VII carta

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No te busque y tú tampoco lo hiciste, ambos sabíamos que esto ya se había terminado, y estaba decidido a poner mi escritura en un papel para despedirme.

No sé si te habrá llegado la carta que envie por correo, pero te veías feliz compartiendo momentos con él. No podía hacer nada más que observar como le sonreías a él y él aprovechaba para besarte.

Mi vida se tornó gris y todos los días me quedaba despierto hasta tarde, suspirando y tratando de borrar esos dolorosos recuerdos, pues por más que te quisiera olvidar y dejar atrás, no podía, no podía dejar de pensarte y preguntarme si tú estabas bien.

Pasaron las semanas y seguía melancólico y sacando suspiros atorados. Al parecer mi vida era simbólicamente un árbol, el cual vivía en un invierno todos los días.
Los demás ponían decir que te superará, que habían muchas más personas allá afuera, pero no iba a tenerte de vuelta y que fueras infeliz a mi lado. Solamente quería descansar y volver a recuperar mis hojas de poco en poco, pero...

¿Le puedes poner sus hojas caídas a un árbol?

No.

No se podía, por más que las recogiera todas y las pegara, se volverían a caer y volvería a intentar recogerlas, un trabajo en vano.

Cuánto daría por tenerte en mis brazos una última vez, mi corazón.

Cartas De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora