14. ¿Pablo es nombre de chica?

96 4 4
                                    

Sigo en shock por aquel asunto del chico. Tanto así, que hace varios días que no volví a abrir aquel libro y tampoco hablé con Leo. Me pone nervioso y a la vez incómodo hablar con él, sabiendo que tal vez pudo haberse enamorado de un chico. Pero quiero hablar con Leo. Me gusta cuando estamos charlando y las palabras simplemente comienzan a salir de su boca. Él confía en mí, y yo no puedo destruir eso.

No sabía qué hacer, así que hice lo obvio: nada.

Luego me aburrí y fui a hablar con Mica y Agus.

-Oigan, ¿puedo hablarles de algo?- Pedí cuando me acerqué a ellos en el receso.

-Claro, Joaco- Afirmó Agus- dinos.

Ambos se pararon en frente a mí, prestando mucha atención... lo cual me puso aún más nervioso. ¿Por qué me pone nervioso?

-Es sobre Leo- Observé al rededor para asegurarme de que el castaño no estaba para irnos.

-¿Qué pasó?- Preguntó Mica- ¿Algo con el libro?

-Pues, sí. Tiene que ver con el libro- Tomé aire- Ayer estaba leyendo, era la parte en la que Leo... Fred, perdón. La parte en la que Fred entra a la secundaria, a los 13 años.

-Belleza de año- Dijo Agus, como recordando aquella época.

-Fue el peor año de mi vida- Dijo Mica- excepto, claro, la parte en la que los conocí. Pero, por el resto, fue horrible.

-Lo sé...- Dije- Pero ese no es el punto. La cuestión es que en el libro Fred contaba que se sentía nervioso al estar cerca de un chico de su clase.

-Como te pasaba a tí con ese chico rarito, ¿eh, Joacuchín?- Bromeó Agus.

-No me llames Joacuchín- Le espeté mientras se reían- y yo pensé lo mismo. Pero no, no era como lo que me pasaba con ese chico.

Ambos se me quedaron mirando en silencio, esperando que siga hablando, pero me detuve. Me estaba costando continuar.

-Lo que le pasaba a él era que... Fred se enamoró de aquel muchacho.

Siguieron mirando sin decir palabra, pero sus expresiones cambiaron de interés a asombro a otras que no pude determinar.

-¿Qué?- Preguntó Agus luego de un momento-Un chico... ¿Estás seguro?

-No lo sé, ¿Pablo es nombre de chica?

Ellos se miraron un momento en silencio.

Mica: Qué romántico.

Agus: Qué raro.

Ambos hablaron al mismo tiempo.

-¿Por qué te parece raro?- Preguntó Mica a Agus.

-¿Por qué a tí te parece romántico?- Preguntó este último- Es raro, no lo niegues.

-No es raro, Agustín. Es muy hermoso- Dijo Mica, divagando en sus pensamientos.

-Bueno, el punto no es que sea raro o romántico- Tercié- Quiero hablar con Leo sobre ese tema, pero... Me pone muy nervioso. No sé por qué.

-Mira, Joaco, no creo que debas ponerte nervioso por algo así- Animó Mica, muy sonriente- te aconsejo que vayas a hablarle.

-Pero, ¿cómo puedo sacar el tema sin ponerme nervioso?

-No será muy difícil, créeme- Dijo Agus.

-¿Por qué no?- Pregunté confuso.

Él se limitó a señalar despreocupadamente a un costado, cerca a nosotros. Mica se cubrió la boca cuando vió allí. Yó me volteé y ví que el castaño estaba sentado en una mesa muy cerca de allí, y lo más probable es que haya escuchado toda nuestra conversación.

-¿¡Por qué no me dijiste antes!?- Exclamé irritado hacia Agus.

-No me dí cuenta que era él...- Se excusó.

-No importa- Interrumpió Mica- Háblale, Joaco.

Ella se llevó a Agus fuera de allí mientras yo me volteaba a ver al chico agachado. Me dirigí a su mesa y me senté en una silla a su lado.

-Hola, Leo...- Dije, con una mezcla de vergüenza y más vergüenza.

Él no levantó su rostro para mirarme, lo cual me dijo que había escuchado toda la conversación.

-Oye, lo siento... No quería hacerte sentir mal. Mírame, por favor- Pedí con mucha suavidad.

Levanté su rostro tomándolo de la barbilla para poder observarlo. Sus ojos estaban cristalizados con lágrimas, y habían hilillos de estas en sus mejillas.

-Leo, lo siento. En verdad. Por favor, no quiero que llores.

No sabía qué más hacer. A cualquier otra persona, le habría dado un abrazo o hubiera esperado a que me diga todo tipo de insultos. Pero con Leo no podía esperar ninguna de las dos. Lo mejor que podía pasar era que el chico se escapara corriendo.

Él tenía otros planes. Se secó las lágrimas con una mano, se tranquilizó respirando y me miró a los ojos.

-Sí me gustó un chico...- Dijo con seguridad.

OK, eso sí que no me lo esperaba. Me quedé atónito a su lado. Pero no fue porque le gustó un chico, sino... él acababa de decir una oración completa. Me habló como nunca antes había hecho.

-Entonces... ¿eres gay?- Pregunté con precaución.

Él asintió débilmente.

-Vaya, Leo...- Exclamé- Estás lleno de sorpresas, ¿eh?

Solté una débil risa y le choqué amistosamente el hombro. Él esbozó una pequeña sonrisa por ello.

-No me gusta verte llorar. Desde ahora, te prometo que nunca más te haré llorar, ni dejaré que alguien más lo haga- Prometí.

Él asintió.

-Está bien- Dijo.

No voy a decírselo, obviamente, pero Leo está hablándome como... bueno, como un chico común.

Me levanté de la mesa cuando sonó la campana, él hizo lo propio y volvimos juntos a clase.

Me puse a pensar que yo siempre creía que los gays eran chicos raros. Pero, ahora que veo a Leo, me dí cuenta que son personas comunes como cualquier otro.

Hay tantas cosas que puedo aprender de este chico...

1.- Si Fueras TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora