Namjoon- Jikook

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El chico a su lado roncaba fuerte pero no le molestaba. Tiraba de las sábanas pero no le molestaba. Por momentos lo pateaba suave pero no le molestaba. Jimin estaba tan molesto que esas pequeñeces no le afectaban en lo más mínimo. El pequeño bailarín no podía creer que realmente se fuese a dormir a segundos de regresar de la ducha. Creyó que harían algo más pero su novio no había tenido el mismo plan que él, lo molestaba.

-Eres un tonto.- susurró dándole la espalda.

Un gruñido de parte de Jungkook y el menor sintió los brazos de su novio abrazarlo por la cintura, pegándolo a su cuerpo y compartiendo de su calor. Lo había decidido, se molestaría con él en la mañana.

Un sonido lo despertó ¿Qué era esa música extraña? Observó ambos móviles sobre la cómoda y ninguno de los dos estaba recibiendo una llamada ¿Había uno extra y Jungkook lo estaba engañando? Dio un salto en su cama con todo el miedo del mundo sobre sus hombros. El chico dormía a su lado tranquila y preciosamente; cabellos castaños y rizados cayendo en su precioso rostro, labios ligeramente abiertos, cuerpo boca abajo dejándolo ver su marcada espalda. Agradeció a todo lo sagrado que su novio no durmiera con camisa. El sonido que lo despertó regresó, era el timbre. No pudo evitar reír ante su estupidez pero ¿Quién podía culparlo? En su apartamento no existía tal cosa.

-Hola tesoro.- saludó una elegante voz tras abrir la puerta.- ¿Te desperté?
Asintió tratando de ocultar un bostezo contra el reverso de su mano.
-¿Te gusta el café?
Asintió rápidamente cerrando la puerta tras la entrada de la madre de su novio.
-¿Tienes cafetera?
-En la cocina.- su voz aun sonaba adormilada pero realmente deseaba esa taza de café.

Era la primera vez que la señora que Jimin siempre ha creído es la más elegante que existirá lo visita en lo que puede llamar su hogar. No se atrevía a darle siquiera la dirección de su antiguo apartamento. El lugar se llenó de ese delicioso aroma a café, la charla era la indicada y como si no fuese suficiente la elegante mujer llevaba unos panecillos de su cafetería favorita ¿Todo eso a las siete de la mañana? El peli purpura trabajaba en turnos nocturnos por lo cual no podía dejar de bostezar.

-Lo siento.- la madre de Jungkook se observaba arrepentida.- no debí venir tan temprano.
Jimin dio un sorbo a su glorioso café.- Siempre es bienvenida, más con tan delicioso café.
Una adorable sonrisa.- ¿Qué tal su primera noche juntos?
La voz comprometedora de la mujer frente a él lo hizo toser incontrolablemente.
-¿Qué le estas preguntando madre?- la voz de Jungkook a su espalda logró que su toz fuese más fuerte, su chico acariciaba sus hombros para calmarlo.- No puedo creer que mi madre vio a mi novio despertar en nuestro primer día como pareja que vive juntos.
-Fue muy adorable.- la madre sonreía victoriosa.- Tengo una foto.
Ambos chicos la vieron confundidos, sobre todo Jimin que no notó nada de ello.
-Mi nuero es demasiado adorable.- daba saltitos en su silla, esa emoción siempre contagiaba a Jimin, sobre todo cuando ella lo había convencido en estudiar para no quedarse atrás con su futuro.- ¿Ya lo hicieron?
-¡Mamá!- el rostro de ambos chicos se pintó de rojo mientras la risa fuerte de la mujer frente a ellos resonaba en el lugar.

Jungkook dio un sorbo al café de Jimin, luego de una mueca de desagradó decidió beber una taza con azúcar y leche. Desayunaron como una familia, sin la mitad de quienes consideraban parte de la misma. Comerían el postre a honor de las personas faltantes. Después de una charla corta y un regalo de pollito extra la madre se fue dejándolos agotados, era una mujer que podía hablar hasta por los codos. Yoongi había ido de viaje al extranjero por un par de días y con la mudanza de su hermano a ninguno de los dos les sorprendió que se sintiera sola y decidiera llegar a primera hora de la mañana.

-Siento que te despertara.- ambos se dejaron caer en la suave cama.
Jimin se abrazó al peluche en forma de pollito que acababan de regalarle. Tendría un lugar especial en la cama junto a un oso viejo que en algún momento habría sido de color blanco, al que le hacía falta una patita y una oreja. Aun así el menor lo adoraba.- Me agrada, realmente me agrada.
-Eso me hace feliz.- Jungkook jugaba con los cabellos purpura del menor.
-Es como la madre que nunca tuve.- su voz era baja y triste.
-Ya no estarás solo.
Sonrió y lo observó directo a los ojos.- Nunca lo he estado.
Ambos se abrazaron.- Hoseok es un gran amigo.
-El mejor, más que ello.
Así abrazados se durmieron nuevamente.
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Golden Week [vhope] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora