Capitulo 3

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CAPÍTULO 3

Mientras tomaba una cena ligera de pan con queso, Hinata intentó no pensar en cómo habría sido cenar con Naruto. Intentaba convencerse de que pronto él se iría con la botella a los Estados Unidos,y que lo mejor era mantenerse fuera de su camino. Pensaba en lo tonta que había sido creyendo que su propio destino estaba ligado al de la botella.

La única relación era que ella la había encontrado y que había cedido a la curiosidad. Tal vez le dio demasiada importancia a ese hecho. Quizás porque estaba tratando de asirse a cualquier cosa que la ayudara a salir de la deprimente soledad que sentía desde la muerte de su padre tres meses atrás.

Ya fue un golpe duro tener que dejar sus estudios de posgrado de biología marina para atenderlo los últimos meses de su enfermedad, pero nada la había preparado para el terrible vacío de su vida después de que él muriera. Su padre lo era todo para ella puesto que se había quedado huérfana de madre cuando era pequeña.

Esa noche sentía más tristeza y desolación que nunca.

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La arena crujió bajo los zapatos de Naruto mientras se acercaba al agua. A la luz de la luna Florence Bay se veía preciosa. A ambos lados de la bahía, unas rocas protegían la playa desierta, y unos pinos se alzaban majestuosos detrás de los acantilados.

El agua estaba oscura. En algún lugar del océano, más allá de los arrecifes, descansaba el cuerpo de Jiraiya Namikaze. Pensando en su abuelo y en la botella, se tumbó en la arena. Hacía tiempo que su excesivo trabajo no lo dejaba contemplar nada bello ni importante, como la muerte y el más allá, o como la vida misma.

Estaba en un momento en que tenía la sensación de que su propia vida era como un tren que se escapaba en la dirección equivocada. Estaba haciendo lo que debía por la familia, seguía la tradición de los Namikaze y trabajaba duro por lograr el éxito. También tenía alguna diversión, cuando el tiempo se lo permitía. Pero en su interior, sabía que ni su trabajo ni sus diversiones lo hacían feliz.

Perdido en sus pensamientos no oyó que se acercaba alguien. Una voz detrás de él lo hizo ponerse en pie de un salto.

-Naruto, ¿qué haces aquí?

-¡Hinata!

Ella estaba a un metro de él, pálida y sorprendida. Llevaba un suéter azul y unos vaqueros, y con la luz de la luna, sus cabellos brillaban. Se veía muy hermosa.

Él se volvió hacia el mar.

-Te parecería un tontería, pero estoy presentando mis respetos.

-¿A tu abuelo?

-Sí –Naruto metió las manos en los bolsillos para no abrazarla-. Llamé a mis abogados esta tarde. Han estado investigando y lo que dijeron parece increíble. Jiraiya Namikaze murió en esta misma fecha, en 1942, en la batalladle mar de Coral.

-¡Ah!-exclamó Hinata sorprendida.

-Extraña coincidencia, ¿verdad? –tosió para disimular la emoción. Miró a Hinata y le sonrió-. Pero quizá sea una coincidencia mejor el que te vea esta misma noche, después de todo. Quién sabe, tal vez estemos destinados el uno al otro, Hinata.

Un Descubrimiento SorprendenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora