Sonia miró con tristeza la pequeña mesa de su departamento, la comida, especial, el champagne, las velas encendidas.
Con tristeza fue apagando una a una, tal como se iba apagando su corazón, pensó.
Tomó el regalo que le tenía preparado y se dirigió hacia su recamara, lo colocó sobre la cama mientras ella cambiaba su atuendo elegante por uno informal, luego tomó de nuevo el regalo y se dirigió hacia la recamara de huéspedes.
Con tristeza se dio cuenta de que ese lugar se estaba haciendo más habitual para ella que su propia recamara, la que compartía con Marcus su esposo.
Probablemente el ni siquiera reparaba ya, en que ella no dormía a su lado la mayoría de las veces.
Tomó el pequeño envoltorio y lo guardo en el fondo del cajón de la mesita de noche junto a su cama. Tomó su bolso y salió.
La hora en que Marcus llegaba a su casa era alrededor de las dos de la tarde, ella había esperado hasta las cuatro, si por algún motivo él se retrasaba o no pensaba acudir, siempre llamaba o lo hacía Sarah su secretaria, sin embargo hoy no lo había hecho.
Había pensado dejarlo pasar, después de todo, era probable que el no recordara que fecha era hoy, pero el amor que sentía por él, le obligó a tragarse su orgullo y dirigirse hacia su oficina, quizás le había sucedido algo.
Le daría una sorpresa, esperaba que no se molestara, ella nunca lo visitaba en ese lugar, de hecho casi nadie sabía que ella era su esposa, nunca lo acompañaba a las reuniones sociales y eventos de la empresa y a ella no le importaba porque en realidad no le gustaba socializar, Marcus había sido su vida y su mundo, vivía por el y para él, sin embargo de un tiempo a la fecha Marcus parecía haberse olvidado de ella, al principio fue muy sutil, pero ahora parecían dos extraños y no tenia idea de que sucedía, y menos de como afrontarlo.
Esperaba la luz verde en un semáforo cerca de la empresa, cuando lo vio a través del enorme ventanal de un elegante restaurante, maniobro su auto para poder estacionarse en la acera de enfrente. Cuando lo hizo miro con más calma, se veía tan apuesto como siempre, iba a descender del auto cuando se dio cuenta de que no estaba solo, una mujer muy elegante estaba a su lado y no sólo eso casi se le subía encima, ambos veían algo que tenían en la mesa, no era la carta porque se veía que ya habían terminado su comida, solo estaba el postre a medio probar y las copas de vino.
Ella la conocía, era una de las ejecutivas de la empresa, y una de las pocas personas que la conocían y sabía que era la esposa de Marcus, no porque la hubiese visto ahí, si no porque también era una de las pocas personas que se habían presentado en su casa y no por haber sido invitada como las demás, si no con el pretexto de llevar papeles por firmar olvidados por su esposo, como si ella no supiera de ese truco tan viejo y tan barato.
Ahora entendía el porqué de su ausencia, ciertamente había olvidado la fecha y había encontrado algo más interesante que hacer que comer con su esposa. Las lágrimas pugnaban por salir pero se controló, decidió dar una vuelta por un centro comercial cercano, le daría tiempo de regresar a la oficina, ya estaba ahí, cuando menos no se iría sin saludarlo, quizás le remordiera la conciencia al percatarse de que la había dejado plantada. Claro, el no sabía lo de la comida especial, pero no se había aparecido por la casa como se esperaba.
Media hora después estaba parada frente a la puerta de su despacho. El lugar de la secretaria se encontraba vacío, iba a entrar cuando ella apareció por el pasillo.
Cuando le hizo saber que era su esposa y que quería verlo, ella le indicó que se encontraba en la sala de juntas, contigua a su oficina, ella camino unos pasos hacia allá, el lugar tenía un amplio ventanal cuyas persianas en ese momento dejaban ver hacia el interior.
Busco con la mirada a su esposo y lo encontró, solo que seguía sin estar solo, la misma mujer estaba a su lado, muy cerca de él, ella los observó debatiendo entre entrar o no hacerlo, sin embargo miró como de pronto la mujer se echaba a sus brazos y tomaba sus labios en un beso apasionado, él, aunque sorprendido no la apartó, puso sus manos en su cintura y continuó con el beso.
Ella no fue capaz de continuar viendo. Dio la media vuelta tropezando con la secretaria.
_ ¿Se retira? - interrogó ella. _¿No hablará con él?
_ Está ocupado. - fue lo único que pudo decir. _lo veré en casa, no tiene importancia.
La secretaria la miró intrigada.
_ Por favor no le diga que estuve aquí.
_ No se lo diré. - la miró con cordialidad. Sabía que su jefe era casado pero no pensó que fuera tan hermosa y tan sencilla, siempre pensó que sería una mujer altiva y prepotente, después de todo era la esposa de ese hombre tan atractivo, tan imponente, tan fiero e implacable en los negocios.
No supo cómo fue capaz de llegar a su casa, las lágrimas corrían por sus mejillas, se sentía herida, sola y desvalida, sin pensarlo empezó a empacar unas cuantas cosas, tomó sus papeles y los guardó en su bolso, luego escribió una nota y salió del lugar.
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CENIZAS
RomanceMarcus es un hombre muy atractivo, la envidia de cualquier hombre, maneja con habilidad sus empresas, goza de prestigio, tiene fortuna y las mujeres lo acosan, pero a él solo lo mueve una cosa... Sonia se siente afortunada tiene un esposo maravillo...