Capítulo 28

579 40 11
                                    

El juego se acabó.

Podría continuar contándote como William triunfaba miles de veces más, pero nada es eterno, y mucho menos tan fácil como William lo hacía ver.

—¿Papá a dónde vamos? —murmuró el pequeño Ryan.
—Iremos a otro lugar, bebé, un lugar donde nadie nos pueda encontrar.
—Quiero ver a Eva —suplicó.
—Eso no se puede, bebé, ella nos tiene miedo —suspiró con frustración y algo de enojo, pero continuó conduciendo.
—Papi...
—¡He dicho que no, basta Ryan! —gritó con enojó, pero de inmediato se tranquilizó al ver el miedo en los ojos de su hijo.
—yo quiero verla, quiero que sea mi mamá y vivamos los tres felices. Le hice daño a mamá y a mi hermano, tengo miedo. —En ese momento rompió en llanto, y el corazón de William se quebraba ante la idea de que Ryan nunca más iba a tener una vida normal, mucho menos una madre, y con suerte algunos amigos.
—Está bien, bebé, pero solo solo por esta ocasión —se detuvo y miró a su hijo —tenemos que despedirnos de ella rápido e irnos lejos.
—¡S-Sí! —sonrió secando sus lágrimas.

Mientras William buscaba la forma de ver a Eva, sin ser descubiertos, en algún lado no tan lejano se hallaba un escuadrón de policías rastreando la ubicación del auto en que William había escapado. El final estaba más cerca de lo que parecía.

—¿Ya lo han encontrado? —preguntó el mayor a cargo del lugar.
—Aún no, tan solo un poco más y lo encontraremos.
—Dense prisa, no quiero que esto se vuelva más complicado, ya han pasado muchas tragedias por ese hombre.
—¡Entendido!

El asesinato de Sahed y su hijo menor, el asesinato de oficiales, personas no identificadas, y demás, había causado gran pánico alrededor de toda la ciudad, quienes demandaban encontrar al culpable y encerrarlo, solo así podrían tener paz y tranquilidad de nuevo. Pobres ingenuos, si supieran cuántas veces han intentado encerrar a ese maldito maniático, ¿Está vez sería diferente?

—¡Lo hemos encontrado!.
—¿¡Qué estás esperando!? Investiga a dónde va.
—Si señor. Al parecer está yendo a la ciudad.
—Ciudad... —murmuró el oficial. —¿Dónde se encuentra la chica que intentó secuestrar?.
—Según el localizador puesto en su auto... Se encuentra en la empresa de su prometido.
—Quiero que estén listos para comenzar la persecución. Hoy vamos a encerrar a ese monstruo.
—¡Sí señor! —se escuchó por parte de todos los oficiales en la habitación.
—Muy bien, vayan a la ciudad en sus autos y esperen mi orden.
Con rapidez todo el escuadrón se dirigió a sus autos correspondientes. Debían ser cautelosos para que nadie sospechara.

...

—¿Ya estamos cerca? —preguntó el menor.
—Sí, bebé, pero debemos cambiarnos de ropa. —Se estacionó en un lugar donde no pudieran ver el auto.
—¿Por qué?
—Porqué debemos vernos lindos para la señorita Eva ¿no crees?
—¡Oh, sí, sí!
William pensó dónde podría encontrar la ropa que necesitaban para no verse aún más sospechosos y llamativos. Miró a su alrededor y logró ver a un hombre de mal aspecto que se paseaba por las calles con bolsas de basurs -perfecto- pensó.
—Aguarda aquí bebé, ya vuelvo —salió del auto estando alerta de todo lo que sucedía a su alrededor, se dirigió hasta aquél hombre y tras una corta charla ambos consiguieron lo que deseaban. Triunfante volvió al auto. —Ven conmigo, vamos a cambiarnos.

Unos momentos después ambos tenían ropa diferente, algo que los haría pasar desapercibidos.
—¿A dónde iremos?
—Mmm solo sígueme y no levantes la mirada —murmuró y pensó cómo llegar hasta ella sin ser descubiertos, no podía permitir que le arrebataran a su bebé de nuevo. Mientras caminaban por las estrechas calles solitarias, pues alguien podría reconocerlos si pasaban por la calle principal, William ideaba un plan perfecto para entrar y salir.
Unos metros después finalmente encontraron la puerta de emergencia, aquellas que nadie conocía y a nadie le importaba usar. Al entrar se dirigieron al cuarto de intendencia, William cogió un traje y con rapidez se lo colocó, para luego tomar un pequeño carro de basura, donde metió a su pequeño para no causar mayor sospecha.
—Debes guardar silencio, ¿sí? —murmuró antes de cerrar.
—Sí, papi —respondió con dulzura.
W

Obsessed With Love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora