VIII carta

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¿Te ha llegado mi carta? Espero que sí. Esta mañana me he despertado sonriente. Sentía como era abrazado por el sol del día, tenía calor y sudaba por hacer trabajo de campo. Hacia más de un mes que no cortaba la maleza que crecía en las afueras de mi casa.

Ya no vivía en aquel pequeño departamento en la ciudad, ahora era acunado en un pequeño pueblo, donde mi tío me había dejado una casa al lado de un río y un enorme jardín. Podía escuchar por las mañanas a los pájaros y a los demás pasar con sus carretas.

Todo era sumergido en un ambiente satisfactorio de paz y tranquilidad, donde mi comida era cocinada por la amable señora de la finca vecina, quien me trataba como si fuera su propio hijo.

No había ajetreo de la cuidad o el bullicio de los trenes quienes pasaban desde muy temprano.

Cada noche iba al río y me sumergía en este, dejando que mi cuerpo disfrutara del agua rica y fresca. Era demasiado buena la vida para querer irse de nuevo a la jocosa cuidad y ser golpeado por el humo negro que salía de los autos, y la basura que se acumulaba en las esquinas.

A veces me sumergía en una pequeña tristeza que se pegaba en mi corazón, pues aún habían recuerdos que en secreto anhelaba. Pero tú, ¿estás bien? ¿verdad?

¿Estas feliz? ¿Él te hace feliz?

Cartas De OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora