capitulo 3

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Después de lo que paso en la universidad volví a casa llamando la atención de todos los transeúntes, quizás por que mi ojo comenzaba a hincharse impidiéndome ver bien o por que todo mi cuerpo era un desastre.

—¿Qué te sucedió esta vez? — fue lo que pregunto mi hermano una vez que llegué.

ahora me encuentro con una bolsa de hielo sobre mi ojo derecho y la mirada de angustia de Jungkook sobre mi.

—¿puedes dejar de mirarme así por favor? — pido.

—sabes que me preocupo por ti, todos los días llegas a casa con un golpe nuevo.

—supongo que es por que soy un inútil e indefenso omega — respondo.

—eres tan capaz como cualquiera Jiminnie —aprieta los puños — te juro que mataré a los imbéciles que te hicieron esto.

—sabes kook, a veces simplemente desearía renunciar a todo — mi voz se quiebra obligándome a parar de hablar por un momento —es tan difícil ser un omega.

—no digas eso por favor —se lanza sobre mi y me abraza fuerte, lo suficiente para hacerme romper en llanto.

—lo odio kookie — escondo mi cabeza entre su cuello sin dejar de llorar.

—quiero que me prometas algo Jimin— su olor madera  es relajante.

—dime — respondo con dificultad.

—conozco un muy buen psicólogo, puedo hacerte una cita con el y podrá ayudarte —acaricia mi cabello —prométeme que iras con el.

Me separó de él y lo miró incrédulo.

—¿para que necesitaría un psicólogo? — preguntó.

—para qué te ayude a darte cuanta que puedes ser tan fuerte como te lo propongas y sobre todo para que te des cuenta que ser omega es mejor de lo que piensas — habla con tanta confianza que da miedo.

—¿Qué sabes tu?

—Lo suficiente como para saber que necesitas ayuda y yo solo no puedo.

—Yo...

—promételo Jimin — me mira serio.

—esta bien... Lo prometo.

—¡Gracias!, de verdad gracias — suelta un gran suspiro aliviado.

3 días después.

no he dormido bien desde esa noche en la que hable con Jungkook, cada caída de sol, en medio de la oscuridad de la noche y el frio abrazador estuve pensando en que era lo que quería, no es fácil para mi vivir de esta manera y quizás desaparecer es la mejor opción, sin embargo hay algo que me detiene y ese es mi hermano, soy el único a quien tiene y prometí que cuidaría de el por siempre.  

es por eso que acepte venir con un estúpido psicólogo.

mire el enorme edificio frente mis ojos y camine hasta la entrada donde un vigilante de mediana de edad estaba mirándome. 

—¿en que puedo ayudarle jovencito? —  examina mi rostros con disimulo y rápidamente aleja su rostro con incomodidad. 

—busco el consultorio 121 — respondo.

— piso 7 por el pasillo a mano derecha.

agradezco y camino hasta los elevadores donde presiono el numero que me indico y espero con paciencia, una vez las puertas se abren camino por donde menciono hasta que doy con una señorita bastante linda en el que supongo es su escritorio

—disculpe señorita — llamo.

—¿en qué le puedo ayudar? — responde sin mirarme, A juzgar por qué no siento ningún aroma característico en ella puedo afirmar que es una beta.

—tengo una cita con... Psicología — hablo y ella deja de teclear la computadora para mirarme por primera vez desde que llegue.

—su identificación por favor — pide y se la paso, continua tecleando en la computadora —puede sentarse en las sillas de allí, en un momento lo atienden.

—gracias.

Camino hasta los asientos que menciono y espero impaciente por escuchar mi nombre.

¿Qué se supone que deba decirle a esa persona?

¿Qué sucede si el también me juzga?

¿Cómo podría el ayudarme con mi problemas?

¿Y si es un viejito panzón y mala persona.?

la ansiedad comienza abrumarme y pienso en salir corriendo de ahí cuanto antes, es la primera vez que vengo a un psicólogo y ni siquiera tengo idea de cómo se llama o como luce.

¿Cómo podré confiarle mi vida a alguien que no conozco?

Esto es ridículo no debí hacerle caso a Jungkook.

—park Jimin — la voz de la chica me saca de mis pensamientos —ya puede pasar.

Me levanto y camino por un pasillo algo estrechó hasta quedar frente una puerta de madera con una placa dorada y los números 121 escritos sobre ella.

Tocó la puerta tres veces y espero alguna señal de que puedo pasar.

—bien pueda.

Tomo el pomo de la puerta y la giro abriendo la puerta lentamente.

Un fuerte olor a café y lluvia es lo primero que me recibe, haciéndome sentir mareado por un segundo; un hombre un poco mayor que yo de piel muy pálida y cabello color gris Me mira curioso con unos ojos felinos bastante peculiares.

—mucho gusto, mi nombre es Min Yoongi y seré tu psicólogo desde ahora.


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𝙽𝚘 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚜𝚎𝚛 𝚘𝚖𝚎𝚐𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora