El castaño sacó a Drew del estrecho lugar con delicadeza, lo tomó en sus brazos y salió del sótano con él, dejando el cuerpo de Genevieve en el suelo.
Recostó al pequeño en su cama lentamente, no pudo evitar recordar el rostro de la chica muriendo en sus brazos, al niño lo encontrarían en cualquier momento, no iba a olvidar el trato que propuso la chica, él es un hombre de palabra.
Hace más de cinco años que Louis trabaja en ayudar a los purificadores a asesinar a la gente, empezó desde los quince años gracias a que era obligado a salir de casa el uno de enero gracias a su padre, que nunca lo quiso como un verdadero hijo desde que lo culpó de la muerte de su madre.
El dinero que ganaba lograba mantenerlo con comida y hogar todo un año, era un trabajo caro que arriesgaba su vida para ayudar a gente mala y/o buena.
Finalmente suena la sirena.
La purga anual ha terminado.
Louis sale de la casa, recibiendo fuertes rayos de sol en su rostro. Frente a él se encontraba la señora que mató a su hija muerte de dos balazos en la cabeza y a un joven aplastado por lo que parecía ser un auto y hundido en su sangre.
Louis cogió su celular y marcó.
—¿Emergencias? Tengo a una persona herida aquí en Saint Lourdes.— se giró para poder decirles el número de casa—necesito una ambulancia urgente.
