_6.5: Chanlix

430 37 3
                                    


Hace cinco años...

Felix, un chico muy risueño y encantador, se encontraba leyendo una de sus sagas favoritas en su alcoba, sentado al lado de la gran ventana en su habitación, donde traspasaba una agradable brisa de verano australiana.

Estaba tan concentrado que saltó sobre su lugar cuando escuchó el sonido de una bocina proveniente de la calle, por lo que cerró su libro y corrió con delicadeza la fina tela de su cortina blanca, asomando un poco la cabeza para ver de qué se trataba. Se asombró cuando vio un camión de mudanza estacionarse en la casa que estaba al lado de la suya. Sonrío porque tendría nuevos vecinos y tal vez haya alguien de su edad con el cual interactuar.

Pudo ver que alguien estaba saliendo de un auto negro que recién se acababa de estacionar cerca de esa casa, tratándose de un hombre peli negro, vestido con una camisa blanca remangada en las mangas, donde se le podía ver su cuerpo trabajado, también tenía puesto unos pantalones negros y zapatos de vestir. Felix se lo quedó mirando por un largo tiempo ya que le parecía irreal, era muy bello, y eso que lo estaba viendo a distancia. Se asustó cuando el sujeto levantó la mirada y notó que lo estaba observando, así que le dedicó una sonrisa y Felix por los nervios, cerró rápidamente la cortina y tapó con sus manos su carita sonrrojada, eso había sido vergonzoso.

Suspiró y trató de seguir leyendo su libro pero la puerta de su cuarto fue abierta de imprevisto, dando la figura sonriente de su madre, teniendo un delantal manchado puesto.— Félix, tendremos un nuevo vecino y es muy amable.— dijo mientras levantaba la ropa sucia de su hijo que se encontraba esparcida en el piso.

— Hablaste con él?— dijo asombrado.

— Pues claro, cuando estaba volviendo de hacer las compras en el supermercado, el estaba desempacando unas cajas, así que le hablé — acomodó su pelo desordenado en una coleta—y le dije que mañana en la mañana, le llevarías galletas de bienvenida— aplaudió dos veces con una sonrisa mientras Felix la miraba con una mueca.

— Mamá— arrastro la palabra— que vergüenza, seguro haré el ridículo cuando me vea—

La mujer hizo un gesto con la mano dando a entender que estaba exagerando— No digas estupideces, de seguro se llevarán bien, además no es feo— le guiño un ojo haciendo sonrojar al adolescente.

— Mamá, basta, no digas esas cosas— hablo molesto.

—Bueno, mejor tal vez digo cosas de más, por ahora— sonrío mientras Felix rodaba los ojos— ahora vayamos hacer las galletas que no se harán solas— tomo la silla de ruedas de su hijo y cómo pudo lo levantó de su lugar para situarlo ahí. Una vez que lo posicionó bien, lo llevó  hasta la cocina donde se pusieron  manos a la obra.

Felix era un chico de diecisiete años, muy bello y risueño, alguien que lleva una vida tranquila y pacífica. Pero Felix nació con una discapacidad en las piernas que desde temprano le dijeron a su madre que tenía pocas probabilidades de caminar aunque sea una vez en su vida, por lo que su madre apenas sé enteró, decidió no hacerse cargo ya que no podría con tanta responsabilidad. Así que el pequeño Félix de dos semanas estuvo internado en el hospital hasta que pasara un milagro y de casualidad una enfermera que le tocaba cuidarlo quedó totalmente encantada con el bebé, tomando la decisión de criarlo ella con todos los cuidados y amor que podría ella darle.

Actualmente, el joven rubio se encuentra fuerte y saludable, dejando que su discapacidad no sea un obstáculo en su vida, mientra tenga a las personas que más ama en su vida, él no necesitaba nada más.

Are you my...? [ost; hyunho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora