XVI

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Blaise suspiró con fastidio, amaba a Theo como a un hermano, pero cuando el muchacho estaba de mal humor prefería hacerse a un lado sin mirarlo. Sin embargo, ahora no podía dejarlo solo, no quería que cometiera el error del día anterior y se dejara guiar por el mal de amor. Además de que Draco lo castraría si lo hacía.

—Maldición, Blaise, no necesito niñera —Se quejó.

Zabini sonrió, al menos sabía que Nott tampoco estaba disfrutando ser seguido hasta al baño.

—Lo sé, pero tu tienes la culpa —El moreno encogió los hombros —Todos nos preocupamos por...

La frase se vio interrumpida por el carraspeo incomodo de Ron Weasley, quien se había parado frente a ellos para impedir su paso.

—¿Qué quieres, pobretón? —Preguntó Theo con los brazos cruzados.

—Quiero hablar contigo, Zabini —Dijo, ignorando la molestia del insulto de la serpiente.

—Pues habla con la mano —Alzó el brazo mostrándole la palma, giró la muñeca dando vuelta a su mano mostrándole el torso—¡Ay! Se volteó, tampoco le interesa.

Theodore no pudo evitarlo, soltó una limpia carcajada por el infantil actuar de su amigo.

—Zabini, por favor —Ron suspiró.

—No

—Anda y ve, Blaise —Animó Theo, pues estaba harto de ser custodiado como criminal.

El moreno lo miró indignado, pues esperaba que su compañero lo ayudara, no que lo enterrara en el pozo, aunque sabía que lo hacía por obtener libertad.

—No, tengo mejores cosas que hacer que soportar su olor a comadreja —Dijo con un bufido, como si el pelirrojo no estuviera presente.

—Solo ve, si te molesta hay maldiciones dolorosas —Sonrió, alejándose del par.

—Ese perro traidor —Susurró la serpiente morena.

—Entonces ¿Podemos hablar? —Ron sonrió ligeramente.

—Pues ya que, abre tu fea boca y di lo que tengas que decir, tienes tres minutos —El Slytherin sonrió altanero.

—¿Aquí? —Ron se mordisqueó el labio —Bueno, verás, tu sabes que nosotros los Gryffindor no somos ni por cerca los más inteligentes, y... Y nuestras casas tienen una rivalidad de muchos, muchos años, entonces como estamos bien estúpidos, creímos que sería divertido jugar una apuesta —Titubeó —Teniamos que enamorar a un Slytherin y humillarlo públicamente.

El rostro de Blaise se transformó de una mueca aburrida, a la sorpresa y finalmente a la tristeza.

—¿Como haz podido, Ron Weasley? Entonces todas esas veces que me juraste amor ¿Eran falsas? —apretó los labios, viéndolo a los ojos —Eres un maldito hijo de... No, no, tu madre es increíble, eres un perro desgraciado, con olor a comadreja y perdedor.

—¿Qué? Pero si ustedes hicieron lo mismo —

—¡Ah! Si, si, es cierto —Blaise se mordió el labio.

No estaba ni cerca de olvidar su maldito sentimiento hacia el Weasley, pero todo eso lo estaba divirtiendo, tal vez más tarde la tristeza se haría cargo de su corazón, pero en ese momento quería reírse a carcajadas.

—Bueno, ¿Y todo esto a que va? —

—Quiero pedirte una disculpa por ello, mi intención fue hacerte llorar frente a todos para ganar y demostrar que soy mejor que todos, no debí hacerlo —Suspiró.

ENAMORA A UNA SERPIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora