XV

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Levantarse temprano después de una larga noche de pijamada, era sin duda, una de las cosas más difíciles de hacer, sin embargo, los idiotas no se humillaban solos.

—Joder, Theo, ponte algo en esas cosas —Se quejó Blaise al ver que su amigo salía de la habitación luciendo con orgullo los golpes y muestras de sexo duro.

—No —Dijo firme y con una sonrisa.

—Quiere mostrárselas a Longbottom —Draco sonrió orgulloso —Me muero por ver la cara del idiota al ver que te ha perdido.

No había nada más divertido que ver el miedo en los ojos de un león y Draco era muy consiente que el idiota estaba coladito por su amigo, definitivamente sería un golpe duro verlo disfrutando con otros lo que él perdió por pendejo.

—Son crueles —Suspiró Crabbe.

—Somos, querido, somos —Gregory le sonrió, aunque la mueca no llegaba a sus ojos, aún había tristeza en ellos.

—Dejen de hablar, chismosos, muero de hambre —Desde la sala, la voz de Pansy los hizo apresurarse.

Había sido una mejor noche, no importaba si el corazón roto aún permanecía, siempre buscaban la forma de dejar de pensar en la traición, después de todo habían recuperado su fama de hijos de puta, misma que se perdió cuando comenzaron a actuar dulcemente en público con los leones.

***

—¿Que haces mamá aquí? —Preguntó Ron con voz temblorosa.

A lo lejos, a un lado de Albus, Molly se encontraba desayunando, hablando con el viejo pero dirigiendo miradas molestas a sus hijos.

—¿No es obvio? Se quiere asegurar que cumplamos su orden —Murmuró Fred, sonriendole a sus mamá, aunque está solo lo miró fijamente.

La mujer había permanecido en el colegio con el propósito de asegurarse que sus bendiciones no cometieran una estupidez al disculparse con los muchachitos, después de todo James les había contado el porqué de la supuesta apuesta de los Slytherin y aunque Molly no conocía mucho a los niños, nadie merecía que jugarán con su corazón.

—Mira, mira —Hermione llamó la atención de sus amigos, cuando él grupo de plata entró al comedor, riendo con malicia.

Harry no pudo evitarlo, sus ojos se dirigieron de inmediato al rubio, se veía bien, feliz y sonriente, como si hubiera hecho alguna maldad a penas despertó, sin darse cuenta sonrió, le gustaba ver feliz a Draco. Deseo poder acercarse, darle un beso y pedirle que siguiera jugando con él, que no importaba su se reía con sus amigos de las cosas que le decía, que solamente le importaba estar ser a de su Dragón, pero se limitó a soñar.

—¿Cuando van a pedir perdón? —Preguntó Granger con voz risueña.

No iba a admitirlo en voz alta, pero le divertía todo ese asunto, aunque una parte de ella se sentía triste por no poder continuar con su amistad con Parkinson.

—Después del desayuno, o mamá va a matarnos —Murmuró Ginny.

La pelirroja también había tenido su encuentro con sus padres, quienes muy enojados le pidieron amablemente una disculpa hacia la serpiente, sin mar remedio, accedió.

—Aún estoy indignado con esto, no creo que merezcan una disculpa —George rechinó los dientes, al ver como Crabbe le sonreía con afecto y casi tiernamente a Theodore, mientras este tomaba su mano para que se sentaran uno al lado del otro.

—A mi lo que me preocupa es como vamos a acercarnos sin que nos crucien —Fred suspiró dramáticamente.

—Tu tienes suerte —Harry sonrió sin ganas —Goyle parece buen tipo, Malfoy va a matarme a penas le diga una palabra de la apuesta.

ENAMORA A UNA SERPIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora