19. El chico psíquico me sorprende.

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Debo admitir que me tomó un poquito de tiempo asimilar todo lo que leí, y me tomó otro poquito más pensar cómo hablar con Leo sobre ello. No sé cómo hacerlo sin ponerme nervioso ni incomodarlo ni terminar como un idiota. Hablé con Agus y con Mica para que ellos puedan aconsejarme... si es que "ir a hablarle directamente y luego irme" es un consejo válido.

Varios días después, por fin decidí ir a hablarle.

-Hola, Leo- saludé al chico en el recreo.

-Hola, Joaco.

Él solía sentarse en el lugar de las mesas para leer un libro, o a veces se sentaba en el suelo apoyado en la pared, también para leer. Esta vez estaba en el suelo, así que me senté a su lado.

-Hey, quiero preguntarte algo- comencé.

Él dudó un momento, cerró su libro, respiró profundo y habló.

-Sobre mis padres.

Bien, este chico es psíquico o algo. ¿Cómo sabía él que yo quería hablar de sus padres?

-No...- Mentí- Sí, está bien, sobre tus padres. ¿Cómo sabes que era eso?

-Supuse que era esa parte.

-Pues sí, es esa parte.

Él miraba hacia adelante con la mirada perdida. Yo lo estaba observando en silencio. No sabía qué decir.

-Fue duro- Dijo él, al cabo de varios segundos.

-Seguro que sí. Debió ser muy feo para tí.

Sé que puede parecer que yo no me muestro compasivo con él. Y eso es porque no pretendo mostrarle compasión.

Él asintió con la cabeza y luego la agachó.

-No lo resistí.

-Leo, sé que no lo resististe. Sé que te sentiste extremadamente mal y que pensaste que tu mundo se derrumbaría.

Se quedó en silencio y supuse que no diría algo más, así que aproveché para seguir.

-También sé que lo único que tú quieres es tener tu propio espacio, pero también quieres saber que tienes a alguien en quien apoyarte.

Él asintió y me miró con cautela.

-¿Cómo lo sabes?

-Porque, Leo... Mi padre murió también en un accidente cuando yo tenía 10 años. La gente se mostraba compasiva conmigo, pero eso solo me hacía sentir peor. Yo quería estar sólo. No necesitaba a nadie diciéndome que lo lamentaba. No se siente bien. Simplemente quería saber que alguien iba a escucharme y, cuando yo quisiera, podía hablarle con confianza, sin presiones.

Ahora me miró directamente y pude observar cómo una lágrima se deslizaba por su mejilla.

-Oye, no llores, tranquilo- Dije limpiando esa gota- Te prometí que nunca más dejaría que llores por tristeza.

Él se quedó en silencio, dejando que mis dedos rozaran su delicada mejilla.

-No es por tristeza- Murmuró.

-¿Qué?

-No lloro por tristeza- Dijo con más seguridad.

Lo miré un momento, entre confundido y feliz.

-Es de felicidad- Explicó- y tranquilidad.

Volví a quedarme un momento, pensando qué decirle.

-¿Por qué estás feliz?

Dudó unos segundos.

-Porque estás tú.

-¿Yo te hago feliz?

Él intentó esbozar una pequeña sonrisa. Tomé eso como un "sí"

-Sigue leyendo- Dijo, luego de un momento- Se acerca el final.

Se levantó y se fue al salón, dejándome ahí sorprendido, pensando qué demonios acababa de pasar.

Se acerca el final...

1.- Si Fueras TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora