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Si Dylan creyó que las cámaras de seguridad eran un problema es porque no creyó que acabaría en una sala de puro metal frío y un gris asqueroso, como sospechoso de un crimen al cuál deben interrogar. Sus mieles se pasean por las frías paredes, calcula que le indicaron que se quede allí hace por lo menos unos diez minutos, no sabe si la puerta está asegurada y la idea de levantarse a comprobarlo suena tentadora.

Claro que la idea se fue tan rápido como llego al momento que la puerta de abrió y un hombre ingresa tras esta, no está uniformado, lleva un saco negro largo, su pelo es canoso y su rostro le hace recordar vagamente al de una rata.

El hombre cuyo nombre aún desconoce lo observa con cuidado antes de sentarse frente a él en una silla tan incomoda como la que Dylan lleva sentado hace por lo menos diez minutos.

-¿Por qué estoy aquí? - el castaño toma primero la palabra, haciendo que el hombre lo mire con una ceja alzada.

-Mi nombre es Janson.

-Genial. ¿Por qué estoy aquí? - Dylan sabe que tiene que cooperar, porque siente que esto no va a terminar nada bien pero el hombre frente a él no le causa ni un poco de confianza.

-Jesus - el hombre frente al él ríe antes de entrelazar sus manos sobre la fría mesa y observarlo - Veras.. tratamos de brindarles la mayor comodidad posible porque, imagino, que todos han de estar bastante traumatizados. Todos los que están aquí sobrevivieron allí afuera y no me quiero imaginar las atrocidades que han de haber visto - su tono suena falso, una falsa preocupación, y Dylan se percata de ello - Solo queremos que se sientan seguros.

-Claro - Dylan lo observa fríamente, con desconfianza. Ambos saben que no le está creyendo una palabra - ¿Por qué estoy aquí?

-Bueno, tú y tus amigos llegaron hace un par de horas, uno de ellos.. ¿Quien era? ¿Kaya Scodelario? Bastante herida, ¿verdad? - Dylan frunce el ceño y Janson sonríe - Solo queremos su seguridad.

-Así qué.. ¿Las cámaras de seguridad son para protegernos y no para invadir totalmente nuestra privacidad?.. ¿O ustedes tienen algo que ocultar y temen que alguien los descubra? No creo, ¿verdad? Porque todo lo que les preocupa es nuestra seguridad, como si estar 100 metros debajo de la superficie no fuera suficiente.

Janson guarda silencio, sosteniendo la parda mirada que no se deja intimidar ni por ápice. Se pone de pie tras un minuto, acomodando su saco y señala la puerta con su brazo.

-Vuelve a tu habitación Dylan.

El castaño sonríe de lado, afirmando sus sospechas y con suma lentitud abandona la sala. Un hombre uniformado lo espera fuera de esta pero para sorpresa del castaño solo lo escoltó hasta donde daban comienzo las habitaciones y Dylan tomo ventaja de ello, tocando la puerta de la habitación más cercana que encontró.

Un hombre de unos cuarenta años, Dylan calcula, abre la puerta.

-¿Que haces fuera de tu habitación, niño?

-Siento molestarlo, mi nombre es Dylan O'Brien - el castaño estira su mano, esperado que el hombre no le cierre la puerta en el rostro y después de un momento de duda, el hombre acepta.

-Woody Harrelson pero dime Tallahassee. ¿Como puedo ayudarte?

-Umm - el castaño duda un momento, observando hacia ambos lados del estrecho pasillo, sus mieles paseando por cada esquina del techo maldiciendo cuando encuentra las pequeñas cámaras en las esquinas.

-Ah, encontraste a nuestros pequeños amigos - el hombre habla y se aleja de la puerta - Entra.

-¿Sabías acerca de la cámaras? - Dylan no tiene tiempo en pensar en lo estúpida que fue su pregunta, y que si le está invitando a pasar es porque está al tanto de ellas.

THE LAST NIGHT |DYLMAS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora