Capítulo 12

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Felices 24 años

Leí la pequeña nota que me habían dado hace dos meses en mi cumpleaños. Recuerdo haber recibido llamadas de todos y haber contestado a ellas a excepción a las de Rogers, quién tres meses atrás se me había declarado. Todo iba bien, es decir todo en el equipo de vengadores estaba bien a pesar de mi intentó de distancias con Steve, para todos eran muy notorias pero no podía hacer más. No me cabía duda en que él es un hombre recto y de buenos sentimientos. Nada bueno podría recibir de alguien como yo, alguien con las manos llenas de sangre, de mentiras y de muchas otras cosas ajenas a su buena persona. Pero Rogers cumplia su palabra, luchar hasta el último segundo.

Aún recuerdo lo difícil que fue para mi poder compartir mis 24 con el equipo. Rogers me invito a cenar pero no fuí, le deje plantado. Y muchos menos quería estar con él y pensar en una relación cuando mi mente solo me llebaba al viaje y a la propuesta de matrimonio que recibí un dia como mi cumpleaños hace unos años, y cada vez mi pocas ganas de sociabilizar se desvanecian cuando se acercaba cada día más la fecha del calendario.


El pasado nunca está del todo muerto, puede que lo metas al baúl, y lo ignores.
P

ero ¿Que pasa cuando abres el Baúl?

>>Hoy es 16 de Noviembre<<

Dia en que perdí mi vida y comencé a caminar con el luto desde entonces.

Me levanté, me maquille y puse todo de mi parte para que el día fusionara bien. Sentía la pesadez en mis ojos, la bebilidad en mi cuerpo cada vez. Me puse frente al espejo con la mejor actitud, pero fue todo en vano.

—Hoy luces genial. — Me dije a mi misma.

Solo basto un cerrar de ojos para dejar escapar toda mi tristeza, llevandome de víctima el espejo frente a mi. Provocando una gran fisura en mi mano y brazo, los pequeños cristales se habían introducido dentro mio, grite ante el dolor, y del dolor físico. El emocional podía mucho más conmigo.

Corri hasta mi armario dónde guardaba las botellas de vodka, no vacile ni un segundo en abrirlas y comenzar a beber de ella.

—¿_____? — Pepper entro a mi habitación. La noche anterior había decidido quedarme en la mansión de california.

—Vete, Pepper. — Bebi de la botella y la aleje de mi en cuanto se acerco para abrazarme.

—Llevas seís años haciendo lo mismo... ¿No crees que es tiempo de dejarlo ir?— Ella beso mi cabeza.

Nege. —Pepper, no puedo... — Lloré aún más.

A lo largos de los años había cambiado mucho de mi personalidad y carácter. Nadie sabía lo que era verme frágil o vunerable a excepción de Tony, Happy, Rhody y Pepper. Ellos mejor que nadie sabían al miedo que me enfrentaba día a día, llevandome a olvidarme de mi, de lo que quiero y siento.

—Retirate. — Órdene a Pepper. — Dile a todos que se retiren.

Ella no insistió y solo se limitó a obedecerme. Me puse de pie y busque unas llaves en mi mesita de noche. Camine hacía el armario nuevamente pero en la parte más profunda había un cajón que solo se abría con llave, tardo un poco en abrir ya que no era un cajón que abra muy a menudo. Saque una caja blanca enorme y la puse sobre la cama.

—Maldito... — Susurré. Mis ojos se inundaron de lágrimas al sacar el vestido de novia que use un día. Lo    cargué en mi brazos como si de algo muy delicado y frágil se tratará. Acaricie la tela y abracé con fuerza el vestido.

Miré hacía la ventana. Era el dia lluvioso y con muchos rayos, a penas se podía ver alguna paloma buscar refugió. Salí de la habitación con el vestido en brazos, pero al ser tan largo el resto de arrastraba por el suelo. Subí una planta más hasta llegar al desván, un lugar que no visitaba desdé hace seis años.

Un largo viaje // Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora