Amigos y familia

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Desperté poco después, me apresuré a bañarme y después de buscar ropa cómoda fui a la cocina. Aquel lugar parecía el hogar de una persona normal.
Para ser alguien rico,su lugar era común, normal,sin ser excesivo en la decoración o los muebles.

La cocina era un lugar sobrio, con paredes blancas y una cocina integral.
Mi desayuno estaba en la barra  con una nota de Lauri.

Estaba por revisar lo que me dejó, cuando mi teléfono comenzó a sonar.

- Hola mamá - dije al contestar.

- Pauli dice que se salieron.

- Tuvimos que salirnos,Lauri encontró un mejor lugar.

-¿Estás bien?¿Quieres ayuda?

- El jefe de Lauri nos encontró una casa, podrías venir a vivir con nosotros.

-¿No sería incómodo?

- No,es más podrías venir desde ahora a vivir con nosotros.

- Le diré a Pauli que me lleve contigo.

- No te preocupes, te mandaré la dirección.

Y disfrute del resto de la mañana sola. Algo cansada,pero feliz.

Mi madre paso a verme por la tarde,con todo y sus cosas. Le llame a Lauri para que fuéramos a ver la casa juntos.
Mi mamá y yo preparamos la comida y justo cuando pensábamos comer ellos llegaron.

Albert llegó con Lauri poco después y nos llevo a la casa,la cual estaba enfrente.
Mi madre estaba encantada con la casa,la cual tenía cinco habitaciones.
Y sin pensar, mi madre comenzó a terminar de acondicionar la casa para los tres. O eso haría.

- Será mejor que vayamos a comer - dijo Lauri.

- Eso sería genial - dije mientras me abrazaba.

- De nuevo,un placer conocerlo señor Alberto - dijo mi madre.

- Le debía un favor al señor Lauri, es momento de pagarlo.

No dije nada,esa deuda era algo que sólo le correspondía a mi príncipe.

Comimos mientras mi madre le hacía la plática al jefe de Lauri.

-¿Qué pasó con tus cosas?- me preguntó Lauri.

- La mayoría las vendí, después de que te fuiste.

- Te mudaste con Pauli... ¿Fue mi culpa?

- No. Quería estar con él, además de que tendría más gastos.

- Si fue mi culpa. Yo te deje en problemas.

- No es un problema tener a tus hijos - dije tomando su mano - sabes que nuestra relación es especial.

- Rompe el tiempo - me susurró.

Sonreí. Las cosas mejoraban.

Mi mamá se quedó en nuestra nueva casa,la cual tenía una habitación libre y Albert amablemente consiguió acondicionar en unas horas.
Los siguientes días mi madre convirtió la casa en un lugar hogareño. Nos mudamos con ella a los tres días. Pauli nos visitó poco después.

Y así transcurrió el tiempo.
Lauri terminó adaptándose mejor a la vida cotidiana gracias a Albert. Pauli se le unia dos veces por semana.
El tiempo transcurrió rápido para mí. Estaba a poco tiempo de que nacieran cuando mi padre nos encontró. Aquella mañana Pauli me recogería para ir al doctor,pasaríamos por Lauri de camino. Mamá estaba en la cocina cuando tocaron el timbre.

- Ya voy Pauli - dije abriendo la puerta.

Al abrir me quedé congelada.

-¿No vas a saludar?

-¿Porque lo haría? Al parecer solo soy un repuesto para tu hijo.

- Erandi...

-¿Qué quieres?

- Vine a suplicar...

- A otro con ese cuento. ¡Nos abandonaste!¡Maltratas a mi madre!

Estaba furiosa por su actitud tan hipócrita.

Sentí dolor. Ya me había dicho Lauri que debía ignorarlo.

Me aferre a la puerta.

- Harías bien en dejarme tranquila.

-¿¡Qué demonios haces aquí!?- grito mi mamá.

- Tenemos que llevarla al hospital - dijo Pauli mientras empujaba a mi padre.

- Maldición. No... - dije con un dolor más intenso.

- Llamaré a Lauri - dijo Pauli.

Y me desmayé. Así no debía ser. Aún no era tiempo.

Vikingo hechizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora