Decapitated | South Park | Kenny & Tú

Epílogo.

Pasado poco más de un mes; era viernes el último día de clase para el penúltimo grado, alumnos de la secundaria de South Park salían como si hubieran recuperado su libertad, pues ya iniciaban las vacaciones de invierno.

______ se alejaba cada vez más de la institución con sus amigas a la par que Bebe alardeaba que pasaría la Navidad en Nueva York con la familia; el resto no tenía planes tan grandes como ese, mucho menos la pelirroja, que, lo único que quiere, es relajarse, despertar tarde y si puede, estar todo el día en pijama. Un rato después, se detuvieron y se despidieron partiendo por caminos separados. 
Llega a casa y suspira aliviada, bota la mochila donde sea que caiga y se dirige directamente al sillón más cercano para aventarse en él. 

—¿Te cansaste?— le habla sarcástica Clarisse desde otro lado de la sala. 

—Hola— se acomoda y la voltea a ver. 

—Recoge esa mochila, que si no lo haces ahora, estoy segura de que no la vuelves a tocar hasta el año que viene y un día antes— se levanta y se dirige a la cocina.

—Bien— sosamente le hace caso y la sube a su habitación, donde la guarda en su armario, de ahí, prefiere acostarse en la cama y sacar su teléfono para perderse en internet hasta la hora de la comida. 
Una poco apetitosa ensalada de carne después, se dispuso a jugar switch con Shawn hasta cansarse.

Dada la medianoche, el niño rindió al sueño primero y se fue a dormir; ahora estaba en la soledad de una oscura sala que sólo recibía luz del televisor silenciado y en estática, se incorpora del sofá que bien ya tenía marcado su trasero de tanto tiempo que estuvo sentada y se estira. Empezó a sentirse con algo de hambre por lo que, toma el móvil y se dirige a la cocina para ver que cenar. Lo deja en la encimera, abre el refrigerador y se le queda viendo unos segundos, no tenía muchas opciones hasta que se le ocurre prepararse cereal Lucky Charms.

Ya servida, se sienta en el comedor y con una mano libre navega por redes sociales hasta que recibe mensajes de Kenny quién pedía verla afuera de casa en unos minutos. Ella le responde que sí sin problema y continúa con lo suyo. Cuando termina, se pone de pie y deja los trastos en el lavabo, apaga la luz de la cocina y de paso el televisor quedando en completa oscuridad. Con cautela, va a la puerta principal y la abre para salir y no cerrarla por completo. Una brisa fresca la recorre y suspira. Alejándose de la entrada, mira a su alrededor y logra divisar al chico. Se sienta en la acera y recarga su cabeza sobre sus rodillas. 

—¿Y bien?— pregunta ella sonriendo ligeramente.

—Pues— se sienta a su lado —Vengo a despedirme—

—¿Qué?—

—El viaje que haré con los chicos a Aspen, no es la próxima semana, es en unas horas— ríe nervioso.

—¿Nada más?— 

—Sí... lo siento— tal vez fue mala idea ir directamente con ella, pero quería verla.

—¿Eh? No digas eso— lo abraza —Creo que extrañaré verte todos los días— menciona en bajo.

—Yo también— corresponde.

—Igual, disfruta tu viaje— se separan.

—Nos iremos como seis días, te traeré algo—

—No hace falta— 

—Será tu regalo de Navidad—

—¿Y qué te daré yo a cambio?— no es buena con los regalos.

—La gracias, supongo— divertido.

—Ya pensaré en algo— 

—...Esa luz— mira rápidamente a la casa que tenían a sus espaldas —¿Ya estaba encendida?—