Capitulo 2

1.5K 108 12
                                    

O

O

O

O

O

CAPÍTULO 2

A la mañana siguiente, en cuanto se despertó, Hinata supo que iba a ser un mal día. Lo supo porque su primer pensamiento fue Naruto Namikaze, precisamente en quien no quería pensar, puesto que ya había ocupado su cabeza toda la noche.

Ni siquiera los pájaros multicolores que fueron a su ventana a buscar el desayuno consiguieron levantarle el ánimo. Ella miraba cómo las preciosas aves picoteaban los pedacitos de pan con miel. Ero esa mañana, sus cabezas color púrpura, sus alas verdes lima, y sus pechos amarillos, salpicados de rojo, no la llenaban de admiración como de costumbre. Estaba demasiado ocupada en estar furiosa.

Qué hombre tan caradura. Esconder su identidad, hacer que le hablara sobre la botella, y robarle un beso, ¡todo en un espacio de tiempo tan corto!

Si algún hombre representaba peligro para Hinata, ese era Naruto Namikaze. Era un hombre de negocios muy rico y un huésped extranjero. Todo lo que ella siempre intentaba evitar. ¿Y por qué se había quedado medio hipnotizada y había dejado que la besara? Lo peor era que había sido un beso tan dulce…

A pesar de su enfado, no había dejado de pensar una y otra vez en el beso, recordando la tibia y sensual presión de sus labios entreabiertos contra los suyos. Y el impacto de esos ojos tan azules… La habían dejado sin respiración. La habían hecho pensar en encontrar un sitio tranquilo e íntimo bajo el susurro de las palmeras o sobre la arena de una cala escondida donde él pudiera seguir besándola…

¡Pero, por favor! Esas eran las cosas en las que no debería estar pensando al conocer a un hombre. Sobre todo a ese hombre. Había pasado el resto e la noche reprochándoselo.

Recuerda quién es, un ejecutivo de altos vuelos. Un playboy millonario. ¡Olvídalo! En unos días se habrá marchado. ¡Olvídalo ya!

El que hubiera ido a la isla a recoger la botella era un inconveniente. Ella ya había accedido a la petición de su jefe de que osara con él para unas tomas publicitarias, por lo que no tenía más opción que terminar su desayuno, ducharse y prepararse para la tortura.

Mientras tanto, no dejaba de aleccionarse sobre la actitud a tomar ante Naruto Namikaze. Estaba preparada mentalmente para enfrentarse a él.

Cuando Hinata llegó, un enjambre de periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos rondaban en la recepción del hotel.

Su jefe, Danzo Shimura, la llevó de un brazo hacia su despacho.

-Iba a llamarte por megafonía. Han venido de todos los medios informativos. Vinieron en el primer barco. ¿No es maravilloso? –estaba radiante y se frotaba las manos. Y estos son solo la prensa local. Cuando se publiquen sus artículos habrá más. Va a ser un día magnífico en el paraíso. Saldrán unas fotos excelentes.

-Solo necesitamos a nuestro millonario –añadió Hinata, con sequedad.

-Vendrá enseguida –Danzo movió la cabeza mientras se frotaba la barriga-. ¡Vaya, cómo me estropeó ese tipo la digestión anoche!

-¿Ah sí? –Hinata no pudo evitar la curiosidad.

-Quería que sacara la carta de la botella de inmediato y se puso furioso cuando le dije que no se la daría hasta que posara para unas pocas fotos.

-¿Se negó a seguir adelante con la publicidad? –preguntó Hinata con optimismo.

-Por fin conseguí que aceptara. Puede decir lo que quiera sobre sus abogados y sus derechos, pero en estas tierras, las cosas pertenecen a quien las encuentra –los ojos de Danzo chisporroteaban mientras veía a Hinata-. De hecho, creo que lo que lo convenció fue que le dijera que así tendría una buena excusa para quedarse por aquí un par de días –Danzo bajó la voz al notar que alguien entraba-. Aquí lo tenemos.

Un Descubrimiento SorprendenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora