Extra 1

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Extra 1: Romántico.

━━━━ EL AMOR NO TIENE QUE SER ROMÁNTICO.

Mis manos ocupadas doblaban la ropa con mucha habilidad, tarareaba en tono bajo un ritmo que tenía bien metido en mi cabeza durante horas y horas de sufrimiento intentado colocarlas en las partituras, lo había logrado, claro, pero no me podía quitar la melodía de la cabeza aun así, era como un cassette que se repetía una y otra vez en mi cabeza.

Ya terminando de doblar la última camiseta dentro del ya repleto armario me giré a mi linda mejor amiga que estaba entretenida tendida en su cama mientras miraba su teléfono con sus maletas vacías rodeandola.

Floja de mierda.

No me ayudó.

— Oh, gracias por ayudarme — dije sarcásticamente y me acerqué para sentarme en la orilla de la cama provocando que una maleta cayera al piso.

Respira, Samantha, respira.

Ten paciencia.

Suspiré y alcé mis hombros quitándole importancia, me recosté en el lugar desocupado a un lado de mi amiga con un cansancio terrible.

— Oh, Samy, gracias por arreglar mi ropa, bueno... Yo estaba ocupada, tú sabes — sacudió su teléfono con una sonrisa inocente en el rostro que claramente era falsa.

Ocupada mis bolas inexistentes.

— Eres una...

— Una increíble amiga, lo sé — me interrumpió la chica apagando su teléfono para dejarlo sobre la almohada — Oh, mira a este bombón — inmediatamente giré mi rostro a la puerta donde estaba mirando la morena, allí se encontraba un tierno cachorro rubio con ya un gran porte entrando en la habitación.

Mi pequeño y hermoso Simba.

Sonreí para sentarme en la cama ayudándolo a subir a la cama, pero este en vez de quedarse a mi lado se recostó sobre las piernas de mi amiga.

— Traidor — susurro agachando mi rostro a su rostro canino — Deshonra.

— Desgracia

— En su mirada se ve la maldad.

Río terminando de cantar dramáticamente. Gina ríe igualmente mirándome como si estuviera desquiciada.

Era el momento de la canción, no lo pude evitar.

Mi atención volvió al rubio canino que con alegría había pasó su lengua por mi rostro dejándola húmeda, hago una mueca y paso rápidamente la manga de mi sudadera por la zona afectada por la lengua de mi mascota.

Iugh.

— Se que me amas, pero no hagas eso, es antihigiénico, cariño — acaricié la pequeña cabeza de Simba para después soltar un suspiro volviendo a acomodarme completamente a un lado de mi amiga que en silencio me observaba atenta — ¿Que me miras?

— Bueno, si Ricky hiciera eso no dirías "Es antihigiénico" — hizo una mala imitación de mi voz haciendo que soltara una carcajada mientras apoyaba mi codo en el colchón acunando mi rostro en la palma de mi mano.

OVERCOME, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora