La felicidad llega con poco

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En la recta final de ésta historia.
Falta poco para el final.

Pasarón dos meses en los que me adapté a la rutina de mis hijos.

Era un poco cansado en las primeras semanas,pero conforme me acostumbré todo fue más fácil.
Mi madre estaba todo el tiempo conmigo y entre ella,Pauli y Lauri se encargaban de las compras.
Decidí  que no era momento de salir sola,al menos por unas semanas,pero eso se alargó  dos meses.
Tenía miedo de salir,encontrarme con mi padre o que él les hiciera algo a mis niños.

Lauri me invitó a cenar aquella tarde,justo cuando nuestros bebés  cumplían dos meses.

Mi madre me convenció de salir, sabía que yo evitaba salir de la casa.
Así que ella se quedó en casa,esperando a que Pauli llegara.

Lauri venía en camino cuando Pauli entró. 

- Parece que alguien necesita un cambio - le dije a Daniel,mi pequeño.

- Puedo ayudarte si lo deseas - dijo Pauli.

- Si... Pásame un pañal, están en...

- Sé dónde estan - dijo mientras corría a la habitación de los bebés.

Comencé a acomodar a Daniel, le hice  cosquillas mientras le hacía gestos.

Le acaricie su cabello castaño.

- Creo que no podré besarte - dijo Lauri cerca de mi oído.

- Yo puedo cambiarlo - dijo Pauli - pueden irse si quieren.

- Pero... - dije preocupada.

- No te preocupes, tu mamá está terminando de dormir a Andrea - dijo Pauli.

- Será un rato - dijo Lauri.

- Está bien - dije resignada.

Ya me había arreglado,pero no tenía muchas ganas de salir.
Ví muy animado a Lauri,por lo que decidí que era mejor que ambos saliéramos.

Había algunas cosas que debía discutir con él, para empezar, nosotros  no habíamos tenido nada desde que  nacieron y...
Me sentía algo necesitada de él. 
Temía que se alejara o que... nos dejará.

- Te tengo una sorpresa - dijo Lauri mientras me sacaba de mis pensamientos.

-¿Qué es?- pregunté distraída.

- Albert me regaló un auto, creí sería bueno para ambos.

- Lauri... no sabes conducir.

-¿Cómo sabes?- me preguntó riendo.

- Yo...

El auto que le regaló Albert era lo suficientemente grande para cuatro o más personas.
Lauri abrió la puerta y se sentó en el asiento del conductor.

Me senté a su lado,mientras le miraba sorprendida.

-¿ De verdad sabes conducir? - pregunté dudosa.

- Claro,Albert me ayudó a aprender,también Pauli.

- Oh - dije sorprendida.

Y si, era muy bueno conduciendo. 
Suspiré mientras pensaba en muchas cosas.
Estaba por cumplirse un año de que lo conocí y pensé que sería bueno darle una sorpresa.

Llegamos al restaurante en media hora,el cual era muy exclusivo y privado.

-¿Estas seguro que este es el restaurante?- le pregunté.

- Si. Albert y yo vinimos a comer hace unas semanas,por trabajo.

- Te juro que si me engañas con él... - dije en broma.

- En realidad quería consejos y dijo que conocía el lugar perfecto.

-¿Consejos?¿Y Pauli?

- Bueno... Ya sabrás porqué fui con Albert.

Pasamos rápido, Lauri tenía una reservación hecha a su nombre lo cual no me extrañó.
Eso encajaba con el perfil de Alberto,la clase de favores que éste haría.

Lauri ya había ordenado el menú, algo que me extrañó.

- Quiero pedirte algo - dijo nerviosamente.

- Es extraño que estés nervioso. 

Eso me preocupó. 
¿Y si quería pedirme que nos separemos?

- Albert me ayudó mucho. Ya soy una persona legal.

Me mostró una credencial donde estaba su nombre y una fecha de nacimiento falsa.

- Oh,vaya.¿Así que por eso Pauli no podía ayudarte?

No me miró. 
Una mala señal de que estaba avergonzado.
  El tiempo que pasamos juntos yo conocía algunas de sus mañas,por lo tanto sabia cuándo mentía.

La cena fue servida, ante mi sorpresiva mirada.

Espagueti.
Sonreí.
Fue lo primero que comimos juntos,yo había preparado eso junto con unas milanesas.

Irónicamente cenamos lo mismo que el primer día que nosotros compartimos una comida.

Cuando llegó el postre Lauri se arrodilló frente a mí.

-¿Te casarias conmigo?- preguntó mientras sonaba una musica de violines  muy romántica.

- Lauri... Ya había aceptado tu propuesta.

- En ésta ocasión, quiero que nos casemos en una semana.

No sabía que decir.

Sonreí y él me besó.

-¿Porqué razón  no querría casarme con mi príncipe?- le pregunté.

- Te tengo una sorpresa - dijo mientras se sentaba de nuevo para terminar su postre.

-¿Otra sorpresa?

- Quiero que nosotros... Estemos solos por un día completo.

-¿Qué hay de Daniel y Andrea?

- Nuestros hijos pueden quedarse con tu mamá y con Pauli.

- Si tu insistes,creo que debemos pasar tiempo a solas,como pareja.

- Tengo en mente otra cosa - dijo Lauri con una sonrisa.

- Oh.

Y unos minutos después admitió que me robaría desde la noche.

- No sé si pueda... - dije con cobardía.

- Debes relajarte  - me pidió.

Me sentí algo inquieta,por dejar a mis bebés sin sus padres.
Pero también sabía que debía darle tiempo a Lauri.

- Le llamaré a Pauli- dije nerviosa.

- Ya hablé con él.  Llamará si hay una emergencia.

Y no pude negarme.

Vikingo hechizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora