XXII

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—De verdad ¿Pansy hizo eso? —Theo asintió —No me sorprende. 

Draco suspiró, se sentía indignado porque su amiga no se había tomado la molestia de contarle su plan para hacer que el maldito Longbottom hablara de nuevo con su amigo, pero debía aceptar que fue mejor, si el león pendejo le hacia daño, el peso de la culpa no caería en él.

—No solo ella, fueron todos, Blaise, Vicent, Goyle, incluso las comadrejas —Theo bufó.

El rubio sonrió enternecido por la actitud infantil de su amigo. Se sentó sobre la cama a un costado de su amigo. La conversación siguió, Theo le contó como Pansy había contactado a Viktor para que le ayudara a abrirle los ojos a un Gryffindor ciego, Luna había esparcido el rumor de que Neville era su novio y Hermione había hecho que Ron llevara a Fred con ellos para que Goyle hablara sobre su cita con Krum, todo había estado muy bien planeado y todo había salido excelente.

—Hola —Blaise entró, interrumpiendo la queja de Draco, Theo le había golpeado el brazo por reírse de él.

El moreno caminó a su cama, tomó algo del cajón de la mesita de noche y suspiró.

—¿Qué pasa? —preguntó Draco con una ceja alzada.

—Olvidé mis apuntes en el aula de pociones —Gruñó. Una sonrisa lenta se le dibujó en el rostro —Draquito hermoso, precioso, rubio de mi alma, Theo bebé, hermoso, ojitos de cachorro ¿Podrían ustedes ir por ellos? tengo una cita con Ron y no quiero llegar tarde.

—No —dijeron al mismo tiempo. Casi al instante, Vincent entró, con un pastelillo de chocolate en la mano derecha y uno de vainilla en la izquierda.

—¿Qué hacen? —preguntó con una sonrisa, viendo a sus amigos discutir.

—Olvidé mis apuntes y ellos no quieren traerlos, son tan malos amigos —el moreno se quejó.

—No sean culeros, vamos —propuso Crabbe.

De mala gana aceptaron, después de quejas, insultos y una que otra promesa de deuda de favores, salieron de la habitación. 

***

—Y entonces le dije, si me das el pastelito de vainilla, te doy mi emparedado de atún y él aceptó —Vincent se encogió de hombros, todo el camino hasta el aula les había contado como había conseguido que un Hufflepuff, que después descubrieron que era Cedric, le intercambiara su postre por el suyo.

—No entiendo cómo es que aceptó, si esa cosa es horrible —Dijo Draco, entretenido por la historia de su amigo, hacia mucho que no lo veía riendo por culpa de otro sujeto que no fuera la comadreja pendeja.

—Ni yo, solo me dijo que no era necesario hacer trueque, que solo tomara el pastelillo y se fue, dejándome con la responsabilidad de tirar el emparedado —se rió. 

Theo sonrió cuando a unos metros vio a su casi novio, lamentablemente no estaba solo, a su lado Harry Potter caminaba mientas hablaban y George Weasley fingir poner atención a lo que decía. Draco se detuvo, viendo con mirada de anhelo al cuatro ojos.

—Hola —Neville se acercó para darle un beso en la mejilla —¿Qué haces aquí? 

—Blaise olvidó unos apuntes —Encogió los hombros. olvidándose de que sus amigos estaban ahí y frente a ellos estaban los malditos que los habían hecho llorar —¿Y tu?

—Ron, ese tonto olvidó no sé qué —Neville se quejó.

Draco suspiró frustrado, cansado por ver a su amigo coquetear con el león, mientras que él veía de reojo al Gryffindor ciego, pero este se negaba a mirarlo.

ENAMORA A UNA SERPIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora