sintió los dedos de Plan en su cabello obligándolo a apartarse de su cuello y guiándolo hasta su boca para besarlo y luego bajar lentamente por su mandíbula hasta su cuello en donde habló.

–Me amas, ¿Cierto?– Mean sólo pudo gruñir y empujar más fuerte mientras apretaba las piernas de Plan, que al ver que no contestaba tiró más fuerte de su cabello– Te pregunté si me amas, contesta. – Su voz no perdió su tono de mando a pesar de los jadeos que no pudo evitar dejar escapar entre palabra y palabra.

–¡Si! Te amo, te amo mucho Plan. Lo sabes – la voz del más alto sonaba ronca de tanto gemir. Intentó volver a esconder su rostro en el cuello del mayor pero éste lo tiró del pelo obligándolo a mirarlo a los ojos.

–Eres solo mío. Eres de mí propiedad, ¿Entiendes?– Con su mano libre acarició el rostro de Mean rozando con sus dedos sus labios. Al mismo tiempo movió sus caderas para encontrarse con las embestidas de su pareja, que sólo pudo gemir más fuerte ante el nuevo placer – ¡¿Entiendes?!– Volvió a preguntar Plan mientras apretaba el agarre en el pelo del más joven.

–Solo tuyo, solo tuyo– Gritó el más joven mientras daba una última embestida y alcanzaba su orgasmo. 

Plan miró a su chico correrse y deseó que no le gustara tanto. Deseó amarlo un poco menos. Ser lo suficientemente fuerte. Lo suficientemente valiente como para ya no amarlo de esta manera.

Pero cuando Mean levantó la cabeza y lo miró a los ojos, solo no pudo. No cuando la brillante luz del menor era lo único que calentaba su interior.

No pudo hacerlo. 

•••

–Vamos tarde de nuevo, Plan– Se quejó el más joven mientras detenía el auto frente al parque en donde filmarían ese día. No se veía a nadie del equipo. Pero, teniendo en cuenta que habían llegado una  hora tarde seguro todos ya estarían en el lugar de la escena.

–Valió la pena– Dijo el mayor mientras revisaba su teléfono que había estado sonando todo el camino.

Mean sintió un escalofrío atravesar su espalda. Él sabía lo que eran esos mensajes. Plan jamás lo había negado u ocultado.

Fingió no saber. Deseó no saber.

 Miró el perfil de Plan que sonreía a la pantalla mientras escribía. Se sintió tan poca cosa, se sintió estúpido. Se preguntó qué era lo que le faltaba. Qué andaba mal con él.

–Oye, Plan. – Dijo Mean sintiéndose nervioso incluso antes de preguntar. Solo obtuvo un "Hmm" del mayor que seguía atento a su teléfono  – Sobre ayer… Perth solo bromeaba, además no dijo nada malo– Mean apretó el volante hasta que sus dedos estuvieron blancos – De todas formas estamos saliendo ¿No?– Por primer vez desde que el auto se detuvo Plan levantó su vista y lo miró.

–Claro que salimos. Pero no hay necesidad de que el mundo entero lo sepa, las relaciones son entre dos personas– El más bajo extendió su mano para acariciar el cabello de Mean – No quiero que tengan una idea equivocada de mí. Yo no soy gay – El corazón del más alto se detuvo en su pecho 

–¿Entonces que conmigo?– Preguntó el menor en un hilo de voz.

El mayor movió su mano hasta la nuca del Mean apretando suavemente.

–Tu eres la excepción. –Apretó más fuerte su agarre en el cuello de Mean – Y eres solo mío.– Dijo soltando al menor y saliendo del auto.

Mean sintió ese calor familiar en su pecho y se apresuró a seguir al mayor.

–¡Plan!– llamó al mayor que continuaba escribiendo mensajes y no se detuvo ante el llamado de Mean – ¿Por qué tenemos que escondernos? – Susurró el más joven.

El mayor se detuvo en seco y se dió vuelta para mirarlo a los ojos.

–No te equivoques. – Dijo bloqueando su celular y guardándolo en su bolsillo– Tengo una reputación que mantener, mucho que perder– se acercó hasta quedar frente a Mean –No estoy dispuesto a perder tanto por nadie– 

–Yo...– 

–¿ACABAN DE RECORDAR QUE TIENEN QUE TRABAJAR? OH DIOS!! GRACIAS POR PERMITIRME EL HONOR DE SU PRESENCIA– Grito irónicamente el director – TIENEN 5 MINUTOS PARA ESTAR LISTOS, ADENTRO YA!– La interrupción de New salvó el orgullo de Mean, que ya estaba preparado para rogar por un poco de afecto. Solo un poco. No necesitaba más. 

 Con las palabras del mayor sintió su pecho helado. La ardiente llama en su pecho se debilitó por un instante. Mean solo apretó los puños, deseando ser más fuerte.

•••

–Mean,¿Podrías hacerme un favor? – Pidió Gong acercándose con una pila de cajas –Necesito que lleves esto al cuarto de vestuario. Sé que no es tú trabajo, pero..–

–GONG!!!– New entró al set– ¿DÓNDE DIABLOS ESTÁS? MALDITA SEA– 

–Por favor Mean, lleva estas cajas al cuarto de vestuario– Dijo el estilista entregando la pila de cajas al menor. –YA VOOOOY–

Mean solo sonrió al ver al director tan estresado. Cruzó los pasillos ahora vacíos después de terminar las grabaciones, tarareando una canción.

Llegó a la habitación con el letrero de "VESTUARIO" y entró.

La canción se detuvo.

Las cajas cayeron al suelo, esparciendo zapatos por todos lados.

Los oídos de Mean zumbaron, su respiración se cortó y su corazón latía rápidamente. Buscó su pequeña llama que intentaba mantenerse ardiendo pese al horrible viento helado que trataba de apagarla.

Cerró los ojos y apretó los puños. Su pecho se sintió tan frío.

–Lo siento– susurró y se dió vuelta.

–Espera, Mean– Dijo Plan separándose de la chica que seguía abrazada a él mientras besaba su cuello.

El menor se detuvo, sintiendo un nudo en su garganta. Carraspeó.

–¿Si?– Dijo intentando no sonar tan mal como se sentía.

–Cierra la puerta al salir–

 Mean solo pudo asentir y obedecer.

No era la primera vez, no sería la última.

Y continuaría así, porque no era lo suficientemente fuerte.

No aún.

Mientras Mean recorría los pasillos hasta el estacionamiento las lágrimas comenzaron a bañar su rostro. 

No le importaba.

En el momento que entró al auto lloró. No lo hacía hace algún tiempo. No tenía sentido llorar, no arreglaría nada.

Pero esta vez lloró.

Lloró por su corazón destrozado.

Lloró por todos los años que estuvieron juntos.

Lloró por todas las veces que lo había atrapado.

Lloró por su pequeña llama que luchaba por seguir brillando.

Lloró por no poder evitarlo.

Y se preguntó ¿Por qué se hacía esto a sí mismo?

Esa noche, mientras Plan dormía abrazado a él después de hacer el amor, pudo responderse.

Lo hacía porque lo amaba. Lo amaba más de lo que se amaba a sí mismo.

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