Capítulo 38

1.5K 173 14
                                    

Punto de vista de Gia.

Llevaba una semana aquí encerrada, a merced de las barbaridades que la persona a la que un día llamé papá quisiera hacerme, no tenía fuerzas para nada, me daba golpizas constantes y sentía que mi cuerpo cada vez tenía menos aguante.

Su rutina era esta:

Llegar, golpearme y abusar de mi, si me resisto me golpea y abusa de igual manera. Ya de última no solía resistirme, de nada me serviría.

No tenía fuerzas ni siquiera para respirar, solo le veía venir y mientras me toma por la fuerza desear que se acabe rápido o que ojalá me mate de una vez, solo muerta acabaría con mi sufrimiento.

Pensé tanto en Halsey, mi bebé, mi niña, ella era la razón por la que aún tenía la esperanza de ver una luz en ese zulo apestoso y de mala muerte, por abrazarla cuando la volviera a ver, y Jean, Jean mi amor, por favor ven a por mí, te necesito.

Entonces vi lo que podía venir siendo mi salvación, estaba ahí sobre la mesa y con una luz parpadeante que captó mi atención. A duras penas conseguí levantarme del colchón sucio que había, no tenía fuerzas para andar casi, el zarrapastroso me daba de comer una vez cada dos días y mis fuerzas bajaban como la velocidad de La Luz, claro, cuanto menos fuerza menos resistencia pongo.

Débilmente tomé ese celular en la mano y marqué el número de mi hermano, sabía que no dormía, Christopher no podría haber dormido sabiéndome secuestrada.

— ¡Cabrón, dónde tienes a mi hermana! — grita cuando responde a la llamada al tercer tono.

— Chris... — digo en un hilo de voz casi inaudible, recé para que mi hermano me oyera, no sabía cuánto podría tardar en regresar ese ser que ni mención merece, tampoco sabía si podría alzar más la voz para que me oyera.

— ¡Gia! — grita, si, bien me oye. — Gia, ¿donde estas?

— Ven a por mi... por favor. — le digo en otro hilo de voz.

— Gia mi amor, por favor ayúdanos, dinos dónde estás. — la voz de Jean sonó rota y desolada, miles de lágrimas se apoderaron de mi cara cuando le oí así, quería hablar pero solo recuerdo caer al suelo y no volver a saber de mi.

(...)

Abrí los ojos con dificultad y vi que ya no me encontraba en aquella oscura habitación, estaba una blanca y el sonido proveniente de la marca de los latidos de mi corazón me hizo mirar hacia mi lado, donde me vi a Jean tomándome la mano que estaba sobre sus labios, rápidamente la quité. El contacto de alguien sobre mí me hacía recordar a cuando él me tomaba a la fuerza y no quería recordar eso. Jean me mira sin entender y las lágrimas se hacen notorias en mi ojos y siento como se van deslizando por mis mejillas.

— Mi amor. — intenta acercarse a mí pero yo me alejo.

— no te me acerques, Jean. — le digo cortante mientras sigo llorando y él frunció el ceño.

— Gia.. — pone una mano en mi hombro y la aparto rápidamente.

— No te acerques. — vuelvo a decir pero él no me hace caso y todos esos malos recuerdos se hacen presentes en mi memoria, él golpeándome, él abusando de mi, cierro los ojos con fuerza para tratar de olvidarlos pero no se van, no se van, siguen ahí y me están torturando. — ¡Vete, Jean! — le grito. — ¡Fuera!

Él asustado me obedece mientras en sus ojos veo el dolor reflejado de mis duros actos, se me rompió el corazón. Las manos que yo más me moría por sentir en mi cuerpo ahora me daban miedo, estoy realmente jodida.

Punto de vista de Jean.

No entendí nada, mi corazón estaba roto, la mujer que yo amaba estaba sufriendo por un hijo de puta que marcó su vida para mal.

— ¿Que pasó? — preguntó Darían cuando me vio en un mar de lágrimas.

— Me botó, no quiere que nos acerquemos a ella. — digo sentándome en un asiento con todos los huesos de mi cuerpo roto.

— No, otra vez no. — dice Christopher llevándose las manos a la cara.

— ¿Le pasó más veces? — pregunta Orson.

— Cuando murió mi mamá y ella salió del coma, no permitía que le tocáramos. — responde Christopher.

— ¿Familiares de Gianna Vélez Muñoz? — viene un doctor de pelo canoso hacia nosotros y todos nos levantamos de una. — Esto es muy difícil de decir, pero Gianna tiene un Trastorno de estrés postraumático, mejor conocido como Shock postraumático.

— ¿y qué podemos hacer por ella, doctor? — hablo.

— Ahora mismo nada, mi consejo es que nos autoricen para ingresarla en un hospital psiquiátrico de la zona.

— ¿Quiere meter a mi hermana en un manicomio?, ¡Está loco! — refunfuña Christopher.

— Gia no está loca. — declara Ralf.

— No, nunca dije eso, pero está traumatizada y el proceso de recuperación puede ser largo y difícil de llevar para los familiares y estoy seguro que allí estará bien. — Al final entre todos llegamos a la conclusión que todo sería por el bien de Gia y aceptamos ingresarla.

No se imaginan cuanto dolió ver como se la llevaban y ella lloraba, las primeras semanas aquello fue un infierno, ella pedía a gritos ver a Halsey pero no me permitieron llevarla, la vi cada día desmejorar, gritar más y llorar el doble.

Extrañé a mi Gia, a la chica que me hablaba con pasión y vacile, que me quería sobretodo.

Pero jamás me marché de su lado, ojalá hubiera servido para algo.

_________

1 capítulo para el final.
NO ESTOY LISTA.

LECTORAS FANTASMA NO.
Voten y comenten. 💜

No Way - JeanCarlo León. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora