CAPÍTULO 5

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Mean intentó no reaccionar. Actuar como si estuviera todo bien. Como si estuviera bien que Plan no hubiera aparecido esa mañana. Se despertó y él ya no estaba. Todo bien. No tenía por qué pasar nada. Tal vez solo fue a tomar aire.

Pasaron las horas y Plan no volvía.

Ok.

Llegó la hora de ir al trabajo y él no estaba en casa, ningún problema.

Mean condujo solo hasta el parque.

Pasaron las horas y él no llegó.

Se cancelaron las grabaciones y Plan no apareció. No contestaba el teléfono.

Todo excelente.

Mean volvió a casa.

Plan no estaba allí.

Plan no contestaba el teléfono, nadie sabía dónde estaba. Mean no tenía el número de su familia. Plan jamás había querido que tengan contacto. Mean no conocía a los amigos de Plan, el mayor no se molestó en presentarlos.

Pasaron las horas. Llegó la noche y Mean no sabía en donde estaba Plan.

Y no tenía la menor idea de dónde podría estar. No sabía a dónde iba en su tiempo libre o con quién. Él simplemente no lo sabía.

Por su cabeza pasaron mil escenarios, uno más terrorífico que otro.

Plan enfermo, Plan herido, Plan en una toma de rehenes, Plan asesinado para robar sus órganos.

Ya para las 2 de la madrugada Mean sentía su cuerpo temblar. Sentado en el sofá empezó a sentir como su respiración se agitaba y su corazón latía con fuerza. Sus puños apretados tan fuertes que lastimaba sus manos. Sus oídos zumbaban y su mente parecía volar de un pensamiento horrible a otro. Trató de aferrarse a su llama, pero en su desesperación no podía encontrarla. Y eso sólo lo empeoró.

No sabe en qué momento comenzó a llorar, pero ya no podía detenerse. ¿Por qué estaba llorando?

Su cuerpo se sentía ligero y lleno de energía. Tan tenso, esperando algo. Esperando la peor situación. Entonces estalló en un llanto descontrolado que sacudió su cuerpo. Apretó sus manos, retorció sus dedos buscando control sin conseguirlo.

El aire parecía no alcanzarle, sin importar cuánto tomara. Nunca era suficiente. Quería gritar, quería liberarse de toda esa presión en su pecho.

No se dió cuenta de que se estaba tirando el cabello hasta que sintió el dolor.

No podía controlarlo, su mente estaba tan lejos de su control. Su mente parecía irse oscureciendo tanto que no su pequeñísima llama podía ayudarlo.

-¡Mean!¡Mean, mierda!- Su pecho se sentía tan apretado, no podía respirar. ¿Por qué no había aire en la habitación?- ¡Me estás asustando! ¡Mean!-

¿Quién lo estaba tocando? ¡¿Quién lo estaba levantando?!

-¡NO ME TOQUES!¡SUÉLTAME! - Intentaba separarse pero ¿Cómo podía luchar cuando no había aire en la habitación? ¿Dónde estaba el aire?-¡SOLO PLAN PUEDE TOCARME! ¡SOLO PLAN! ¡SOY SOLO SUYO!- Intentó salir de los brazos de su captor pero no podía. No debía dejar que nadie lo tocara. A Plan no le gustaría.

Plan ¿Dónde está Plan?

-Mean, soy yo, estoy aquí. Me estás asustando. -El menor sintió frío de repente. Estaba fuera, ¿Por qué estaba afuera?- ¿Gong? Estoy yendo al hospital, algo le pasa a Mean...Gong, estoy tan asustado... ¡No sé! Sólo está temblando y no puede respirar. - Mean sentía punzadas en toda su cabeza. Quería gritar y golpear algo. Su cuerpo no respondía a sus órdenes. ¿Dónde estaba?- ¡Lo sé! Gong joder, puedes insultarme todo lo que quieras luego. Ahora necesito que me ayudes... - Escuchaba a alguien hablar, pero no podía entender lo que decía. Solo quería dormir. Dormir hasta que todo estuviera bien. Dormir hasta que su mente volviera a ser suya.

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