Tres años. Ya han pasado tres años desde que abandoné Narnia y de mi ruptura con Peter. Él y Susan se fueron a estudiar a América, Edmund y Lucy están viviendo en Inglaterra con sus tíos y Jake y yo seguimos en Londres. Susan y mi hermano siguen manteniendo su relación, y a pesar de tener sus altibajos y momentos de debilidad, siempre logran arreglarlo y salir adelante. A veces siento rencor hacia Peter por no haber luchado por lo nuestro pero se me pasa casi al instante, no puedo guardarle rencor a la persona a la que amo, simplemente no puedo. Sigo hablando con mi amiga por carta pero hace mucho que no tengo relación con Peter. También hablo por carta con Ed y Lucy, me cuentan que tienen que soportar al mimado de su primo todo el tiempo y Edmund ha tenido la mala suerte de compartir cuarto con él.
La guerra sigue y los carteles con "Tu país te necesita, alístate" no paran de recordárnoslo. Lucy me cuenta por carta muchas veces que su hermano trata de alistarse pero siempre se dan cuenta de que es menor de edad y se ríen de él. Me he dado cuenta de que la menor tiene un problema con respecto a la belleza y el amor pero Edmund le quita esas ideas de la cabeza siempre que puede.
Jake y yo acabamos de volver a casa de hacer unas compras y rápidamente subimos a la planta de arriba. Desde que los Pevensie se marcharon nos hemos vuelto más unidos, hemos formado un gran vínculo. Nos lo contamos todo y sabemos lo que el otro siente y piensa en todo momento.
-Ha llegado el correo. –le digo a mi hermano.
-Pues vale. –me responde indiferente.
-Hay una carta de Susan. –con esas tres palabras mi hermano se levanta de mi cama y me arrebata la carta de las manos. La abre a la velocidad de la luz y la lee. -¿Qué dice? –le pregunto sonriente.
-Vendrán a visitar a sus hermanos en tres meses. –me informa. –Y quiere vernos.
-¿Él vendrá? –le pregunto borrando mi sonrisa.
-Al parecer sí, son sus hermanos también. –me da un pequeño abrazo. –Ey, no te pongas triste, estoy contigo, ¿vale? –la sonrisa vuelve a mis labios y le doy un beso en mi mejilla.
A esto me refería, mi hermano se ha vuelto en mi gran apoyo, no sé qué haría sin él. Cuando Peter me dejó él estuvo ahí, conmigo, a mi lado en todo momento. Mientras yo lloraba él me consolaba, y cada vez que tiene problemas con Susan yo estoy ahí para él. Hablamos las cosas y las arreglamos juntos, la verdad es que he descubierto que mi hermano da buenos consejos pero no es de predicar con el ejemplo.
Antes de que pueda decir nada empieza a salir agua de la pared y a inundar el cuarto.
-Creo que se ha roto una tubería. –me dice mi hermano.
-No puedo abrir la puerta. –le comento entrando en pánico.
-Déjame a mí. –tras un par de intentos comienza a golpear la puerta con el fin de tirarla abajo.
Yo no me quedo atrás y le ayudo pero es inútil, la puerta no cede. Pruebo con la ventana pero obtengo el mismo resultado. La habitación comienza a inundarse y a cubrirnos hasta que siento algo extraño y salgo a la superficie. Miro a mi alrededor y todo lo que me rodea es agua y más agua, estoy en mitad del mar.
-Jake. –grito buscando a mi hermano.
-Noah. –me llama. Me doy la vuelta y lo encuentro a mis espaldas. -¿Crees que hemos vuelto?
-Eso espero. –le respondo.
Un barco se acerca y dos hombres saltan al agua y nos suben al navío del que provenían.
-¿Quién está al mando? –pregunta mi hermano una vez estamos abordo. A nuestro alrededor hay hombres y narnianos, lo que nos confirma que estamos en Narnia. Un muchacho se abre paso entre la tripulación y se nos acerca. Reconozco ese pelo negro y esos ojos oscuros al vuelo.
-Yo. –dice Caspian.
-¡Caspian! –exclamo saltando a sus brazos.
-Noah. –murmura abrazándome.
-¿Y yo qué? –pregunta mi hermano fingiendo estar celoso.
Tras el reencuentro, el rey nos presta ropa seca que por desgracia para mí, sólo es de hombre. Cuando salgo ya lista el grito de un tripulante capta mi atención.
-Hay más gente en el agua. –advierte el hombre.
Me acerco corriendo a mi hermano y le pregunto lo que más me preocupa.
-¿Crees que... -comienzo.
-Ahora lo veremos. –responde él interrumpiendo mi pregunta.
Unos minutos después tres personas suben a bordo, reconozco al instante a dos de ellos y siento cómo un peso se va de mis hombros y mi respiración se regula.
-Caspian. –exclama Lucy abrazando al aludido.
-Me alegro de volver a veros. –dice este.
-Y nosotros de verte a ti. –le responde Edmund.
-¿Has oído eso, Noah? –me pregunta mi hermano captando la atención de los dos Pevensie. Por su tono de voz sé lo que tiene planeado y decido seguirle el juego. –Se alegran de ver a Caspian.
-¿Y qué hay de nosotros?
-Pues a nosotros que nos den, ellos ya tienen a su Caspian. –ambos asentimos de acuerdo y unos brazos mojados nos envuelven.
-Tontos. –murmura Edmund.
-¿Y ahora nos insultas? –pregunto haciéndome la ofendida. –Tú vas a hacer daño. –digo logrando sacarles una sonrisa a todos.
-Ahhh. –grita el rubio que los acompaña.
-Oh, no. –murmura Ed.
-Quitádmelo de encima. –exige el asustado niño refiriéndose a Reepichep.
-Está llorando como un ratón bebé, señor. –le dice el ratón a Caspian, logrando sacarle una risita.
-Esa horrible bestia ha tratado de arrancarme la cara con sus mortíferas garras. –chilla el rubio.
-Sólo traté de expulsar el agua de sus pulmones, señor. –se excusa el animal.
-¡Está hablando! –grita de nuevo el niño.
-Lo difícil es hacerlo callar. –le responde el rey telmarino.
-Cuando no haya nada que decir no diré nada, señor. –responde el noble ratón.
-¡Reepichep! –exclama Lucy.
-Majestad, -hace una reverencia –me alegro de volver a veros. –antes de que nadie pueda contestar el niño sigue quejándose.
-Exijo saber ahora mismo dónde estoy. –patalea el pequeño niño.
-Estáis en El Viajero Del Alba, el mejor navío de la flota narniana. –escuché explicar a un minotauro. Eustace cae desplomado al suelo al ver al marinero. -¿Dije algo malo? –pregunta confundido a Caspian, que trata de aguantarse la risa.
-En absoluto, Tavros. –le responde el rey. –Cuídale, por favor. –ordena para después subir unas escaleras y llamar la atención de los presentes. –Atención tripulación, os presento a Lucy la valiente, Edmund el justo, Noah la serena y Jake el sabio. –nos presenta. –Reyes y reinas de Narnia. –agrega.
Tras sus presentaciones, mi mayor temor se hace presente.
-Hay más personas en el agua. –grita un vigía.
Unos minutos después los dos Pevensie restantes pisan el navío.
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Las crónicas de Narnia III
FanfictionEsta es la tercera parte de las crónicas de Narnia. Una continuación de la trilogía que actualmente se encuentra publicada en mi perfil. Noah y Jake se encuentran solos en Londres, lejos de los Pevensie. Jake mantiene su relación con Susan, en camb...