Capitulo 11 "Maldito Calíz"

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Como al día siguiente era sábado, lo normal habría sido que la mayoría de los alumnos bajaran tarde a desayunar. Sin embargo, nosotros nos levantamos temprano y los beneficios de ser sabado podiamos usar ropa normal,y no fuimos los únicos que se levantaron mucho antes de lo habitual en días de fiesta. Al bajar al vestíbulo vieron a unas veinte personas agrupadas allí, algunas comiendo tostadas, y todas contemplando el cáliz de fuego. Lo habían colocado en el centro del vestíbulo, encima del taburete sobre el que se ponía el Sombrero Seleccionador. En el suelo, a su alrededor, una fina línea de color dorado formaba un círculo de tres metros de radio.
—¿Ya ha dejado alguien su nombre? —Pregunto Cig a Mouthabeth
—Todos los de Durmstrang —contestó el—. Pero de momento no he visto a ninguno de Hogwarts.
—Hasta ahora - dijo Charly viendo hacia la entrada. Al voltearnos, vimos a las fotocopias y Lee Jordan el comentariasta de partidos, que bajaban corriendo la escalera. Los tres parecían muy nerviosos.
—Ya está —les dijo la fotocopia acosadora a Harry, Ronald y Greanger  en tono triunfal—. Acabamos de tomárnosla.
—¿El qué? —preguntó Ronald.
—La poción envejecedora, cerebro de mosquito —res­pondió la fotocopia acosadora.
—Una gota cada uno —explicó George Weasley, frotándose las manos con júbilo—. Sólo necesitamos ser unos meses más viejos.
—Si uno de nosotros gana, repartiremos el premio en­tre los tres —añadió Lee, con una amplia sonrisa.
—No estoy muy convencida de que funcione, ¿sabéis? Seguro que Dumbledore ha pensado en eso —les advirtió Greanger
Fred, George y Lee no le hicieron caso.
—¿Listos? —les dijo Fred a los otros dos, temblando de emoción—. Entonces, vamos. Yo voy primero...
-¿Quiero ver a esos idiotas?- dijo Blaise,causando la risa de los Chicos
Ambos metieron un papel donde decia su nombre y la escuela, Pero al momento siguiente se oyó un chisporroteo, y ambos hermanos se vieron expulsados del círculo dorado como si los hubiera echado un invisible lanzador de peso. Cayeron al suelo de fría piedra a tres metros de distancia, haciéndose bastante daño, y para colmo sonó un «¡plin!» y a los dos les salió de repente la misma barba larga y blanca.
En el vestíbulo, todos prorrumpieron en carcajadas. Incluso Fred y George se rieron al ponerse en pie y verse cada uno la barba del otro.
—Os lo advertí —dijo la voz profunda de alguien que parecía estar divirtiéndose, y todo el mundo se volvió para ver salir del Gran Comedor al profesor Dumbledore. Exami­nó a las fotocopias con los ojos brillantes—. Os sugiero que vayáis los dos a ver a la señora Pomfrey. Está atendiendo ya a la señorita Fawcett, de Ravenclaw, y al señor Summers, de Hufflepuff, que también decidieron envejecerse un po­quito. Aunque tengo que decir que me gusta más vuestra barba que la que les ha salido a ellos.
Las fotocopias salieron para la enfermería acompaña­dos por Lee, que se partía de risa.
-Que idiotas son- dijo Charly tratando de tranquilizarse
Habían cambiado la decoración del Gran Comedor. Como era Halloween, una nube de murciélagos vivos revolo­teaba por el techo encantado mientras cientos de calabazas lanzaban macabras sonrisas desde cada rincón.
—Corre por ahí el rumor de que Warrington se ha le­vantado temprano para echar el pergamino con su nombre —le dijo Dean a Harry—. Sí, hombre, ese tío grande de Slytherin que parece un oso perezoso...
-Pues ese rumor es cierto - les dije pasando a su lado con una sonrisa de orgullo y moviedo mi cabello como toda una diva.
 
Por fin, los platos de oro volvieron a su original estado inmaculado. Se produjo cierto alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie. Junto a él, el profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás. Ludo Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El se­ñor Crouch, en cambio, no parecía nada interesado, sino más bien aburrido.
—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una de­cisión —anunció Dumbledore—. Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un cam­peón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado —indicó la puerta que había detrás de su mesa—, don­de recibirá las primeras instrucciones.
Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el ful­gor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos. Todo el mundo miraba, expectante. Algunos consultaban los relojes.
De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y em­pezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergami­no. La sala entera ahogó un grito.
Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las lla­mas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.
—El campeón de Durmstrang —leyó con voz alta y cla­ra— será Viktor Krum.
Viktor se levanto de nuestra mesa y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.
—¡Bravo, Viktor! —bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de los aplausos—. ¡Sabía que serías tú!
Se apagaron los aplausos y los comentarios. La aten­ción de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fue­go tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.
—La campeona de Beauxbatons —dijo Dumbledore—es ¡Fleur Delacour!
—¡Es bella! —Dijo Charly embobado
-Pues es una velaa idiota- dijo Draco riendo
Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba. El siguiente sería el campeón de Hogwarts...
Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chis­pas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino.
—El campeón de Hogwarts —anunció— es ¡Cedric Dig­gory!
Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie, gritando y pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una amplia sonrisa, y marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores. Naturalmente, los aplausos dedicados a Ce­dric se prolongaron tanto que Dumbledore tuvo que esperar un buen rato para poder volver a dirigirse a la concurrencia.
—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz alta y muy con­tento cuando se apagaron los últimos aplausos—. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alum­nos de Durmstrang y Beauxbatons, daréis a vuestros respec­tivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos vosotros contribuiréis de forma muy significativa a...
Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.
El fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas. Una larga lengua de fuego se ele­vó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.
Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pau­sa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de per­gamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la gargan­ta y leyó en voz alta:
—Harry Potter y Lilyan Sna...Ca....Potter-dijo el Profesor Dumbledore palido
Me quede como piedra mire a mis amigos,pero estaban palidos,despues vi al Profesor Snape que estaba igual o peor que mis amigos. Despues de unos segundos mi casa estallo en aplausos.Yo solo pensaba Maldito Calíz y Maldita la persona que metio mi nombre.

Vaya vaya
HC

Siempre A Tu Lado { Draco Malfoy }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora