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Por eso de las 6 de la tarde, el acertijo decidió salir a la calle para despejarse.
No dejaba de pensar en aquello que hizo, tenía recuerdos pero eran muy borrosos.
¿Cómo es posible que se haya acostado con su mejor amigo?..

-¡Acertijo! ¿Qué andas haciendo por acá?- una voz lo sacó de sus pensamientos, estaba en el terreno de los Narrows.

-Ah, hola... No, nada, yo solo caminaba.-

-Te veo un poco deprimido, amigo.- dijo el hombre, acercándose con dos botellas. -¿Quieres?-

-No, no.- negó Edward, al recordar que hizo lo que hizo por culpa del alcohol.

-Vamos Nygma... Una botella no le hace daño a nadie.-

Edward miró la botella por unos segundos, y accedió.

-Bueno, supongo que solo una.-

(...)

-¡WUUU!- Gritó, tocando la puerta a las 11 de la noche. -Aaabre la puerta Ozzie.-

-...¿Ed?- preguntó Oswald, abriendo la puerta. -¿Por qué gritas así?-

-Porque traje un pingüino para otro pingüino, mi amor.- dijo Edward, y se hizo a un lado, dejando ver a un pingüino detrás de él.
Sí, estaba muy ebrio.. Otra vez.

-¡Oh por Dios!- exclamó Oswald. -Nygma ¿¡De dónde sacaste eso!?-

-¡Del zoológico! Me recordó a tí así que lo traje a casa.-

-....Ay no...- dijo Oswald dándose un golpe en la frente, y cargando a aquella ave a como pudo. -¿Y dónde quieres que lo ponga?-

-Mm, no sé. Haz lo que quieras, es tuyo.- dijo Edward entrando a la casa. -¿Qué hay de cenarrrrr?-

-Yo ya cené.-

-¿Y que cenaste, mi pequeña ave?-

-Tacos de carne.- le respondió Oswald, molesto. -Hay en el refrigerador.-

Dicho esto, Oswald llevó al pingüino al baño, y lo dejó en la tina, con un poco de agua dentro.
Pensando en como devolverlo al zoológico.

-¡Auch!- escuchó de repente, así que salió del baño de inmediato.

-¿¡Qué pasó!?-

-Esta cosa me quemó- se quejó Edward, chupando su dedo índice.
Oswald fue a ver, y se dió cuenta de que Edward estaba intentando calentar la cena, pero no podía.

-A ver..- Oswald se frotó los ojos. -Ve, siéntate y espera a que te sirva.-

-Sí mi cielo.-

Edward se dirigió al comedor a brinquitos, y Oswald lo miró en shock.
Nunca pensó ver a Edward comportarse así.

Calentó la cena para poder terminar con esta pesadilla lo más pronto posible, y luego le sirvió a Ed, quien le agradeció y comenzó a comer.
Entonces Oswald tomó al pingüino, se subió al auto y condujo hasta el zoológico, donde se brincó la reja y dejó al pingüino en su hábitat, no importaba que fueran ya las 12:30 de la madrugada.
Luego fue caminando hacia su auto para volver, cuando miró la silueta de un pequeño niño caminando solo entre las calles, lo cual le pareció muy extraño.

-Oye, oye niño.- le habló, pero el niño no le respondió. Entonces se acercó más. -Niño, ¿qué haces en la calle a esta hora?-

El niño se giró, y pudieron verse a los ojos. Entonces pudieron reconocerse.

-¡Martin!- exclamó Oswald, sorprendido.

"Alcohol." (Nygmobblepot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora