Un día distinto

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Abrí los ojos, una mañana nueva, un nuevo comienzo.

El sol está lastimando parcialmente mis ojos, había olvidado cerrar la cortina la noche pasada, otra vez me desvelé viendo a través del ventanal de mi cuarto.
Hay noches en las que siento que aunque mis pies toquen el piso, unos momentos después es como si estuviera en el océano, pero no puedo nadar, mi cuerpo se queda inmóvil, no tiene capacidad ni fuerza para moverse, entonces empiezo a sumergirme más y más, hasta que mis pies tocan las profundidades del océano, ahí es cuando caigo dormida después de quedarme sin lágrimas.
Unas cuantas horas después el frío me despierta y me arrastro a mi cama para poder descansar (o siquiera intentarlo), hasta que el sol entra por mi ventana, anunciando que tengo una nueva oportunidad para evitar lo del día anterior, aunque no me ha resultado mucho.
Hace ocho meses falleció Dean, mi mejor amigo. Aún es difícil intentar procesar el hecho de que se ha ido, y es todavía más complicado hablarlo con cualquier persona.
La herida se siente siempre nueva, palpita como el primer día.

He ido ya desde hace 3 meses al psicólogo, no quería hacerlo, pero de verdad me estaba deprimiendo a niveles inimaginables, y posiblemente terminaría por volverme loca si seguía así, me ha dado antidepresivos y medicamentos, dice que voy progresando, a veces le creo, a veces siento que sólo es cuestión de trabajo, siento como si fuera un "sí, te diré algunas cosas que te hagan sentir bien ahora, págame y no olvides tu cita para el próximo viernes".
Usualmente me dice cosas que me hacen sentir bien, pero cuando llego a mi apartamento todas esas palabras pierden su forma original y se vuelven una masa dónde no puedo distinguir una letra de otra, entonces se convierte en algo inútil.
 Otras veces me convenzo de que no se debe distorsionar esa frase y la escribo en una nota, la cual pegaré en mi ventana para no olvidarla, pero, ¿alguna vez has sentido que algo poderoso pierde su fuerza poco a poco? Me pasa mucho con esas frases, aunque prefiero ignorar ese hecho y siempre que llego al consultorio lo primero que me pregunta Krystal es: "¿Cómo te sientes hoy?" a lo que contesto con una sonrisa practicada y voz tranquila "creo que me siento mejor", a veces me creo, a veces no. Aunque de verdad quiero mejorar, así que estoy totalmente dispuesta a hacerlo, aunque el optimismo se va, cada día despierto queriendo hacer de este día mejor que el anterior, la promesa del mañana me motiva día a día.

 Es raro esto, más cuando sientes que no puedes hablar tu dolor sin que te digan cosas como "ha pasado tiempo", "deberías olvidarlo", "a él no le gustaría verte así", no se trata de eso, no quiero escuchar siempre lo mismo, quiero que alguien esté atento a escucharme llorar de nuevo porque me duele, no estoy exagerando mi dolor, alguien que escuche hasta que finalmente deje de doler como lo hace ahora, pero quizá no haya alguien dispuesto a escucharme de manera sincera... Supongo que de algo servirá el psicólogo, puede que en un par de meses más realmente empiece a sentirme bien y no por superarlo, sino porque aprenderé a vivir con esta herida que probablemente, estará siempre abierta.

Levanto mi teléfono del piso de madera, es jueves, son las 10:30 AM.
Debería levantarme y desayunar algo.
El teléfono recupera la conexión a internet, usualmente se va porque vivo en el 5to piso de un condominio, me mudé aquí para poder terminar la escuela, han pasado cerca de dos años que me gradué pero por muchos motivos decidí quedarme aquí en vez de volver a mi hogar con mi familia. Estoy en el último piso y sinceramente utilizo la conexión del vecino de abajo, no conozco su nombre ni le he hablado nunca, pero quizá la primera vez que lo haga le diré algo como "deberías contratar un mejor servidor de internet", de verdad es muy lento y cuando llueve como anoche, la conexión se pierde por completo. 

El teléfono sigue en mis manos y la pantalla se ilumina con una notificación, un mensaje:
"Hola! Recuerda que hoy nos veremos a las 8, si quieres puedo pasar por ti :)".

Kim me ha escrito, usualmente olvido las cosas, hace dos semanas me la encontré por primera vez después de nuestra graduación en el gimnasio, lucía algo asustada hasta que me reconoció, se acercó para conversar, me ha dicho que le interesa aprender box y quedó impresionada después de que le dije que yo llevaba ya dos meses practicando casi diario, falto únicamente los viernes, por mi terapia y los sábados, para poder descansar un poco.
Me propuso que nos fuéramos juntas para entrenar los días martes y jueves, ya que ella entrenaría sólo esos dos días, a lo cual accedí.

Kim es una persona muy agradable, es graciosa y amable, nunca hablamos mucho en la escuela, pero siempre me saludaba con mucha felicidad, entonces yo respondía igual, una amistad distante pero linda.
No tenía ganas de contestarle ni a ella ni a mi papá que me había escrito para preguntarme porque no había enviado el cobro de la renta de este me, les contestaría más tarde, por ahora no quiero hablar con nadie, y no porque me sienta triste, este día tiene una esencia distinta, hasta creo que el aire está más limpio hoy, sino que me siento más cómoda haciéndolo después, siendo más apropiada para contestarles.

El día se sentía raro, pero en un buen sentido, daba la pinta de que sería un buen día.

Por fin me decidí a levantarme y tender la cama, ponerme ropa cómoda y desayunar.
"Hoy parece ser una buena oportunidad, no la desaproveches, Byul" me repetí a mi misma mientras me lavaba la cara.
Mi imagen en el espejo se veía más nítida, me sentía bien y eso se reflejaba en mí.

Caminé a mi cocina para tomar una manzana y un vaso de leche de soja, después prendí el televisor. Odio comer sola, pero desde que me mudé usualmente Dean comía conmigo, después de eso... Ya no llamo a nadie, sino que para no sentirme sola prendo la radio o la televisión, así no me siento tan sola. Como siempre, muy pocas buenas noticias, pero la prendía por el ruido, no para enterarme de las cosas, entonces no le pongo atención, loco, ¿no? Básicamente soy alguien que siempre está escuchando noticias y no tiene idea de cómo están las cosas en el país.

Después de desayunar me siento con energía, quiero entrenar un poco.
Caminé a mi habitación para sacar de mi mochila de entrenamiento mi chaleco y un par de vendas.
El chaleco es especial para entrenamiento, le puedes agregar peso y las vendas es para no lastimarme con el saco de box que está en la sala.
Sujeté mi cabello y me apreté las vendas, después me puse el chaleco, me sentía tan entusiasmada hoy, que le puse un kilo más al peso de siempre, suena poco, pero conforme avanza el entrenamiento es más difícil. 

Entonces empecé mi rutina teniendo en mente ese "hoy nos veremos a las 8, si quieres puedo pasar por ti", siempre es lindo que alguien esté al tanto de ti. Solté el primer golpe al costal, hoy será un buen día, debo esforzarme en hacer de este un buen día. 

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