Diciembre triste.

378 30 0
                                    

Pasadas las dos semanas regrese a trabajar con nostalgia.

Todos en el trabajo querían saber quién era el chico que me acompañó. Admiti que era mi novio,pero qué estaba de viaje.
Al menos así dejarían de preguntarme.

Pauli paso por mí a comer aquel día, preocupado por mí.

- Tu consejo de violar a un chico no me funcionó - dije con amargura.

- Debió funcionar.

- No,me ha deprimido. Deje de comer lo que me gusta...

-¿Entonces no tienes hambre?

- No mucha. Me enamoré de él - admiti.

- Entonces vamos a casa.

- No. Tengo algo que hacer - dije tratando de olvidar al vikingo.

-¿Es hoy?- me preguntó.

- Si,debí haber ido hace dos semanas,pero... Tu sabes.

- Te acompaño, tengo un presentimiento.

- No me gusta cuando sabes más que yo.

Cada seis meses me hacía un chequeo general. No tenía ganas de terminar bajo la mira de un doctor así que lo postergue.

Me tomaron muestras de sangre y me pidió una muestra de orina, así que espere los resultados después de muchas preguntas.

Y una de ellas me hizo pensar.
La fecha de mi última menstruación.

- Estás pálida... ¿Qué pasa?- preguntó Pauli.

- Pasa que tu amigo vikingo tiene buen tino.

-¿De que hablas?

- Yo... Carajo,que imprudente fui.

-¿En serio tuvieron sexo?

-¿Esperabas que me parara con semejante cuerpo?

- No. ¿Así que por eso siempre te lo comías con la mirada?

- Pauli... Yo...

Entonces me llamaron.

Pauli me apretó la mano. ¿Y qué esperaba si tuvimos sexo más de tres veces sin precaución?

No se que era peor, si saber por medios oficiales que estaba embarazada o que dolería no tenerlo cerca.

Salí algo perdida, recordando que debía cuidar de mis niveles de hierro.  Que debía comer bien, que ahora otra vida dependía de mi... Y que él nunca regresaría.

No hable de camino a casa.

Pauli no dijo nada,pero se quedó conmigo. Entonces empecé a investigar sobre mi vikingo, en un afán de llenar ese vacío. Quería saber que fue lo que le pasó.

Aquella navidad me sentí sola a medias, aferrándome a la vida que crecía lentamente dentro de mí, al borde del precipicio de la depresión... Apoyándome en Pauli.

Pauli me regaló un gato para aminorar mis pensamientos sobre el vikingo. Pero no podía dejar de pensar en él.

Fue un diciembre triste para mí. Me prometí que el próximo año debía ser fuerte. Y tratar de olvidarlo. Pero no pude. Al menos no con mi madre rondando por mí casa al enterarse que me embarace de un extraño quién sabe de dónde.

Antes de terminar el año me mudé con Pauli, así no tendría problemas para cuándo vinera el bebé en un futuro y ahorraría gastos.

Era finales de febrero cuando decidí dejar de trabajar en mi empresa, los chismes y chuchicheos sobre mi embarazo empezaban a ser molestos y poco sanos para mi mente.
Pauli me apoyó, a pesar de que también salió perjudicado.
El vivir con Pauli aumento los rumores de quién era el padre y los chismes. Algo que se volvió insoportable a mediados de febrero.
Disfrute de paz hasta el siguiente mes,que era cuando buscaría trabajo. O eso esperaba.

Vikingo hechizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora