Capitulo 9

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CAPÍTULO 9

Naruto siguió las indicaciones de Hinata para llevarla a su clase. Consciente de su preciosa carga, cerró la capota del coche y condujo con sumo cuidado. Hinata, tensa y en silencio, iba sentada a su lado. Tenía un aspecto adorable, con sus mallas y su blusón negros.

Naruto estaba deseando mirarla. Hasta entonces, nunca se había percatado de que una mujer embarazada pudiera estar tan atractiva.

Las clases se impartían en la parte de atrás del hospital. Cuando entraron, Naruto se llevó una gran sorpresa por el recibimiento tan entusiasta que les dieron las otras parejas.

Una pelirroja con el vientre como una sandía, se acercó chillando:

-¡Hinata! –y luego, susurró-: ¿Es él? ¿El padre de tu bebé? –Hinata asintió. La pelirroja tomó a Naruto de la mano-. Es estupendo que hayas venido... mmm…

-Naruto –dijo él.

-Esta es Karin –aclaró Hinata-. Y este es Suigetsu.

-¿De dónde eres Naruto?

-Se Seattle.

Karin le dedicó una gran sonrisa y le guiñó un ojo a Hinata.

-Ya entiendo por qué lo tenías escondido, cariño.

Otras parejas se acercaron y Karin les presentó a Naruto. Tanta atención resultaba un poco agobiante. Por fortuna, alguien anunció que una chica llamada Anko había dado a luz a una niña, y se centraron en ella hasta que llegó una mujer canosa de mediana edad. Al verla, las parejas se colocaron en sus colchonetas.

-¿Estáis preparados para hablar de la segunda etapa del parto? –les preguntó en tono burlón-. Cuando llegamos a este punto, sabemos que el trabajo está casi terminado –hizo una pausa y reparó en Naruto. Miró a Hinata y le sonrió en señal de aprobación-. Veo que tenemos alguien nuevo en la clase –Hinata se lo presentó-. Encantada de tenerte abordo, Naruto. ¿Vas a asistir al parto de Hinata?

-¿Asistir? –tragó saliva. ¡Asistir al parto! ¡Diablos, no!, pensó-. No… no lo sé. Yo soy solo un ayudante. Mi misión es conducir el coche y cargar las bolsas.

Uno de los padres se rio.

-Estuviste al principio, amigo, y te harán estar al final.

La instructora sonrió.

-Eso lo tienen que decidir Hinata y Naruto. Y ahora, antes de hablar sobre el parto, vamos a repasar la respiración. Hay que respirar hondo y despacio. Venga mamás. Tenemos contracciones en un minuto. Papás, respirad a la vez que ellas.

Naruto tenías los ojos clavados en Hinata mientras ella respiraba. Estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, y podía sentir cómo tomaba aire.

Después de unas cuantas respiraciones, Hinata comenzó un masaje circular sobre su vientre. Naruto podía ver cómo se relajaba. Estaba preciosa.

Se quedó sorprendido cuando ella se levantó el blusón y dejó al aire su abdomen. Podía verle la piel suave y aterciopelada. El masaje proseguía y Naruto podía imaginar que estaba tibia y blanda. Le vino el recuerdo de cuando esas manos lo habían acariciado a él y se estremeció.

-Papás –decía la instructora-, recordad que durante la primera etapa podéis ayudar recordándole a vuestra pareja que se relaje así, o frotándole la espalda si le duele. – Naruto no había tocado a Hinata desde hacía tanto tiempo que solo la idea de frotarle la espalda despertó su deseo. Respiró hondo para relajarse él también-. Recordad que no hay que respirar demasiado. Muy bien, así. Esta última contracción se termina.

Un Descubrimiento SorprendenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora