Espada maldita.

"Amor infantil".

-sabes usar magia?.

La menor asintió mientras balanceaba sus pies.
Los dos estaban sentados en la cama.

-sip, pero el emperador me dijo que no le podía decir a nadie...aunque no le hice caso -susurro lo último mirando de reojo a su primo que sonrió apenado.

-lo siento?.

-trataré de venir a verte de seguido!, pero debes de guardar en secreto -se acercó a su rostro mirándolo fijamente.

El mayor asintió sonrojado y luego levanto su dedo meñique.

-es una promesa.

Ella sonrió alegré mostrando sus dientes y entrelazo su meñique con el suyo.

-es una promesa kiel.

Su sonrisa lo deslumbró logrando que su corazón latiera con fuerza.

Habían pasado unas horas desde que estaba allí, habían charlado de todo lo que hicieron en esos días que no se vieron aunque mayormente hablaban de lo que Yami aprendía como futura maga y espadachín.

Ella no le había contado sobre Nyx ya que no quería que su primo corriera peligro o le sucediera algo.

-por qué no vas a ver a zenit? -la menor detuvo el movimiento de sus manos.

Le estaba dibujando la imagen de Diana y Nyx cuando jugaban con ella, aunque Nyx siempre hacía comentarios sobre que sus dibujos eran feos y Diana la halagaba ayudándola a pintar.

-...si voy a verla se pondrá más triste -susurro frunciendo el ceño con tristeza.

Kiel la miro preocupado y luego recordó algo que había leído.

-yami.

Ella lo miro y se sentó al ver que se sentó a su lado.

Los dos estaban en el suelo, ella dibujando y él leyendo.

-kiel?.

Parpadeo curiosa cuando su primo se acercó a su rostro y chocó sus labios con los suyos.

Fue un roce inocente y sin experiencia pero fue suficiente para hacer latir con fuerza sus corazones.

-l-leí que eso ayuda a desaparecer la tristeza -susurro avergonzado bajando la cabeza.

Yami tenía un fuerte sonrojo por algún motivo que no entendía.

-...f-fue raro...siento que mi estogamo tiene hambre pero no quiero comer -tocó su vientre confusa.

Kiel rió al ver que seguía pronunciando mal algunas palabras.

-es estómago Yami y...también sentí lo mismo, luego le preguntaré a mamá -susurro curioso por lo que estaban sintiendo los dos.

Yami de pronto tomó su mano y fue ella quien besó sus labios con suavidad.

-sip!, ayuda a desaparecer la tristeza, gracias kiel! -le sonrió nuevamente cerrando sus ojos y mostrando sus dientes.

El rostro del mayor parecía un tomate maduro de tan rojo que estaba.

-d-d-de nada.

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Cuando Yami se fue, Kiel se había quedado pensativo por lo sucedido.

-mamá -llamó a la duquesa, la cual lo miro curiosa.

La familia Alfierce estaba cenando, zenit no había bajado a cenar ya que desde que estaba separada de su hermana estaba triste y el no poder ver a su padre y hermana menor como ella quería la ponía más triste.