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Si le preguntan, la posibilidad de estar
perdido comienza a tomar forma en la cabeza del castaño. No le preocupa, mucho menos cuando encuentra, lo que Dylan cree podría ser dónde está el.. ¿piloto?

Como sea, hay una puerta al final del.. quinto pasillo, si lleva bien la cuenta, que a recorrido en esa sección del submarino y planea abrirla, sin más. Ya no hay tiempo.
Con esta realmente innecesaria y, sobre todo, loca prueba que Janson los a hecho hacer, su mente no a hecho más que maquinas preocupación, inseguridad y miedo.

Dios sabe que más tiene en mente.

Extraña el exterior y eso ya es mucho que decir, ningún lugar es seguro. Sergei tenía razón; si no hay un protocolo, reglas. La cosas se salen de control, las cosas ya están fuera de control, las personas están fuera de control y en un mundo dónde no hay reglas, no hay derechos. No hay respeto.

La puerta es grande, sus bordes circulares e increíblemente pesada pero se las ingenió para abrirla. Es un poco más pequeña comparada con sus habitaciones, pero increíblemente ancha. Dylan cree que solo es una persona suertuda entre tanta catástrofe o simplemente lleva un buen rato buscando la sala de controles que se extiende frente a él.

No entiende absolutamente nada de lo que sus mieles están viendo pero no importa, sus manos se dirigen automáticamente a cualquier cosa que pueda tocar, no puede evitarlo.

-¡Hey! - una voz se asoma por alguna esquina de la habitación. Dylan no tiene tiempo de pensar cuando un hombre se acerca a él, pero antes de poder hacerlo se cae en el frío piso.

El castaño lo ayuda, obviamente, esperando que el hombre de pelo medio largo, canoso, con una barba asomándose en su rostro y complexión delgada lo ayude también.

Sus esperanzas se pierden de a poco al sentir el terrible olor a whiskey que el hombre emana. Su risa ligeramente histérica también, Dylan lo ayuda a estabilizarse, su ceño fruncido preguntándose qué es tan gracioso de toda la jodida situación.

-Oh - los ojos claros del hombre lo enfocan y con una sonrisa divertida en su rostro lleva ambas manos a las mejillas del castaño, observándolo con fingida seriedad - Tú luces como nuestro futuro. Un joven Abraham Lincoln..

La risa interrumpe una vez más las oraciones sin sentido del hombre y Dylan, terriblemente cansado de la situación se aleja del agarre del hombre, quien, con dificultad se mantiene de pie.

Aún con la risa sin sentido del hombre a sus espaldas, Dylan decide preguntar.

-¿Tú controlas esto? - no quiere escuchar su respuesta realmente. Espera que no sea positiva. Se cruza de brazos, esperando que el hombre se recomponga.

-Frank Stevens- el hombre se presenta, haciendo un saludo militar.

- Dylan - el castaño estira su mano, Frank estaba a punto de tomarla pero se dio cuenta de que su botella de alcohol no está en su mano.

Dylan pone sus ojos en blanco, un claro signo de desesperación. El hombre murmuras cosas y maldice hasta que por fin encuentra su botella. Toma asiento en una de las grandes sillas frente a los controles e invita al castaño a tomar asiento junto a él.

-¿Por qué estás bebiendo?

-¿Por qué no hacerlo? - contradice el hombre - Ya estamos muriendo y AA no puede encontrarme - riendo una vez, vuelve a beber e invita al castaño hacerlo - Vamos, tienes cara de que necesitas un trago.

Dylan duda, una parte distante de su mente que despertó ante la presencia del fuerte olor, pero antes de apagarla el líquido ya estaba recorriendo su garganta. Quemando todo a su paso, ¿que puede hacerle un poco de alcohol? Al fin y al cabo no sabe cuando vuelva a probar una gota de este.

THE LAST NIGHT |DYLMAS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora