Epílogo

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OK. Tal vez la escena de ese día no les pareció lo que se dice "típica romántica".

Sí, es verdad que todas esas películas y libros empalagosos terminan con un "Oh, sí, te amo tanto" por parte de uno y el "Yo también te amo, siempre te he amado" por parte del otro y terminan en un apasionado beso.

Pero, aunque no lo crean, ese día fue el más romántico de mi vida. Nunca me había animado a abrazar a Leo, así que, si lo ven desde ese punto, ese tierno abrazo, para nosotros, fue como un apasionado beso. Además, el chico me sonrió, con una sonrisa grande y completa, llena de alegría. Es mi mayor logro en la vida.

Y un día mi madre me dió una noticia, que me apresuré a comunicar a Leo.

-Hola, Peque- Dije en la salida.

-No me llames Peque- Reclamó.

Yo me reí y coloqué mi mano en su hombro.

-Ven conmigo- Le dije.

-¿A dónde?

-Mi casa.

Yo estaba con una sonrisa de idiota muy grande, pero estaba feliz por la noticia de mi madre, así que no pude evitarlo.

Llegamos a mi casa y mi madre nos recibió muy sonriente.

-Hola, Leo- Se acercó y lo abrazó sin previo aviso- Qué lindo conocerte por fin.

Noté que él se incomodó, pero no hizo nada. Solo le sonrió suavemente a mi madre y listo.

-Ahora, Leo- Dije yo- Te contaré por qué estás aquí.

Él me miró con atención. Se estaba poniendo nervioso con mi madre, porque es una persona nueva, así que me acerqué más a él para que tenga más confianza.

-Bueno, lo primero, es porque yo quería presentarte con mi madre. Después de todo, eres mi adorable novio- Le sonreí.

Él se sonrojó más y abrió los ojos mirándome, pero noté su emoción cuando escuchó las palabras "mi adorable novio".

-Y lo segundo- Dije- Es una propuesta para tí.

Miré a mi madre para que ella haga la pregunta. Miró muy sonriente a Leo y lo tomó por las manos.

-Leo- Dijo- ¿Quieres mudarte a vivir aquí?

Exacto, esa era la increíble noticia.

A Leo se le puso una cara de palo. No podía creer nada de lo que estaba ocurriendo.

Yo coloqué mis manos en sus hombros y susurré en su oído:

-Di que sí.

Parpadeó suavemente, me miró sonriendo, miró a mi madre y respondió que sí con mucha emoción. Tanta que se lanzó a abrazar a mi madre sin parar de decir "gracias".

Así que esa misma tarde fuimos al albergue donde él vivía para llevarnos sus cosas a mi casa.

Al llegar, mi madre llevó su maleta a una habitación de invitados y Leo seguía sin poder creer lo que estaba ocurriendo.

Pero en la noche pasó otra cosa.

Él estaba acostándose en la cama mientras mi madre se aseguraba que estaba bien y yo me paraba sonriéndole en el marco de la puerta.

Justo cuando estábamos saliendo, dejándole la luz apagada para dormir, él nos detuvo.

-¿Pasa algo, Leo?- Preguntó mi madre.

-Ejm, pues...- Parecía avergonzado- Me da miedo la oscuridad.

Me sorprendí por escuchar esa noticia. Y también se me ocurrió una increíble idea.

1.- Si Fueras TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora