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GINNY
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—¡Ginny! —escucho Venus, era una voz lejana—. ¡Ginny! —intento moverse, pero todo le pesaba, se sentía horrible—. ¡Venus! —susurran, escucho unas pisadas que corrían hacia ella, e hincándose de rodillas—. ¡Venus! ¡No estés muerta! ¡Por favor, no estés muerta! —intento sacar las cuerdas—. Venus, por favor, despierta —susurró entre abrió los ojos y vio esa cicatriz.
—No despertarán —dijo una voz suave.
—Tom... ¿Tom Riddle?. -pregunto Harry —¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertarán? —dijo Harry desesperado—. ¿Ellas no están... no está...?
—Todavía están vivas —contestó Riddle—, pero por muy poco tiempo.
—¿Eres un fantasma? —preguntó Harry dubitativo.
—Soy un recuerdo —respondió Riddle tranquilamente— guardado en un diario durante cincuenta años.
—Tienes que ayudarme, Tom —dijo Harry, volviendo a levantar la cabeza de Venus, no podía reaccionar, pudo mover la punta de sus dedos suavemente—. Tenemos que sacarlas de aquí. Hay un basilisco... No sé dónde está, pero podría llegar en cualquier momento. Por favor, ayúdame...
Harry logro desatarla y levantar a Venus, y Venus estaba abriendo de poco en poco los ojos, pero solo veía muy borroso a Harry. Que se inclinaba a recoger las varitas.
Pero la varita ya no estaban.
—¿Has visto...?
—Gracias —dijo Harry, tendiendo la mano para que el muchacho se la devolviera.
Una sonrisa curvó las comisuras de la boca de Riddle. Siguió mirando a Harry, jugando indolente con la varita.
—Escucha —dijo Harry con impaciencia—. ¡Tenemos que huir! Si aparece el basilisco...
—No vendrá si no es llamado —dijo Riddle con toda tranquilidad.
Harry dejo con cuidado el cuerpo de Venus, mientras ella iba abriendo los ojos poco a poco, era como si algo le estuviera impidiendo abrir los ojos
—¿Qué quieres decir? —preguntó—. Mira, dame la varita, podría necesitarla.
—No la necesitarás —repuso.
—¿A qué te refieres, yo no...?
—He esperado este momento durante mucho tiempo, Harry Potter —dijo Riddle—. Quería verte. Y hablarte.
—Mira —dijo Harry, perdiendo la paciencia—, me parece que no lo has entendido: estamos en la Cámara de los Secretos. Ya tendremos tiempo de hablar luego.
—vamos a hablar ahora- dijo Tom
—¿Cómo ha llegado Venus y Ginny a este estado? —preguntó, hablando despacio.
—Bueno, ésa es una cuestión interesante —dijo Ryddle, con agrado—. Es una larga historia. Supongo que el verdadero motivo por el que Ginny está así es que le abrió el corazón y le reveló todos sus secretos a un extraño invisible.
—¿De qué hablas? —dijo Harry.
—Del diario —respondió Ryddle—. De mi diario. La pequeña Ginny ha estado escribiendo en él durante muchos meses, contándome todas sus penas y congojas: que sus hermanos se burlaban de ella, que tenía que venir al colegio con túnica y libros de segunda mano, que... —A Riddle le brillaron los ojos—... pensaba que el famoso, el bueno, el gran Harry Potter no llegaría nunca a quererla porque estaba con su querida amiga Venus De'Ath...
Mientras hablaba, Riddle mantenía los ojos fijos en Harry. Había en ellos una mirada casi ávida.
—Es una lata tener que oír las tonterías de una niña de once años — siguió—. Pero me armé de paciencia. Le contesté por escrito. Fui comprensivo, fui bondadoso. Ginny, simplemente, me adoraba: Nadie me ha comprendido nunca como tú, Tom... Estoy tan contenta de poder confiar en este diario... Es como tener un amigo que se puede llevar en el bolsillo...
Riddle se rió con una risa potente y fría que parecía ajena. A Harry se le erizaron los pelos de la nuca.
—Si es necesario que yo lo diga, Harry, la verdad es que siempre he fascinado a la gente que me ha convenido. Así que Ginny me abrió su alma, y era precisamente su alma lo que yo quería. Me hice cada vez más fuerte alimentándome de sus temores y de sus profundos secretos. Me hice más poderoso, mucho más que la pequeña señorita Weasley. Lo bastante poderoso para empezar a alimentar a la señorita Weasley con algunos de mis propios secretos, para empezar a darle un poco de mi alma...
—¿Qué quieres decir? —preguntó Harry, con la boca completamente seca.
—¿Todavía no lo adivinas, Harry Potter? —dijo sin inmutarse Riddle—. Ginny Weasley abrió la Cámara de los Secretos. Ella retorció el pescuezo a los gallos del colegio y pintarrajeó pavorosos mensajes en las paredes. Ella echó la serpiente de Slytherin contra los cuatro sangre sucia y el gato del squib.
—No —susurró Harry.
—Sí —dijo Riddle con calma—. Por supuesto, al principio ella no sabía lo que hacia. Fue muy divertido. Me gustaría que hubieras podido ver las anotaciones que escribía en el diario... Se volvieron mucho más interesantes... Querido Tom —recitó, contemplando la horrorizada cara de Harry—, creo que estoy perdiendo la memoria. He encontrado plumas de gallo en mi túnica y no sé por qué están ahí. Querido Tom, no recuerdo lo que hice la noche de Halloween, pero han atacado a un gato y yo tengo manchas de pintura en la túnica. Querido Tom, Percy me sigue diciendo que estoy pálida y que no parezco yo. Creo que sospecha de mí... Hoy ha habido otro ataque y no sé dónde me encontraba en aquel momento. ¿Qué voy a hacer, Tom? Creo que me estoy volviendo loca. ¡Me parece que soy yo la que ataca a todo el mundo, Tom!
Harry tenía los puños apretados y se clavaba las uñas en las palmas.
—Le llevó mucho tiempo a esa tonta de Ginny dejar de confiar en su diario —explicó Riddle—. Pero al final sospechó e intentó deshacerse de él. Y entonces apareciste tú, Harry. Tú lo encontraste, y nada podría haberme hecho tan feliz. De todos los que podrían haberlo cogido, fuiste tú, la persona a la que yo tenía más ganas de conocer...
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Venus y la cámara secreta [2]
FanfictionTras de derrotar a Voldemort por primera vez, en la búsqueda de la piedra filosofal, Venus espera impaciente su segundo año. Luego de pasar unas grandiosas vacaciones con su familia y luego a la madriguera. Venus cree que nada puede salir mal, y pie...