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—¡Cállate ya,  Jason!— exclamó Genevieve, fastidiada por los estúpidos comentarios de su hermano mayor hacia ella.

—Genevieve.— su madre la mira con el ceño fruncido— ubícate, estamos en la mesa.

—¿Y por qué no le dices nada a él?— lo apuntó con su dedo índice, sin mirarlo.

—Silencio.— ordena la señora con severidad. Había sido un día agotador y no esperaba otro reclamo de su hija, era más que suficiente recibir reclamos de la clientela de su restaurant.

Éste día, para su madre, era algo que no se lo deseaba a nadie.

—Pero...

—Genevieve. — habló con tono amenazante. Genevieve se paró del asiento y se dirigió a su habitación, a veces Claries podía ser injusta.

Genevieve siempre se sintió excluida por parte de su madre. Jason siempre fue su hijo preferido, toda su fé estaba puesta en él; sacaba buenas calificaciones y nunca dió problemas en el colegio, y eso Claries lo apreciaba mucho más que por el lado de Genevieve.

Aún así, ella amaba a su hija. Tal vez no de la misma manera, o tal vez lo demostraba menos. Pero la amaba a pesar de todo.

—Es igual a ti, Claries.— por primera vez en toda la cena, su padre Tyson habló.

—mh, mamá, te aseguro que es la mejor comida que has hecho.— Jason le guiñó un ojo a su madre, sacando la tensión de lo pasado hace unos minutos, agradeciendo la comida.

Él chico de diecinueve tenía las intenciones de retirarse, pero Claries lo paró duramente.

— Recoge tu plato, Jason. Podrías lavar los platos también, si no te molesta.

—¿Y Genevieve que hará?— preguntó por la ausencia de su hermana.

—Deja de preocuparte por ella, tu haz lo que te mandé, y deja de molestarla que por tu culpa se comporta así— insinuó con razón, Jason siempre a estado molestando a Genevieve desde que tiene memoria y viceversa.

Son el tipo de hermanos que la gente suele conocer. ¿Cuantos hermanos se llevan del todo bien, sin alguna broma de por medio? Ningunos.

Jason y Genevieve siempre discutían y se burlaban constantemente del uno al otro. Era poco probable que tuviera algún gesto cariñoso o se hablaran como cualquier otra persona, de hecho, eso podría decirse que sucedía una vez al año.

—¿Acaso no es para eso que existieron los hermanos mayores?— dijo con obviedad. Claries hizo un ademán con la mano para que comenzara a hacer sus deberes. Y este obedeció.

—Iré a dejar a este gordo bebé a su cuarto que tiene que descansar esta noche.— Tyson agarra de las axilas a Drew, levantándolo del asiento para llevarlo a su cama.

—¡No quiero!— exclama el niño, pataleando.

—Pues lo vas a tener que hacer igual, cariño.

—No.—Drew se cruza de brazos, frunciendo su entrecejo mientras miraba a su padre —¡Papá, no!— dice al notar que Tyson no se dignaba a negarse.

Y caminó por el pasillo de las habitaciones jugueteando y teniendo una pequeña rencilla con su hijo menor. Cuando pasó por frente a la pieza de Genevieve, la observó recostada en su cama hablando por teléfono. Hizo un ruido con su boca para llamar la atención, cuando ella lo mira, Tyson hace un gesto con la mano indicándole que bajara un poco la voz. Genevieve asintió con la cabeza y gesteó que se fuera de ahí.

—Ya.— sonrió— nos vemos, te quiero.— emite Genevieve hacia su novio de dos semanas al otro lado de la línea.

Yo igual bebé.— se oye un suspiro largo en la otra linea — cuídate ésta noche.— le suplica tiernamente.

The Purge » LouisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora