- la doncella es secuestrada por el dragón, por favor, salvarla de las garras del temible monstruo de ojos en rayas, ellos comen mujeres, destruyen pueblos, destierran reinos y asesinan héroes - Melanie se encogió cuando la mano del chico comenzó a...
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- ¿Mamá? - la pequeña de Cinco años miró a su madre mientras amarraba su pequeña mano contra el poste del lugar en donde la cuidaban, aturdida la vio sonreír con locura, aquel tinte de cabello que manchaba la zona de las cejas y su frente le recordaba tormentosos momentos en ese cuarto de hotel, varias veces permanecía comiendo carne cruda que conseguía mientras escapaba como si fuera una perra faldera... mujer loba o no, su sangre estaba maldita, siempre la veía maldecir a la luna y a los Jeon y Guerrero por darle tal carga, y que peor que dando a luz a una niña humana.
La niña humana de la profecía.
- ahora ya no me sirves más... no.... he ganado lo suficiente, sí.... -
- a dónde vas, mamá - Melanie intentó moverse, pero su madre la abofeteo, terminando de amarrar bien su muñeca se levantó y tocó la puerta - me portaré bien, ya no lloraré más, no me dejes con ellos, eres lo único que tengo.
La pelirroja se acercó a la bebé y acarició su mejilla con cuidado, las uñas largas de su media transformación le produjeron un corte en la piel, pero la niña no reaccionó.
- no, ya no, eres una inútil ahora para mí, la carga de que seas parte de esa cochina profecía es agotador, ahora con dinero que recibí tu ya no eres más mi problema - sonriendo se levantó y verifico que haya amarrado bien al cachorro - nuestra sangre estaba maldita por siempre.