Are you my...? [ost; hyunho]

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El sonido de la campana indico que ya era el final de jornada escolar, haciendo suspirar a los alumnos de alivio, ya que habían terminado las cinco horas de tortura, en cambio hyunjin, guardo sus cosas y se levantó de su asiento sin inmutarse, para él todos los días eran la misma mierda.

Camino por los pasillos con la cabeza gacha, sujetando con fuerza la correa de su mochila, tratando de pasar desapercibido, fallando duramente. En ese momento siente como ponen un pie sobre su camino, haciendo que caiga de lleno al piso, lastimandose la mandíbula y las rodillas. De fondo se escucharon risas ahogadas.

Levantó un poco la mirada y observó como los demás estudiantes lo miraban con pena u otros seguía de largo sin prestar mucha atención.

Con mucho cuidado se fue levantando y sacudió su uniforme, como si nada hubiera pasado.

—Vaya, al parecer la pequeña mariquita se encuentra solo otra vez, si fuera su amigo yo también me hubiera ido arrastrando de este enfermo— sonrío con sorna el mismo pelirrojo que le puso una traba para que se caiga. Sus tres amigos que lo acompañaban también se rieron por su comentario.

Hyunjin a eso le dolió un poco pero no lo demostró— Como si eso fuera un insulto— murmuró bajo pero fue audible para ellos, así que el pelirrojo, llamado Subin, fue a encararlo.

Lo tomo del brazo, apretándolo un poco y lo vio con una mirada superior— te crees que andando ahí de putita ibas a tener todos a tus pies, creo que estás un poco equivocado.— hablo escupiendo sus palabras, haciendo temblar al rubio— Ahora quién va ser tu presa? Porque veo que se la chuparte tanto a Seungmin, que se terminó cansado de ti y te abandono, pero creo que no te afectó porque ya veo que debes estar con uno nuevo— el sonido de una cachetada se escuchó por todo el pasillo, sorprendiendo a los presentes.

— No te permito que hables así de mi— hablo hyunjin con lágrimas en sus ojos, harto de esta situación, no entendiendo porque le pasaba esto.

Subin se sobó la zona afectada y sonrío de medio lado— veo que nunca dejaras de ser una maldita puta pero tranquilo, recibirás tu pequeño merecido.—

De un momento a otro hyunjin se encontraba estampado contra los casilleros, recibiendo un gran golpe en su estómago, haciéndolo encoger de dolor. Después recibió varios puñetazos, rompiendole un poco la nariz y el labio. Terminando en el piso por las patadas que recibió, lastimando sus huesos y costilla.

Los chicos que lo golpearon salieron del lugar corriendo, no sin antes escupir su rostro, dejando a un hyunjin moribundo en el suelo.

Cómo pudo se levantó del lugar, tratando de estabilizarse, recogiendo sus pertenencias esparcidas en el suelo.

Se puso a pensar desde cuándo las cosas se volvieron así de horribles. Tal vez nunca debió contarle su mayor secreto a su mejor amigo Seungmin, ya que lo traicionó contándole a toda la escuela que era homosexual, para que después se enterara que se cambió de institución dejándolo solo en ese infierno que vivía todos los días.

Como si nada, fue dejando la institución, sin dejar ver todo el dolor que estaba sufriendo por dentro y no solo lo físico.

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Al llegar a su hogar, dejó su gorra y abrigo sobre el sillón, frotando sus brazos para que se valla el frío.

Después de la escuela, siempre iba directo a su trabajo que era en un restaurante de comida rápida, dónde era el encargado de tomar los pedidos y cobrarlos. Hoy había sido un día muy intenso, ocasionando que salga del lugar con un dolor punzante en la cabeza.

Antes de tomar asiento en uno de los sillones individuales, la llegada de su madre y su padrastro se hicieron presentes.

— Al fin llegas, puedes preparar tu cena, creo que sobró algo en la heladera, puedes inventar te algo, nosotros saldremos a comer y llegaremos tarde— dijo su madre bien arreglada, hablándole casi sin atención mientras texteaba en su celular.