[El encanto de la inocencia]

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Este capítulo ocurre luego de los sucesos de "Extreme menu" no influye nada en el One-Shot pero si se desarrollan en el mismo día. Disfrútalo!.

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Al contrario del pensamiento pesimista que toda la clase tenía al iniciar su día, este había sido todo lo contrario.
Luego del desafío de cocina, se habían quedado desarrollando actividades al aire libre, incluso el frío y la pereza que tenían había desaparecido.
Risas, gritos, diversión y uno que otro leve raspón no habían faltado.

El día había sido entretenido, hasta que el maestro Finnick los hizo bajar de la colina por la tarde alegando que no se haría cargo si a alguno le daba hipotermia.

El manto negro de la noche cayó, y los jóvenes cansados de jugar habían cedido completamente a la demanda que el sueño les imponía, quedándose dormidos más temprano que los días anteriores.

Mittens por su parte, se había despertado por el ruido que provenía de un gato silvestre corriendo por el techo de su cabaña, y luego de unos minutos debatiéndose si se levantaba o intentaba dormirse de nuevo, la desesperación le ganó y optó por levantarse de su cama.

Su plan era dar un pequeña caminata bajo la cristalina luz de la luna, tal vez eso la relajaba lo suficiente para conciliar el sueño nuevamente. Decidida, tomó su bufanda, y con cuidado de no despertar a Skye y Kiara, sus compañeras de cabaña, salió cerrando la puerta suavemente.

Caminó por varios momentos, contemplando el paisaje nocturno, viendo las demás cabañas y dejando que el aire gélido la acariciara levemente, este tipo de cosas le parecía de esos momentos que se sienten como si fueran de otro mundo, debido a que son sensaciones que regularmente no se tienen.

Tal parecía que su plan sobre relajarse sí funcionaría.

Caminó unos metros más y llegó a la cabaña principal, dudó en entrar o no (pues le estaba comenzando a dar más frío) pero terminó haciéndolo, lo malo es que eso sería contraproducente y podría terminar en problemas, ya que en esa cabaña dormían los maestros encargados, y que una chica a altas horas de la madrugada los despertara solo significaría un castigo. Se metió en la cabeza que sería precavida y silenciosa.

Se adentró con cuidado en el lugar y dirigió su camino a la sala que esta poseía, claro, que no contaba con la sorpresa que se llevaría.
En un sofá individual se encontraba su mejor amigo, sentado abrazando sus piernas y mirando perdidamente la luna a través del gran ventanal, como sí estuviera tratando de resolver algo.

Mittens sonrió por instinto, esa costumbre de mirar la luna la tenía su amigo desde mucho tiempo atrás y a ella le parecía tierno, pero a la vez sabía que cuando eso ocurría algo andaba mal.

—¿Qué haces acá? — preguntó ella acercándose

—Lo mismo te pregunto yo— respondió serio el de cabello blanco sin apartar su ojos de la luna.

Esa seriedad sólo reforzaba la teoría de la ojiverde que algo no estaba bien. Se sentó en el sofá frente a él, dispuesta a interrogarlo.

—Sueltalo de una, Bolt— ordenó de la misma manera—¿Qué te pasa?— dijo mirándolo fijamente.

Por unos segundos él no respondió, ni tampoco la miró. Su comportamiento evitativo era extraño, él no era así.

—Estoy confundido —respondió al fin, al mismo tiempo que abrazaba aún más sus piernas y se retraía más en el sofá. Típica cosa que hacía cuando no entendía o se sentía inseguro de un tema.

Ella suavizó su mirada, y su corazón latió fuerte, la inocencia que él emanaba al no saber algo siempre la conmovía.

Y pensar que era el mismo chico que había tratado de "morderla" unas horas atrás.

—¿Puedo ayudarte? — preguntó cruzando una pierna sobre la otra.

—¿Porqué Marie me trata de esa manera?— preguntó el chico estirándose.

"Marie" pensó Mittens, la bella chica peliblanca y adinerada que esta mañana iba con él tomándolo del brazo. De seguro Nick había mencionado las cosas a broma, pero estaba claro que su mejor amigo no entendía un coqueteo.

—¿A qué te refieres?— cuestionó ella fingiendo no saber.

Él suspiró pesadamente, llevándose una mano a su cabello, haciéndolo hacia atrás y chasqueando su lengua.

—Últimamente noto que siempre trata de estar cerca de mí o hablar conmigo —Miró a su amiga y continuó — Lamento si eso suena pretencioso — bajó su mirada.

La pelinegra seguía con la vista clavada en él, tratando de encontrar una manera para explicarle todo, pero no la encontraba, simplemente no la encontraba.

Y sin más, soltó algo de lo que se arrepentiría.

—¿Alguna vez te haz enamorado? — se atrevió a preguntar.

Bolt se sorprendió ante la repentina pregunta, y su nívea piel pareció ponerse más pálida de lo que ya era.
Bajó su cabeza con las mejillas teñidas de rosa, respondiéndole de esta manera la pregunta a su amiga. O eso creía.

—A esa chica le atraes— volvió a hablar Mittens, tratando de hacer que él levantara de nuevo su vista— ¿A ti no?— cuestionó

—No lo sé — contestó cabizbajo.

—¿Qué harías si alguien te gustara? — ella sonrió, esto le parecía tierno y a la vez le daba gracia la vergüenza que a su amigo le causaba ese tema.

—¿Que haría?— se extrañó, a lo que la contraria asintió con su cabeza reprimiendo una sonrisa.— Sabes que no lo tengo claro— mencionó.

—¿Algún gesto? ¿Algún detalle?— siguió interrogándolo.

El peliblanco pareció pensar y meditarlo un momento, luego respondió.

—Una vez vi en una película que hacía frío, entonces el chico le dio su chaqueta a la chica— miró fijamente los verdes ojos de ella— Sí alguien me gustara, haría eso— finalizó, volviendo a ponerse serio.

—Poco a poco descubrirás sí te gusta Marie— mencionó ella sin apartar su mirada— Y cuando lo hagas, estará bien— sonrió suavemente.

Él volvió su vista a la luna y ella lo acompañó, quedándose así por varios momentos, hasta que cayeron en cuenta que Finnick podía aparecer y regañarlos. Acto seguido, ambos se levantaron, y salieron de la cabaña, caminando siempre en silencio, en calma, disfrutando la bonita compañía que el otro les proporcionaba.

La ojiverde estaba lista para irse por el sendero a su cabaña, pero su amigo la detuvo.

—¿Ocurre algo?— preguntó extrañada.

Y sin responder, el peliblanco se quitó su suéter, y mirándola directamente a los ojos la cubrió con él.

—Buenas noches— dijo sonriendo levemente, dándose la vuelta y desapareciendo ante la tenue luz del sendero con las manos en los bolsillos.

Ella se quedó atónita, y parecía que su mente se había congelado.
"Sí alguien me gustara, haría eso" recordó las palabras de él.

Inevitablemente se cubrió la boca con su mano y salió corriendo rumbo a su cabaña.

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Esto iba a ser un extra pero se alargó (._.") En fin, espero que les gustara y mil gracias por su apoyo! ❤






Las desventuras de Bolt y MittensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora