Fétido

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Abro los ojos, lo primero que veo son unas balastras con luces color blanco, no son muy potentes, pero si es suficiente para lastimar mi vista.
Ante ello los cierro de nuevo y me volteo a otro lado, me siento cansada, no adolorida, supongo que llevo horas sedada o cuando menos con varios medicamentos encima, me siento mareada.
Miro a todos lados con los ojos entreabiertos, no hay nadie.
El reloj de la pared indica las 7:30 AM.

No siento nada, hambre, frío, cualquier cosa que en otro momento me pudo preocupar en este momento no existe.
Miro hacia los tubos que están conectados a mi.

Vuelvo a mirar el reloj, son las 8:00AM.

Escucho ruido, miro a la puerta, entra la enfermera para acomodar mi camilla y dejar una charola de comida sobre mi abdomen:

— Ten cuidado, no tires la comida. ¿Cómo te sientes?
— Bien.

En realidad no siento nada, de hecho ni siquiera siento el cuerpo.

— Espero que te mejores pronto, provecho.

Se da la vuelta con una sonrisa y sale de mi habitación.
Miro la comida, hay algo de guisantes, un pedazo de pan y una gelatina.
La gelatina de color rojo tiene en el envase algunas gotas, es porque estuvo refrigerado.
Observo como caen despacio esas gotas, una pequeña se une a otra y así ganan espesor y peso, entonces bajan más rápidamente.
Miré hasta que las gotas empezaron a desaparecer, incluso la gelatina se ve menos consistente ahora.
Agarro la cuchara con mi mano derecha, aunque estoy haciendo fuerza no siento nada en mi mano. Con la cuchara toco mi brazo izquierdo, nada.
Debí preguntarle a Dean de esto cuando pude. No sé ha aparecido por aquí, seguramente es porque siempre detestó los hospitales.
Dejo la cuchara de dónde la tomé.
Miro al techo y veo otra vez esa luz blanca.
Lo único que siento es mi cuerpo moverse poco por la respiración.
Hay un olor desagradable que va en aumento aquí desde anoche.
La puerta se abre:

— Buenos días MoonByul.

Es el doctor que me ha estado vigilando.

— Hola.
— ¿Cómo te sientes?
— Bien.
— Define "bien".
— Bien. Seguramente usted lo sabe.

No estoy aburrida, tampoco estoy triste o enojada, es un punto neutral entre todo lo que puede sentir alguien. No siento ninguna parte del cuerpo.

— ¿Por qué no has comido? — Se acerca más y voltea a ver el reloj— A las ocho te dejaron esto, no lo has tocado, son las 9:45AM.
— No tengo hambre.
— Debes de comer, aún necesitamos hacer varios estudios.

Dejo escapar un ruido como "thz", me volteo a otro lado. Un millón de estudios que no conoceré.

— ¿Estás cansada?
— Ayer me dolía el cuerpo.
— ¿Hoy ya no?
— No siento nada.
— ¿Qué? — Se acerca más— .
— Eso. No siento nada de mi cuerpo.

Veo como se acerca y agarra mi brazo, lo veo pero no percibo nada.

— ¿No lo sientes?
— No.

Buscó algo en mi brazo, supongo que un nervio o algo así, porque vi mi brazo moverse pero en serio no tengo tacto.
Él se ve muy entretenido buscando nervios en mis manos y brazos.
Dejo de verlo y veo otra vez al techo.
¿Qué sentido tiene la muerte? ¿No sentir nada? ¿No disfrutar de nada? Ni siquiera me puedo sentir aburrida. ¿Cómo es que Dean se veía tan tranquilo con todo esto?
Vaya modo de "vida".
Sonrío un segundo ante el pensamiento, que irónico.
Eso sólo me hace pensar que tontos son los vivos, pensando que tendrán descanso estando muertos. No siento haber descansado ni un segundo desde que supe de mi muerte. Lo único que percibo ese ese olor desagradable.

IljidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora