Rose's POV
Doy una vuelta de nuevo, como si este fuese un juego de poder entre las dos, el edredón está sobre nosotras y la luz de la ventana comienza a reflejar el atardecer, lo agradezco porque así se perciben plácidos los ojos felinos de Skyler Grey.
— Mírame.
Coloca sus rodillas a cada lado de mi torso y me sostiene los brazos con sus manos, la miro desde abajo, las puntas de su cabello me caen en el pecho, parece deslumbrada, me encanta como se ve su cuerpo y que esté sobre mí apreciando él mío, tengo la sensación de que no me importa que a nadie más le guste salvo a ella.
— ¿Cómo eres tan preciosa? — su tono es absolutamente tierno.
Llevo una de mis manos a su mejilla, pasó lentamente mis dedos por su boca, y luego bajo hacia su clavícula y la línea media abdominal. Tiene un millar de pecas, vienen a mi mente las figuras que me gustaba formar cuando éramos niñas.
Ella vuelve a caer sobre mí suavemente, ahora le dibujo un triangulo en el hombro con mis dedos mientras ella deja su rostro en mi cuello, da besitos y a veces cierra los ojos.
Pasamos un largo rato así, tanto que incluso me parece que anochece y vuelve amanecer, pero tal vez no es tanto, hay cosas que hacen que el paso del tiempo se perciba raro.
No pienso en casi nada, sólo hay tacto y nuestros cuerpos encajando desnudos uno sobre el otro, no siento ni frío, ni calor, ni incómodidad o ganas de ninguna otra cosa, es como abrir y cerrar los ojos en el más profundo estado de tranquilidad.
— ¿Cómo estás? — la escucho decir muy bajo.
Ella se levanta suavemente y apoya su rostro con una mano, que lindas cejas y labios, quiero más besos, nunca es suficiente.
— Creo que me van a regañar — me refiero a Anthony.
— No es tan tarde...
Ella intenta decir algo más pero vuelvo a besarla tan rápidamente como frente al ascensor y pasamos así varios segundos hasta que bajamos un poco la intensidad y ella termina dándome besos cortos repetidas veces. Lo siguiente que sucede es que tomo fuerza para ponerme de pié, muy a mi pesar.
Se queda viendo como me levanto y entro al baño, me ducho por menos de tres minutos, al salir voy por un nuevo cambio de ropa, una camisetilla blanca y otro pantalón de tela, a cuadros y sin cierre, doblo la ropa que tenía y me coloco de nuevo el hoodie que me dio en el ascensor, porque en realidad no tengo ningún otro que abrigue de verdad.
La chica se mete al baño y pasa un rato allí mientras yo le escribo a un amigo para que hable con Anthony, luego ella abre la puerta como si nada y me mira de arriba abajo.
— Te queda bien — dice con los brazos cruzados — ¿No tienes otra de esas camisetillas?
Afirmo y la busco mientras me arreglo el cabello, se la doy aguantando una sonrisa coqueta pero la seriedad se rompe cuando ella me toma del brazo, me da un beso sonoro y luego coge la prenda.
No decimos mucho más y nada se nos hace raro hasta que salimos al mismo tiempo de mi cuarto y nos topamos de frente con Taylor que va por el pasillo.
— Rose Huffman — el hombre nos mira de forma curiosa — Te buscan.
— Es verdad, voy hacia allá...
Él sigue caminando por el pasillo, supongo que ha visto las maletas de Delgado tiradas en la sala y no le importa o lo finge muy bien.
Skyler y yo seguimos caminando rumbo a la salida, ella me ayuda con un bolso, entramos al ascensor y dos de mis compañeros del departamento suben con nosotras entonces y sin siquiera darme cuenta... Todo parece reducirse a la planta baja dónde he dejado mi vehículo, y cada una de nosotras teniendo que ir inevitablemente por caminos diferentes, ella a su casa, yo a la de Delgado y luego tal vez, de vuelta a esta.
Nos detenemos frente a mi moto.
— Iré a casa entonces — dice ella, como si yo no lo supiera, como si no supiera que de nuevo se nos han agotado las razones para estar juntas.
— Vale... ¿Te llevo?
Nos quedamos mirando a los ojos, ahora estamos en un lugar con mucha gente y me encanta que su expresión no sea seria o disgustada sino que autenticamente las dos lo pasamos bien, muy bien, increíble y grandiosamente bien, pero ahora debemos decir algo, cómo la gente normalmente lo hace, un absurdo mar en calma y de nuevo me dan muchísimas ganas de llorar.
¿Qué somos además de buen sexo y malas amigas?¿Qué procede Skyler Grey?¿Nos despedimos o ya nos estábamos despidiendo?
— No, no hace falta... Sólo si quieres ir...
Sonrío.
— Entonces ¿Nos vemos en el evento?
— No lo sé.
Aquello me cae con pesadez, si no nos vemos supongo que significa lo que estoy pensado y dos semanas que es lo que me queda antes de Italia no fueron suficientes para reconstruir ese amor desinteresado que existía.
Ella está por ir al edificio adyacente al Gotten dónde está Danielle y aunque yo quiera no podré simplemente aparecer cada día durante lo que me queda de tiempo como si viviéramos en una gran burbuja mental que no tendrá importancia cuando nos separemos de nuevo.
Lo cierto es que esto, tan sólo esto, ha sido suficiente para otra nueva temporada de duelo y las horas que pasemos estando juntas son proporcionales al dolor de aceptar que no estamos hechas la una para la otra.
— Te quiero — dice ella y se muerde el labio, es su tic nervioso.
Me abraza de nuevo el maldito frío. No te vayas, sabes qué, me arrepiento de nuevo ¿Quién es Danielle?¿Quién necesita trabajar o ir a Roma?¿Quién es cualquier persona salvo tú y yo en este momento?
— Si mañana llega Stella saludala por mí, dile que aún no me agrada — respondo.
— Dicelo tu misma.
Sonrío, subo a la moto y la enciendo, me quedo otro segundo mirándola antes de hablar de nuevo con voz ronca.
— Adiós Skyler Grey — me coloco el casco.
Esa se muerde el labio otra vez, ya está rojizo.
— ¿No te vas a despedir?
Suelto un poquito el embriague. No sé cómo decirle que está vez no quiero hacerlo.
— Te quiero.
Entonces acelero, hoy las vías están extrañamente libres de tráfico, conduzco a la velocidad que me gustaba a los dieciséis, cuando mi vida parecía no importarme tanto.
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LIVING IN SIN © Lesbian
RomanceSkyler Grey vive el mejor momento de su vida, con absolutamente todo bajo control... Hasta que vuelve directo desde sus recuerdos la persona que siempre ha hecho de su vida un caos.