19. Esto es épico.

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¿OTRA VEZ TÚ?

Capítulo 19.

—Ades Cooper—

Miro la hora en mi reloj, estoy aburrido, desde que llevé a Abby ayer no nos hemos visto y siento que la extraño, necesito verla. Tomo mi chaqueta negra para salir, pero en ese preciso momento entran los chicos acompañados de las chicas.

—Te tenemos el plan, vámonos a la playa —Víctor se tira en mi cama—. Ya le avisamos a Abby y nos espera en su casa, no quería ir, pero su papá la convenció.

—Te escucha Abby diciendo que el doctor es su padre y te quedarás sin eso que te cuelga entre las piernas —Tania le mira donde ya sabemos.

—Ponte algo cómodo y pasamos por Abby y Yuris, igual viven cerca ahora.

—Vaya, Dayana la más gritona de todas llamando a Yuris por su nombre y no ofendiéndola, increíble —la molesto y me manda un golpe—. Se respira amor aquí —me vuelve a mandar otro golpe.

—Ya pasó la prueba, en verdad esa chica cambió —Celeste nos mira—. Me quedaré con las ganas de gritarle «¡sabía que no habías cambiado, siempre lo supe!»

Nos reímos de la manera en la que Celeste dice que se quedará con ganas de descubrir a Yuris, ella es chistosa, pero nunca se lo diré. Me imagino que las demás también se quedarán con esas mismas ganas.

Les pido que salgan un momento y me coloco una pantaloneta acompañada de una playera, regreso donde ellos y tomamos una de los Jeeps de mi padre donde cabemos todos. Liam pone un poco de música de Justin Bieber y todos empiezan a cantar como grupo desafinado.

—Debemos pasar a comprar lo que llevaremos de comer —nos recuerda Liam—. No pienso pasar hambre por ustedes.

—De acuerdo con Liam, primero muerto que pasar hambre —Jasón sigue cantando—. Amo comer, bueno, también coger.

—Deja de pensar en sexo, por Dios —Dayana le lanza un golpe.

—Eso no le dices cuando estás debajo de él —la molesta Vans y todos reímos—. Pero cálmate, no se lo diré a nadie más.

—Nos los has dicho a nosotros, gran imbécil —le recuerda Owen—. Pero nosotros haremos que no escuchamos nada.

Se forma una discusión tonta entre los chicos y yo sigo conduciendo, entramos a los conjuntos donde está ubicada la casa del doctor y Abby junto con Yuris nos están esperando.

—Ades.

Abby se me tira encima para besarme cuando bajo a saludarla, me gusta que no sea tan tímida como antes.

—Flaquita —Víctor le sonríe a Yuris, le da un beso que ella le corresponde.

—¡Chicas! —gritan todos al unísono como saludo.

Me percato de lo que Abby lleva puesto, y por instinto muerdo mi labio, trae puesto un short blanco tiro alto, el sostén del traje de baño que es de color rojo, se ve más blanca con ese color, su cabello le cae sobre los senos y la otra parte le llega hasta su trasero, lleva sandalias tejidas y en uno de sus brazos le guinda un bolso donde seguro trae cosas personales.

—Está bien que la mires, pero por favor que no se te note que en tu mente ya le has hecho muchas cosas poco sanas para nosotros los inocentes —Vans bromea, y sé que hay una pizca de celos en sus palabras.

—Inocente yo —Abby le saca el dedo—. Vámonos, nos espera un largo viaje.

Víctor sube al auto a Yuris y yo lo ayudo con la silla de ruedas, los chicos saludan a Yuris con gran efusividad y no parece que en el pasado hayan tenido problemas, se nota que sí le tienen cariño. Yo no puedo decir que la perdoné del todo porque ella tuvo parte de la culpa de lo que sucedió, pero si me he dado cuenta de que ha cambiado, a diferencia de Fabián que sigue siendo el mismo perdedor de siempre.

Arranco cuando ya todos estamos en el auto y de nuevo se hace presente la música, ellos cantando bien felices y yo mientras conduciendo, de vez en cuando miro a Abby por el espejo y ella está bien concentrada cantando con los chicos. Después de casi dos horas de camino llegamos a la playa, antes nos tocó pasar a comprar lo que comeríamos, a Abby se le antojó una bolsa de gomitas rojas y se la compré, ella es feliz comiendo eso, y aunque las odio no puedo hacer nada porque a ella le gustan.

—Miren, por allá hay unas carpas y sillas, podemos estar ahí hasta la noche que nos vayamos —Abby nos señala un lugar donde no hay mucha gente y nos vamos hacia allá, nos toca pagar por alquilarlas y nos sentamos.

Jasón ha traído un aparato de esos donde puedes poner música sin necesidad de conectar a un enchufe, únicamente, tienes que estar ligado a un dispositivo Bluetooth, así que ponen música. Y las chicas bien calmadas empiezan a bailar, se han quitado la ropa quedando en traje de baño y se han ganado la mirada de más de un chico, ellas son guapas y lo saben, incluso Yuris que está en una silla de ruedas ha logrado captar miradas, y es que la chica no es para nada fea.

—¡Vamos a bailar! —Dayana me jala de la mano, me niego y ella es mucho más terca que yo, como Abby está con Vans no le veo el problema—. ¿Sabes que si esta vez haces sufrir a Abby te irá peor que la primera vez?

—Ya sabía yo que una Dayana simpática no podía existir, pero despreocúpate, no le haré daño —me muevo a su ritmo—.  Yo la quiero, y perderla después de todo no es lo que quiero.

—Te toca hacer méritos para que ella piense que sí vale la pena estar contigo, porque si esta vez le causas daño ella no te va a perdonar, ya no es la misma niña que hacía todo lo que querías y que estaba donde tú estabas, mírala ella puede ser feliz sin ti, si ahora le haces daño le dolerá, pero te dejará ir —me pone la mano en la cara y me gira para que vea donde está Abby bailando con Vans y Jasón—. Se ve tan feliz, mi amiga es hermosa, así que cuídala porque la pierdes.

—Debería tener miedo de que me la quites tú, son mejores amigas —se ríe—. Pero sé que si te tengo de mi lado no pierdo a Abby, tú influyes mucho en ella.

—Si Abby me presta atención en todo es porque jamás le haría daño, yo amo a esa tonta con mi vida, es como mi hermana.

—Lo sé, ella para ti es muy importante.

Me lleva hasta los chicos y me tira a Abby encima que deja salir un quejido, en serio que Dayana tiene más fuerza de lo normal.

—Esa chica está loca —le digo a Abby mientras le sobo la frente—. ¿No será hombre?

—Obvio no, es muy guapa, solo que no domina su fuerza —muerde su labio y su mirada se desvía hacia un lado—. Ahora regreso.

—¿Adónde vas? —la detengo.

—Tengo algo pendiente —se suelta de mi agarre para irse, los chicos me miran como si entendieran que algo va a pasar, nos vamos detrás de Abby que camina con paso firme, se ve muy segura de lo que sea que vaya a hacer.

No entendemos nada hasta que Abby le pone la mano en el hombro a una chica, ella se gira, y un jadeo sale de la boca de todos cuando Abby le da un golpe con su mano cerrada a la chica en la nariz, nos damos cuenta de que es Megan cuando ella nos mira con su nariz llena de sangre y su cara roja, le han pegado duro.

—Esa era por poner en peligro la vida de todos, pero esta es por hacer sufrir a Vans —le da otro golpe con más fuerza haciéndola sangrar un poco más—. Jamás he compartido la violencia, pero tú te lo merecías, ¡perra!

—¡Mi nariz, estúpida! —Megan trata de tomarla del cabello, pero Celeste se mete en la mitad y para la mala suerte de Megan le da un golpe en el pómulo que la hace gritar.

—Con mi hermana no te metas —Celeste le escupe la cara y para saber que Abby no lleva la misma sangre que ella la defiende como si fueran una sola.

—Ya está bueno —tomo a Abby de la cintura cuando veo que se le acerca a Megan—. No tienes que hacer esto.

—Te lo voy a advertir una sola vez y espero no repetir porque me tocará hacerte la vida miserable; Te le acercas a uno de mis amigos o a alguien de mi familia y te acabo —me pide que la suelte porque está calmada, pero me ha mentido, le da una cachetada—. Ya lo sabes, y cuidado con hacerle algo a Belén.

—Deberías limpiarte esa sangre, te ves mal —Liam la molesta dándole un pañuelo y Megan se lo tira encima.

—¡Uys! Qué violencia —Dayana se ríe en su cara—. Si este no me tuviera agarrada ya te hubiera hecho pedazos.

No me había fijado que Jasón la tiene agarrada, y que los chicos tienen a las demás.

—Todos son unos estúpidos, están mal si piensan que su amistad va a durar para toda la vida, son unos inadaptados —Megan nos mira con desprecio—. Los veré siendo tan hipócritas como yo, ya verán. Los amigos no existen.

—Qué asco haberme metido con una chica como tú, no te hará nada bien disfrutar de las derrotas de los demás porque seguirás siendo tan vacía como ahora, el dinero se acaba y quedarás sola —habla Vans mientras lo miramos y él se aleja de todos.

Nadie más dice nada porque los chicos alcanzan a las chicas, Abby se queda conmigo y tiene sus nudillos rojos, la miro nada feliz por lo que acaba de hacer y ella no dice nada, con toda la intención la cargo y la llevo hasta el agua, grita para que no la tire porque le va a arder los nudillos, pero no le presto atención y la tiro. Sale del agua y me grita mil cosas, yo solo la miro con una sonrisa mientras ese pequeño ser me insulta, los chicos están un poco alejados de nosotros, y sé que se están riendo de lo que acaba de pasar y es que fue tremendo, Abby tiene huevos, mira que ir a golpear a Megan donde la pudieron joder a ella, inteligente la bebé.

—Mira cómo tienes eso —le tomo la mano mirando sus nudillos con rastros de sangre—. Tienes huevos, Abby.

—Ella me las debía, nadie la mandó a meterse con mi familia —se pega a mi cuerpo rozando nuestras partes, sonríe con malicia y lleva su mano para tocarme—. Deja que lo haga, ¿te da miedo?

—Si sigues con eso me harás tener una erección. Contrólate.

—Entonces tócame tú —mis ojos por poco se salen por lo directa que ha sido—. Quiero que me toques.

—No voy a hacer eso, tú no te sabes controlar —su rostro se vuelve serio, pero veo que no está molesta—. Podemos ir a otro lado.

—Si no quieres hacerlo tú le digo a Vans.

—¡No! No voy a dejar que nadie te toque.

—¿Entonces sí lo harás? —sonríe con inocencia.

—Sí.

La beso, me fijo que nadie nos esté viendo y empiezo hacer lo que me pidió.

[….]

—Ya sé que te gustó —digo muy cerca de sus labios—. Eres mi adicción, Abby Jones.

—Y tú mi debilidad, Ades Cooper —me da un apretón de nalga.

Nos seguimos besando hasta que nos vamos para donde los chicos, tomo una bolsa de papas fritas y empiezo a comer con Abby mientras tomamos del mismo jugo. Las chicas no se han dejado de reír de la manera en la que Abby le pegó a Megan, para ellos esto es épico.

Han pasado más de dos horas desde que llegamos a la playa y hemos jugado de todo, en este momento estamos apostando carreras, chicas de un lado y nosotros de otro mientras que Yuris pone los retos, ella no ha dejado de reír.

—Es el turno de Liam y Dayana, cero trampas.

Ellos se ubican en una línea.

—Ganaré yo, mejor retírate —Liam sonríe y Dayana le muestra los dos dedos corazón—. Qué grosera.

—Tu maldito trasero es el grosero.

Yuris pita y ambos salen corriendo, es gracioso ver cómo se empujan los unos a los otros para ganar, los dos llegan a la otra línea al mismo tiempo y se regresan entre empujones, la primera en llegar es Dayana quien grita eufóricamente.

—¡En tu cara, Liam! —celebra llena de emoción y es libre de todo reto.

—Siento que me han hecho trampa, ¿cómo es que ya van dos chicas ganadoras? Me huele a trampa —Liam señala a Dayana y a Abby que ha competido de primera con Owen y le ganó.

—Perdiste, las chicas están demostrando que son mejores que ustedes —Yuris se ríe y todos estamos pendiente de qué reto pondrá porque a Owen lo hizo que asustara a las chicas que estaban con Megan como si fuera un tiburón, nos arrastramos de risa cuando esas chicas salieron como locas—. Tu reto es que vayas donde cualquier chico de aquí de la playa y le coquetees como si fueras gay.

—¡Primero muerto! —se queja—. No haré eso.

—Si no lo haces debes desnudarte frente a todos, será peor —Tania se mira las uñas como toda señorita, pero luego suelta una risita—. Amor, tienes que hacerlo.

Liam acepta a regañadientes, lo vemos ir hacia un chico que está cerca de nosotros y así podemos ver y escuchar todo, Liam empieza hablar con voz más femenina y a tirarse el cabello, nosotros empezamos a reír porque es gracioso verlo actuar de esa manera, pero la gota que derramó el vaso es la peor cuando de tantos hombres que hay aquí en la playa precisamente ese es gay. Ha empezado hacerle ojitos a Liam y a tocarlo mientras él lo mira sorprendido, se aleja con brusquedad y cuando llega a donde nosotros estallamos en una carcajada porque esto no lo vamos a olvidar, es que hay que tener mala suerte para que le tocara un chico gay cuando él ni siquiera lo es. Liam nos mira furioso, pero parece que lo hemos contagiado, se empieza a reír, pobre de él, pero nadie lo manda a tener tanta mala suerte para que a la hora de cumplir su reto escoja al que parecía más hombre y se le terminó mojando la canoa, esto es épico.

¿Otra vez tú? «segunda parte de mi chico malo» ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora