- la doncella es secuestrada por el dragón, por favor, salvarla de las garras del temible monstruo de ojos en rayas, ellos comen mujeres, destruyen pueblos, destierran reinos y asesinan héroes - Melanie se encogió cuando la mano del chico comenzó a...
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Melanie se despertó esa mañana con un dolor en el pecho que no podía descifrar, las mismas elfos que la habían bañado y vestido cuando llegó volvieron a ingresar como siempre muy temprano, para volver a cambiarla, pero esta vez no venían solas, los acompañaba aquel horrible elfo que no le agradaba ver, enojada lo vio andar como si fuera juan en su casa el pendejo.
- ¿qué haces aquí? - soltó enojada, Azuli simplemente sonrió al verla con el camisón que cubría su bonito cuerpo, los pijamas élficos constaban de un vestido largo de color verde claro, en la zona del pecho era todo cerrado con pequeños volantes que brillaban parecidos a un diamante era de manga larga y terminaba con blondas en las muñecas y por lo demás era el largo, a Melanie le molestó porque en la parte de la espalda tenía un hueco, osea, no cubría nada de esa parte hasta más abajo de su espalda, casi llegando al inicio de su trasero.
- mi abuelo me envió, el día de hoy va a haber una fiesta a tu honor - mencionó Azuli abriendo ambas puertas de la habitación y dejando entrar un montón de elfos trayendo diferentes vestidos de todos los colores, detrás de ellas más trayendo adornos pequeños tiaras con diamantes, oro y un montón de cosas que ella no entendía porque estaba trayendo.
- jamás me invitaron a una fiesta y mucho menos que sea a mi honor, así que te invito y a estas señoritas a que se vayan de mi habitación -
- eso no va a suceder, ¿sabes porque ayer?, dijimos que no podías salir del castillo -