26. Luz Propia

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Rose's POV

Ella va hacia la puerta, lleva el cabello en una coleta que se quita antes de abrir.

No sé porqué tengo el impulso de levantarme y acercarme allí, podría saludar a alguno de sus nuevos amigos o vecinos...

Pero antes de poder tener visibilidad la escucho reír y vuelve a cerrar la puerta, me quedo de pie mirando un poco avergonzada.

— Era el que vive enfrente, Gabriel, trajo pan sin gluten del trabajo — me enseña la bolsa de papel.

— Que amable ¿Es panadero? — comento como por decir algo.

— Sí, algo así, es muchas cosas.

Tomo mi abrigo y comienzo a sentir un poco de agobio, porque debo irme y aún no logro averiguar que le pasa por la mente, ni siquiera preguntar puedo y seguramente después de ir al gimnasio no la llamaré porque en este punto tengo la sensación de haber pasado días enteros hablando con mi ex novia.

Y en realidad sí, pero también nos besamos y casi tenemos sexo, nos enojamos, peleamos, entramos a la fuerza a un hospicio y nos colamos en dos fiesta, pero en todo este tiempo no le hemos dado el espacio al simple hecho de que...

Después de cada conversación dan más ganas de seguir juntas, compartiendo nuestro tiempo, y no nos hemos separado por la intermitencia de besos y la falta de comunicación.

— Me iré.

Pronuncio pero ella no escucha, sale de la cocina y se acerca, me mira y yo ya no quiero repetir: Me iré.

Me coloco el abrigo ante la mirada de Skyler y repito varias veces el nombre en mi cabeza a la vez que me grabo la forma de su rostro y todas las pecas en sus mejillas, suspiro varias veces, me recuerdo por un instante que ella me rechazó en la casa de Stella y estoy dolida porque creo que jamás me habían hecho eso, peeo también suelto un montón de peso en mis hombros al saber de una forma u otra que   ya no tenemos más excusas para volver a vernos.

Cuando salga de esa puerta podría perfectamente volverme a ir durante dos años y no habría ningún problema, ya no tenemos más razones de ser la una con la otra... Entonces...

— Ya debo irme...

Cojo sus dos manos, tiro de ellas hasta que quedan atrás de mi cuerpo y le tomo el rostro, me detengo un poquito antes de unir mis labios a los suyos, respiro un poco sobre ellos, y entonces le doy un beso no tan tranquilo como los demás, ella no hace mayor cosa salvo suspirar un poco, fueron cuatro segundos, luego me alejo y abro puerta de salida.

— Que put...

— Me estaba despidiendo — cierro la puerta.

Bajo un par de pisos y entre más me muevo más se me acelera el corazón, estaré todas las putas horas en el boxing pensando en bucle que debo olvidar por completo lo que quería hacer y no hice.

Ojalá conocer una chica hermosa para entrenerme mientras estoy en Chicago, ojala esas cosas pasaran y yo a la vez fuera más fuerte.

— ¡Oh lo siento! — me choco durisimo con una mujer un poco antes de llegar al vestíbulo.

Caigo al suelo pero mis manos lo amortiguan y la chica que no hizo ningún efecto rebote sólo acabo con un par de papeles tirados en el suelo, me levanto de un salto y recojo las cosas.

— No, yo lo siento — me acerco con las hojas en la mano — Iba tan distraída.

La ayudo a levantarse, ella se acomoda el cabello y cuando nos vemos la una a la otra para darnos la típica sonrisa y continuar con nuestras vidas, siento como todo el cuerpo se me congela, como si acabara de salir de una casa del terror.

LIVING IN SIN © LesbianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora